Ya no existe ninguna duda: los primeros humanos salieron del África hace 150 mil años y se expandieron por el mundo. Y eran de piel negra. Todo comenzó más atrás, hace unos dos millones de años, cuando por un enorme cambio climático desaparecieron los bosques del este de África y obligó a los primeros homínidos a caminar en dos patas en busca de comida. Teorías recientes sostienen que el duro ejercicio en el fuerte calor de la sabana africana, habría hecho que prevalecieran cada vez más aquellos que tenían menos pelaje y enfriaban mejor su temperatura corporal.

Pero la falta de pelo trajo consigo otro problema: la exposición a los brutales rayos solares de la región. Y hace casi dos millones de años la selección natural favoreció la fabricación de melanina y el oscurecimiento de la piel como un escudo de defensa. Sobrevivían más los que tenían la piel más oscura. Mucho tiempo después, y  a medida que los homos sapiens se fueron extendiendo primero por Asia, luego por Europa y el resto del mundo, su piel comenzó a despigmentarse. Cuanto menos sol, el cuerpo produce menos melanina y así aparecieron las personas de piel blanca.

Todas las pruebas paleontológicas y genéticas demuestran que las llamadas “razas” no son más que variantes surgidas en el largo camino de las migraciones que salieron de África. El más completo de estos estudios es el  Proyecto Genográfico que, en base a cientos de miles de muestras de ADN de todas las poblaciones del mundo, ha trazado el mapa de las migraciones humanas a lo largo de la prehistoria.

Los primeros migrantes

Hoy se sabe que hace 150 mil años partieron desde África rumbo al sur de Asia, cruzaron por la Península Arábiga para luego continuar por la costa hacia Oceanía. Primero ocuparon Indonesia y Australia habría sido poblada hace unos 50 mil años después de una larga travesía.

Yendo hacia el oeste un pequeño grupo llegó a Europa hace apenas unos 35 mil años cruzando Oriente Medio y atravesando el estrecho del Bósforo, hoy Turquía. La colonización de América comenzó gracias a que los pueblos asiáticos ya se habían extendido hasta la fría Siberia, persiguiendo animales de cacería.

Hace unos 30 mil años una glaciación había disminuido el nivel de las aguas de los mares, formando un puente natural entre Asia y América. Por allí, varios grupos provenientes de Asia llegaron a América del Norte y a lo largo de un millar de generaciones lograron dispersarse por el continente, alcanzando el extremo sur en el año 8 mil a.C.

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