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Cambiando de sexo según la necesidad

Cambiando de sexo según la necesidad
23 de noviembre de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

Un pez payaso es el protagonista de una de las películas infantiles más aclamadas de los últimos años. Pero él guarda un secreto sorprendente: tiene la capacidad de cambiar de sexo.

Y no es el único: también pueden hacerlo el pez loro y las ostras y almejas. Se los llama hermafroditas secuenciales porque nacen de un sexo determinado, pero dependiendo de la necesidad de su especie lo pueden cambiar.

Los peces payasos viven en sociedades matriarcales, aunque cada uno tiene ambos sexos. Sin embargo, únicamente el más grande y dominante se convierte en hembra y evita que nazcan otras hembras. Y solo el segundo pez en tamaño actúa como macho para la reproducción, al tiempo que controla que ningún otro macho pueda reproducirse.   

Pero si sucede que la hembra dominante muere, el macho cambia de sexo y toma el mando del grupo, mientras que el tercero de la jerarquía asumirá el papel de macho reproductor. Esta es una estrategia muy particular que a lo largo de la evolución le ha permitido a esta especie reproducirse exitosamente. Así es que en la película ‘Buscando a Nemo’, cuando la madre de Nemo muere, el papá debería haberse convertido en la hembra dominante.

En cambio, en los muy llamativos peces loro las cosas suceden al revés: pasan de hembras a machos. Todos nacen con ambos órganos sexuales, pero en su fase juvenil se define su sexo. Si nacieron machos, nunca serán machos dominantes, pero algunas de las hembras más grandes se podrán transformar en supermachos si estos han comenzado a escasear. El cambio es tan grande que incluso sus colores se vuelven más brillantes y llamativos para atraer a las hembras.

El sexo en otros animales marinos no deja de sorprender. Entre las almejas y ostras el hermafroditismo es muy frecuente, y en algunas especies se da el curioso fenómeno de la sexualidad consecutiva; un mismo individuo funciona como macho en una temporada y como hembra en otra. Muchos bivalvos alcanzan la madurez en su primer año de vida como machos y conforme envejecen cambian de sexo y se convierten en hembras. Las ostras planas del género Ostrea y Tiostrea tienen sexualidad alterna: de hembras a machos y viceversa  al final de cada ciclo reproductor. Y la llamada ostra europea tiene el récord: puede pasar por dos o tres inversiones de sexo en cada ciclo de desove.

Y mientras unos cambian de sexo, otros solo invierten los roles. Entre los caballitos de mar, el papá hace de mamá. Son los machos los que reciben los huevos y los llevan en su vientre hasta que nacen las nuevas crías para así protegerlas. Y al ser más grandes, los machos pueden parir hasta 400 crías.

A todas estas especies el cambio de sexo les da una ventaja evolutiva, pues con este mecanismo logran mantener estable la población y las características físicas que son aptas para la supervivencia.

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