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La “Biblia atómica” que enterró al líder de las FARC

La “Biblia atómica” que enterró al líder de las FARC
22 de mayo de 2011 - 00:00

La oposición mediática a Correa, que le ha hecho el juego a Uribe, se ha dado también en la prolífica difusión de los contenidos de las computadoras  supuestamente de Raúl Reyes. Mientras en Colombia voces críticas se levantaban contra un periodismo basado en el “unifuentismo”, hecho “con cabeza caliente, de nacionalismo exacerbado”, en el que “reprodujimos -dice María Teresa Ronderos- los contenidos del computador de Reyes sin chistar, como si fuera la Biblia, a pesar de que varios sospechamos que allí había revueltas verdad con mentiras”. En el Ecuador se defendía esta práctica con el argumento de que “dejar de informar -escribía Carlos Jijón refiriéndose a esos contenidos- por no contrariar lo que supone es la tesis del Ecuador, no es hacer periodismo. A mi juicio ni siquiera es patriótico”.

Desde luego, ese argumento solo es válido para textos que apuntalan el carácter opositor de los medios y no para aquellos que lo contravienen. ¿Por qué no  publicar, por  ejemplo, el artículo señalado de María Teresa Ronderos que hace una dura crítica al periodismo colombiano, especialmente al del diario El Tiempo, militante de un “nacionalismo mediático”? O ¿por qué no el artículo de Fernando Casado, con el título significativo de “Un mes terrible para la credibilidad del diario El País en América Latina”, que hace un recuento del periodismo “irresponsable” de El País de Madrid? Durante marzo -dice Casado-, en este diario “se generó una gran cantidad de noticias que buscaban relacionar a esta guerrilla con los gobiernos de Ecuador y Venezuela, lo que le ha costado a El País duras réplicas que han dejado en evidencia su parcialidad y poca credibilidad en la región”.

Sin duda, esa fue una verdadera “Biblia atómica” pues nadie puede explicarse cómo lograron sobrevivir las tres laptops y los discos duros “recuperados” por  Colombia, luego de  los severos bombardeos  en Angostura (con bombas sofisticadas y de altísimo poder, según especia- listas). El uso rocambolesco que Uribe ha dado a las computadoras  atribuidas  a Reyes ha incentivado el humor  popular colombiano. Ahora la gente se pregunta: “¿Ya saliste en el computador de Reyes? Si no saliste en este computador atómico no eres importante”.

En la tierra de Macondo no sería raro que mañana  el realismo mágico de esta fuente denuncie que allí hay pruebas de un triángulo amoroso entre Marulanda, Chávez y Osama Bin Laden. Y a propósito de manifestaciones macondianas, habría que preguntarse qué pasó con los contenidos de los computadores que fueron confiscados a los paramilitares recientemente extraditados a EE.UU., ¿no habrá allí más pruebas de los vínculos con los paramilitares de decenas de congresistas alinea- dos con Uribe?; hasta junio, más de 60 estaban siendo investigados y 33 de ellos ya habían sido encarcelados por ese delito.

En Macondo ya apareció un e-mail de la “Biblia atómica” que “demuestra” que Jean Pierre Gontard, emisario francés para las negociaciones con las FARC, es colaborador de estas y ha recibido dinero. Esta nueva “revelación” no llamaría la atención si no fuera por el hecho de que Gontard sería la fuente de Radio Suisse Romande (RSR), la que denunció al mundo que el rescate de Íngrid Betancourt y los demás rehenes no fue como lo contó el Gobierno colombiano sino que se debió al pago de 20 millones de dólares a los guerrilleros que los custodiaban y que fueron financiados por Estados Unidos.

En fin, como lo ha señalado el periodista colombiano Pedro Medellín: “Las filtraciones de esta información [la de los computado- res] en el exterior se han constituido en un medio con el que el Gobierno ha buscado forzar reacciones, cambiar escenarios, producir realinderamientos o movilizar apoyos, que con la política internacional no ha podido conseguir. Y en el país le está sirviendo para establecer vínculos judiciales de sus opositores, que ayuden a contener  el avance devastador de la parapolítica”.

No sorprende entonces que, según una encuesta realizada por el Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana de Bogotá, el 80% de los periodistas colombianos considere que “el gobierno de Uribe tiende a manipular la información”, el 34% denuncia que ha recibido amenazas de muerte y el 40% reconoce que se adapta a “los criterios de la empresa” para no perder su trabajo.

El informe de la Interpol

El 15 de mayo de 2008, luego de más de dos meses de zozobra sobre la autenticidad o no de las computadoras que Uribe ha atribuido a Reyes y que han  devenido en una  fuente fundamental, aunque espuria, para la información periodística aquí y en todas partes; la Interpol presentó el informe de sus peritos a través de su secretario general, Ronald Noble, en un acto montado por las autoridades colombianas en Bogotá, calificado de “show” por algunos sectores y evidentemente político y no técnico, como debió haber sido. Ese informe solo fue conocido por el gran público, como suele suceder, a través de las versiones de las agencias y los medios dominantes, versiones que siguieron la tónica de la estrategia informativa desarrollada hasta el momento; es decir, la orquestada por Uribe y que buscaba justificar todo lo actuado y continuar en la línea de demonización de Chávez y Correa.

Para empezar, vale destacar que, según el informe de la Interpol, las ocho pruebas instrumentales (laptops, llaves USB y discos duros externos) contienen  en total 609.6 gigabytes de datos en forma de documentos, imágenes y videos, equivalentes a 39,5 millones de páginas cuya lectura le llevaría a una persona unos mil años leer a razón de 100 páginas por día.

Parece que Raúl Reyes se dedicaba solo a escribir, por la enorme cantidad de material encontrado  en esos equipos. En cuanto a lo demás, es interesante revisar algunas consideraciones clave hechas por el informe, pero minimizadas o invisibilizadas por la prensa hegemónica. Un primer punto es que la Interpol denuncia -lo cual plantea las primeras dudas sobre la integridad de las computadoras- que las autoridades colombianas no cumplieron las normas de la llamada “cadena de custodia”. Esto es claro en la conclusión 2b:

“Entre el 1 de marzo de 2008, fecha en que las autoridades colombianas incautaron a las FARC las ocho pruebas instrumentales de carácter informático, y el 3 de marzo de 2008 a las 11:45 horas, momento en que dichas pruebas fueron entregadas al Grupo Investigativo de Delitos Informáticos de la Dirección de Investigación Criminal (Dijin) de Colombia, el acceso a los datos contenidos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas electrónicas por parte de los organismos encargados de la aplicación de la ley”.

Esto fue reconocido por las autoridades colombianas, según consta en la conclusión 3 del informe. Como consecuencia  del manejo antitécnico había “48.055 archivos cuyas marcas de tiempo indicaban que habían sido creados, abiertos, modificados o suprimidos”. Es decir que los tres ordenadores, los discos duros externos y las llaves USB se conectaron y manipularon después del ataque y antes de ser entregados a los investigadores en informática forense de la Policía Judicial colombiana.

El informe aclara desde el principio que los expertos que lo escribieron “provenían de fuera de la región y no hablaban español” (eran asiáticos) con el objeto de “eliminar la posibilidad de que se viesen influenciados por el contenido de los datos que estaban analizando”. Por tanto, no hace ninguna referencia al contenido de los archivos.

Otro punto importante es la confirmación de que miles de archivos tienen fecha falsa; por ejemplo, en uno de los discos duros (la prueba # 31) se comprobó que había “2.110 archivos cuyas fechas de creación oscilan entre el 20 de abril de 2009 y el 27 de agosto de 2009; 1.434 archivos cuyas fechas de última modificación varían entre el 5 de abril de 2009 y el 16 de octubre de 2010”.

Y algo muy importante. Sobre la procedencia de los computadores, el informe comienza aclarando que “la verificación realizada por Interpol de las ocho pruebas instrumentales citadas no implica la validación de la exactitud de los archivos de usuario que contienen, de la interpretación que cualquier país pueda hacer de dichos archivos ni de su origen”.

En suma, de este informe se concluye:

1. Hubo alteración de archivos por parte de las autoridades colombianas, entre el 1 y el 3 de marzo, pues se manipularon las pruebas sin respetar los procedimientos técnicos establecidos internacionalmente para estos casos;

2. miles de archivos tienen fechas falsas; y 3. el análisis no comprueba la autenticidad de las computadoras, su procedencia ni su contenido.

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