Sí, tiene razón el portal de Ciespal, Mediaciones. La nota que critica, publicada en nuestro diario el pasado 27 de febrero, tiene un tufo racista. No hay duda. Lo debemos reconocer y asumimos la crítica de la forma más humilde y responsable. No cabe duda de que los señalamientos tienen, desde el oficio del periodismo, un sentido claro y concreto sobre cómo debemos abordar temas sensibles como el de la participación política, deportiva, cultural, económica, social y hasta artística.

Con todo, desde el diario El Telégrafo sabemos que estamos en la mira de mucha gente, que cada error que podamos cometer o un desliz tendrá una resonancia más fuerte de la que ocurre cotidianamente en otros diarios del Ecuador.

Y lo aceptamos. Nosotros hemos rectificado, asumido los errores, publicamos semanalmente una columna denominada Erratas. Ahí colocamos nuestras disculpas frente a errores gramaticales, de redacción, sintaxis, pero también de enfoque. Aspiramos a construir un periodismo público. Nuestros periodistas no son servidores públicos, sino servidores del público, de nuestros lectores, que cada día son más.

Es cierto que destacar, sutilmente, el uso de celulares o vehículos por parte de los dirigentes del equipo de fútbol tungurahuense podría revelar racismo, que todos lo cargamos -de un modo u otro- en nuestras más amplias actividades.

Agradecemos la crítica y, a la vez, demandamos el mismo rigor para con otros medios, en otros aspectos. Por ejemplo: ¿por qué diario El Universo sigue publicando anuncios publicitarios de llantas con mujeres desnudas y negras? ¿Por qué el director de ese rotativo se atrevió a decir en una entrevista en El Comercio que a El Telégrafo no lo lee nadie y el periodista lo suscribió?

Lo que no vamos a aceptar es que se generalice, por una nota, que nuestro diario no tenga un enfoque de derechos. Si Ciespal y Mediaciones revisan nuestra sección Sociedad, por ejemplo, podrían verificar que las diversidades, los derechos de los seres humanos, en toda su pluralidad, tienen un espacio y se respeta, con absoluto profesionalismo, su condición.

Tampoco es bueno que para el análisis se tome una nota y de ahí se generalice una característica de nuestro trabajo. Al contrario, si algo identifica y genera más lectores es nuestro enfoque de respeto al derecho de las personas y en particular de las minorías étnicas, sexuales, de género, generacionales.
Somos un proyecto de diario público en construcción que diariamente ajusta sus tuercas en ese sentido.

Y como lo indicó la editora de nuestra sección Fanático, somos el único diario que ha “atendido” periodísticamente al equipo tungurahuense, como ningún otro. Si el analista de medios de Ciespal se hubiese preocupado de mirar el contexto habría tenido más elementos de juicio para criticar nuestro “tufo” racista, pero a la vez destacar que esa nota es producto de una atención diferente a un equipo dirigido por indígenas. Aprovechamos a la vez para insistir en que el prejuicio y la adjetivización a nuestro trabajo, desde Ciespal y otros analistas de medios, marcan su atención. Por suerte ahora no nos califican de diario oficialista, gobiernista y cosas por el estilo.

En otros análisis nos señalan hasta con el nombre de diario del Gobierno. Nunca nos han preguntado de dónde nos financiamos, quién hace el directorio del diario, quién define la agenda de noticias y mucho menos si en nuestras páginas hay exclusiva atención a la gestión gubernamental. Si para hacer análisis de medios necesitamos un enfoque y unas herramientas teóricas y metodológicas, también es cierto que hace falta algo fundamental: saber de periodismo, conocer las lógicas de este oficio.

Por eso, este diálogo público y transparente (que ojalá ocurriera en otros medios sobre las barbaridades que publican) nos nutre, alimenta y congratula para hacer cada día un mejor diario y colocarnos como un referente del periodismo ecuatoriano en todas sus secciones y propuestas.