En abril de 2016, José Roberto Valenzuela Pinto aguardaba en la Embajada de Honduras en Quito, donde recibiría las funciones como jefe de la misión diplomática de ese país en Ecuador. Mientras esperaba, tomó un ejemplar de El Telégrafo, el primer diario ecuatoriano que leyó.

“Recuerdo que había una noticia sobre la Ley de Plusvalía”, contó Valenzuela en una visita a la planta de diario EL TELÉGRAFO en Guayaquil, donde se encuentra la imprenta más moderna del país.

“Lo que más me ha impresionado es la tecnología”, dijo Valenzuela y agregó que, al ser parte de la Generación X (nacidos entre 1965 y 1984), esperaba encontrar por ahí “un sistema de rodillos”.

La visita tuvo lugar la tarde del jueves 22 de febrero.

Durante el recorrido, se imprimía el suplemento cultural Cartón Piedra (que circula los viernes con EL TELÉGRAFO), un número justamente dedicado a temas de la tecnología y cómo esta afecta a la escritura.

Valenzuela, que cumple en Ecuador su primer periodo como jefe de misión, comentaba que la discusión sobre la tecnología y la lectura no es ajena en su casa, donde hay quien toma partido por los libros impresos y quienes prefieren el Kindle (libro electrónico).

Cuenta que los esfuerzos de la embajada de Honduras en Ecuador están encaminados hacia la agroindustria, un tema central para el país que alberga en su capital, Tegucigalpa, a la Universidad Zamorano, el centro de estudios agronómicos más grande de América Latina.

De acuerdo con el “catálogo de cooperación sur-sur”, explica Valenzuela, la Embajada colabora en estudios de suelos, como en Ambato y del ganado, como en Cotacachi.

Pero lo primero que mencionó cuando llegaba a las instalaciones es esta frase: “Ustedes tienen cacao, pónganle café al lado”.
“Ecuador consume un millón de quintales de café soluble al año. Produce 200.000 quintales de café robusto, el resto está importando”.

La ventaja, sostiene, es que la tierra acá es “tan buena” que las uvas para vino se cosechan dos veces al año “y eso no pasa en ninguna parte del mundo”.

La idea es que los agricultores diversifiquen sus ingresos con el café, un producto que puede coexistir en la misma finca con el cacao, lo que ayudaría a “compensar los costos del cultivo del café” y sirve para “evitar poner todos los huevos en la misma canasta”, concluye Valenzuela. (I)