Hay una vieja teoría llamada naturalista, que parte de la presunción de que lo humano es finalmente natural, es decir, que muchas de sus actuaciones se dan por naturaleza. De ahí aparecen algunas características “naturales” (y para que no queden dudas hasta se dice “connaturales”) como aquella de que el ser humano es social por naturaleza, que la mujer es tierna por naturaleza, que la madre es abnegada por naturaleza. Como se podrá ver, hay una suerte de providencialismo y determinismo en esas aseveraciones.

La teoría contraria es la humanista, que sostiene que el ser de una persona no responde a designios ni trascendentalismos, sino a decisiones personales dentro de contextos determinados. En este caso, la calidad de sociable o la ternura y la abnegación no son designios divinos, sino decisiones de cada quien en un contexto dado. De hecho, no todas las personas son sociables, ni todas las mujeres son tiernas, ni todas las madres son abnegadas…

Dentro de esta corriente naturalista se enmarca también la visión sobre las clases sociales. Es natural que unos sean pobres y otros ricos. Y es natural también que los ricos sean los blancos, los mestizos los de la clase media y los pobres los indígenas y los afrodescendientes. ¿Acaso no nos parece antinatural ver, en una película, por ejemplo, a un mendigo de piel blanca y ojos azules?

Una visión naturalista lleva a aceptar que todo es como debe ser, por lo que no se lo puede cambiar. Es, por lo tanto, como dice Foucault, una estrategia del poder para subordinar, para someter.

Ahora bien, el diario público El Telégrafo, en su sección Fanático (27/II/12), publica una noticia titulada La hinchada del “Ponchito” se hizo presente en el Bellavista. Esta es una “nota de color” (no es la noticia pura y dura) referida al primer partido de fútbol entre el Mushuc Runa, de Ambato (recién ascendido a la serie B), y el Imbabura, de Ibarra.

El Mushuc Runa es un equipo que representa a la cooperativa de ahorro y crédito del mismo nombre, que fue creada en 1997 por 38 jóvenes indígenas y que hoy tiene sucursales en seis provincias del país y se ha constituido en “un referente del cooperativismo a nivel nacional e internacional”. Todos sus directivos son indígenas y su objetivo es “mejorar la calidad de vida de sus socios”. Para diversificar sus actividades, mantienen equipos de fútbol en diversas categorías y hoy ascendieron a la serie B con el equipo principal.

En esta nota, antes de empezar a relatar el partido, el reportero prefirió tomar como protagonista a la barra del “Ponchito”, como se conoce a los seguidores del equipo indígena, que visten atuendos propios de su etnia y avivan a su equipo al son de tambores y cánticos. Un tema que se presta muy bien para una nota de esta naturaleza.

En el segundo párrafo dice textualmente: “El sábado, a las afueras del estadio Bellavista de Ambato, se hizo típico mirar a los aficionados del Mushuc Runa llegar en sus vehículos último modelo todoterreno. El presidente del plantel arribó en su Toyota 4Runner híbrido; su contador, Segundo Pilamunga, en un Lexus LX 4x4. Por ahí también apareció uno que otro hincha en su Hyundai Tucson o en una Ford Expedition”.

En este párrafo, la relación inequívoca es barra-indígenas-autos último modelo. Es lo único que vio el reportero. Una de las definiciones de noticia dice que esta es todo aquello que transgrede lo normal. Por eso, todavía se dice que noticia no es cuando el perro muerde al hombre, sino cuando el hombre muerde al perro. Lo primero es natural, por eso no es noticia, mientras que lo segundo sí, pues transgrede lo normal, lo “natural”. El sensacionalismo en su esencia más pura.

En el imaginario social colonialista, lo natural es (ha sido) que el indígena sea pobre, ande a pie y con alpargatas. La transgresión (lo antinatural) es que haya salido de la pobreza y, por lo tanto, que tenga un auto último modelo. Lo natural es que el rico ande en un Toyota 4Runner híbrido. Lo antinatural es que lo haga el runa, el indio. ¡Perfecto! ¡Ahí está, entonces, la noticia!: que un Pilamunga ande en un Lexus LX 4x4. ¡Si hasta el apellido no combina con el nombre del carrazo, pues!

¿No es evidente el tufo racista -inconsciente, estoy seguro, pero a la final da lo mismo- en esta “nota de color”? En el párrafo cuarto, la visión naturalista del reportero continúa: “A la mayoría de los aficionados con poncho también se los pudo observar chateando en sus celulares iPhone o BlackBerry. Los socios fundadores son, en su mayoría, ejecutivos de las diferentes agencias con las que cuenta la cooperativa Mushuc Runa en la sierra centro”. ¿Uno de poncho chateando en BlackBerry y en iPhone…? ¡Qué antinatural!
Pregunto: ¿al reportero de este medio -o de cualquier otro- se le habría ocurrido hacer una “nota de color” sobre un partido en el que juega la Liga o el Barcelona, y destaque que los directivos llegaron en un auto último modelo todoterreno? Imposible. Es que eso es “natural”. Y, por eso, no es noticioso.

Lo más grave de todo es que no se trata de un periódico amarillista, sensacionalista -donde tampoco se puede justificar estos desaguisados-. Es un medio público que debe caracterizarse por un enfoque  en derechos. El periodista es, ante todo, un orientador de la opinión pública. No un reproductor de visiones colonialistas, por más inintencionales que puedan ser.

Distinto habría sido si el reportero hacía una referencia, por breve que sea, al entorno de la cooperativa Mushuc Runa y cómo viene saliendo adelante y, en ese contexto, haga referencia a los autos y aparatos electrónicos que usan sus directivos. Pero en este texto, la falta de contexto fue un pretexto para colindar en los cenagosos terrenos del racismo. (JVC)