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El poder de la ciudadanía que la prensa no percibe

El poder de la ciudadanía que la prensa no percibe
08 de mayo de 2011 - 00:00

Las cifras son significativas y demandan su precisión si alguna buena “pesquisa” periodística las revela: cerca de mil debates se produjeron en el Ecuador a propósito de los temas de la consulta y referéndum. Sólo en universidades y centros académicos, según una nota de El Telégrafo, hubo 800 foros con presencia significativa de estudiantes y público en general, con la participación de juristas, especialistas, políticos, activistas y autoridades de distinta índole.

A estos datos se añaden los incontables “debates” de los ciudadanos en las redes sociales (con fuerza e intensidad en Facebook y Twitter), donde la discusión ideológica adquirió ribetes de confrontación. De hecho en este escenario (garantizado por el acceso masivo a la Internet) la discusión se produce en tiempo real, al instante y sin mediación posible, anulados muchos filtros y con la infinitud que la tecnología y la creatividad de los participantes impone.

Y como las cifras son un indicio y también una evidencia, en la práctica ellas nos revelan otra realidad: los medios tradicionales de prensa no estuvieron sintonizados con ese “mundo”. Incluso, algunos evitaron generar espacios para la participación ciudadana y redujeron el “debate” a la reiterada invitación de los actores políticos, algunos de los cuales hasta fueron recibidos hasta en tres ocasiones en el mismo canal, como ocurrió con el ex presidente Osvaldo Hurtado, en Teleamazonas y Ecuavisa. Lo mismo se podría decir que hicieron los canales públicos e incautados con el presidente Rafael Correa, con la diferencia de que él fue el proponente de los temas de la consulta y calificado como actor político por el CNE.

Aunque no alcanzan a igualar a lo que ocurre en las redes sociales, Ecuador TV hizo un enorme esfuerzo por incluir a los ciudadanos en el debate, a través de sus programas de opinión, con la presencia de jóvenes y ciudadanos con los protagonistas de los temas de la consulta. Quizá ahí el formato todavía no alcanza a intensificar la participación y tampoco a incluir la actividad ciudadana en las redes sociales. Eso queda como una lección para el canal público.

Lo cierto es que la ciudadanía ya no cuenta con la prensa tradicional para forjar sus espacios y proponer sus ideas. Como dice el especialista español, Manuel Castells, autor del afamado libro Comunicación y Poder: “Participando en la producción cultural de los medios de comunicación de masas y desarrollando redes independientes de comunicación horizontal, los ciudadanos de la Era de la Información son capaces de inventar nuevos programas para sus vidas con los materiales de sus sufrimientos, miedos, sueños y esperanzas”.

Las preguntas de la sociedad de cara al futuro son muchas

Por esta línea de reflexión hay que pensar qué ocurrió en el mundo mediático ecuatoriano en esta campaña política y cómo miran los ciudadanos y analistas el rol de los medios. Y en eso hay varias preguntas que pueden aportar un debate de mayor extensión y profundidad luego de que se conozcan en su totalidad los resultados oficiales de la consulta:

¿Dónde está el espacio público?
¿Dónde se delibera?
¿Cómo procesan los actores políticos y sociales el debate y lo incorporan en sus agendas?
¿Pasamos, como el propio Castells lo plantea, de la esfera institucional a comunicativa para ejercer ciudadanía y el mismo proselitismo político?

Asimismo, ¿dónde quedó el rol de los movimientos sociales? ¿Son ellos ahora verdaderos intermediarios entre el poder y la ciudadanía, factores de movilización de las ideas y de las propuestas? Si en esos movimientos sociales contamos a las organizaciones indígenas, ecologistas, feministas, entre otras, ¿apostaron por el debate y la reflexión o se adscribieron a un sector político de la contienda?

Sobre la primera pregunta, hay una respuesta posible y temprana: el espacio público se trasladó a la red y ahí se han generado expresiones de poder ciudadano que el político y social no han podido “controlar”, incidir y movilizar a su favor. De hecho podríamos afirmar que en ese espacio no sabemos quién tiene el poder, salvo la misma dinámica que imponen los “twitteros”, “facebookseros”, blogueros, etc. Podríamos aventurar que la dominación pasó a un poder múltiple, diverso, intenso, prolífico, infinito y sin posibilidades de sometimiento a nadie.

Pero también hay que señalar una advertencia a esa frenética presencia mediática: el pensamiento y sentimiento crítico está en auge, a favor y en contra de cualquiera de los “bandos” y necesita un procesamiento político de los actores y autoridades con responsabilidades públicas.

Admito que se ha llegado a la intensificación de los relatos y los significados en las redes sociales que los medios tradicionales de prensa han perdido sentido y legitimidad para esa “globosfera” en tiempo y contenidos. En esos “terrenos comunales” (como califica Castells a las redes sociales) no será tan fácil ni cómodo incidir desde todo tipo de poder, pero al mismo tiempo se va construyendo otro poder con el que se conectan las nuevas visiones y proyectos ideológicos que han calado en las conciencias ciudadanas y, en algunos casos, como en Ecuador, han llegado a dirigir el gobierno, alcaldías, prefecturas y juntas parroquiales.

Quizá tenga sentido pensar que esa autociudadanía, individual y menos colectiva, que se expresa por todos los medios a su alcance, menos por la prensa tradicional, va reconfigurando y resignificando la misma política. Ante lo cual la prensa no ha captado su nuevo rol en esta otra era para renovarse.

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