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El Telégrafo
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“El lector no irá al periódico para descubrir una noticia”

“El lector no irá al periódico para descubrir una noticia”
22 de enero de 2014 - 00:00

El veterano profesor de periodismo George Brock, académico de la City University de Londres, y experiodista y corresponsal del The Observer y The Times, considera que el periodismo atraviesa uno de los períodos más turbulentos de su historia.

En su obra Out of Print: Newspapers, Journalism and the Business of News in the Digital Age (Fuera de publicación: Periódicos, periodismo y el negocio de las noticias en la era digital), explora los apuros que experimenta el periodismo actual, desde el avance de la Internet y la era digital, pasando por la falta de auspiciantes, nuevos intereses de lectores, la llegada del blog y las redes sociales, haciendo una radiografía ácida sobre los retos actuales y las soluciones posibles.

En su libro Brock sostiene que los cambios que atraviesa el periodismo “deben ser temas de preocupación para las sociedades democráticas”, ya que “es la integridad, independencia y poder de distribución del periodismo esenciales para la formación ciudadana”. En una entrevista con EL TELÉGRAFO, él amplió detalles de su libro.

Usted menciona en su libro el concepto de adaptación, no solo en la historia del periodismo, sino como factor de prioridad para la supervivencia del periodismo. ¿Cree que el único modo que tiene el periodismo de sobrevivir es adaptándose a los nuevos desafíos tecnológicos y digitales, y cuánto más rápido mejor?

Seamos cuidadosos a la hora de usar la palabra adaptarse, porque el periodismo, hasta cierto punto, es un producto de lo que llamaría el sentido de misión o pasión, que no solo existe en función de las audiencias. La gente no elige el periodismo para maximizar sus ganancias, o el número de lectores o de televidentes. Es una tensión. El periodismo depende de esa tensión de querer maximizar el número de personas que reciben tu mensaje y la necesidad de que ese mensaje llegue a su destino. En términos de adaptarse a los avances tecnológicos y los retos que esto acarreará sí creo que hay que adaptarse. Esto ocurre porque atravesamos uno de esos momentos de cambio, que no van a destruir al sector periodístico. Pero el periodismo en papel sí va a convertirse en un medio menos importante para que la gente descubra la noticia. Ciertamente tendrán que adaptarse a esa nueva realidad. En ello, los periódicos han sido lentos en notar la importancia y la amplitud del cambio a los cuales deben adaptarse.

Usted menciona en su libro que hay lectores que siguen leyendo las noticias a través del periódico impreso o de la revista, pero también afirma que este sector del periodismo se verá reducido hasta en un 45% para los próximos diez años ¿Cómo será la nueva plataforma periodística?

Lamento darle una respuesta decepcionante, pero no creo que haya una solución única para esto. A finales del siglo XX, contábamos con un sistema de periodismo relativamente simple. Contábamos con el dinero de auspiciantes, que pagaban principalmente por televisión terrestre y la prensa en papel. La situación era algo estable, con ingresos estables. Previamente a eso, el sistema era mucho más anárquico, desorganizado e improvisado. Estoy convencido de que el sistema al que volveremos es al que llamo ‘de normalidad’ periodística, en el que no habrá un patrón de soluciones fijas para cada uno de los problemas. Habrá distintos tipos de ingresos para distintos tipos de medios de noticias, cambiará la forma en que estas noticias circulen -en su mayoría a través de medios digitales-, y habrá distintos patrones en los que los negocios ganan su dinero. Pero el aspecto clave no es tanto el modelo de negocios dentro de una empresa periodística -que de todos modos es importante para que un medio de prensa pueda operar-, sino el enfoque periodístico de cada medio, qué tipo de periodismo están haciendo. En otras palabras, algunos medios, en particular los de gran envergadura, operan porque existen. Y muchos han perdido el rumbo acerca de qué es lo que sus clientes o lectores consideran válido. El experimento realmente más interesante es el que han iniciado aquellos que logran buscar un contacto directo con el público, preguntándose qué pueden dar al potencial lector, televidente o usuario que estos últimos valorarán. Las noticias que ningún otro medio podrá darles. Y una vez que los medios comienzan a hacerse esas preguntas es que llegan las soluciones interesantes.

Usted es pesimista con que sobreviva cierto sector de la prensa en papel, pero no así del periodismo en general. ¿No cree que el fin de la prensa en papel podría llevar a un cambio de la definición del periodismo como lo entendemos ahora?

Creo que están cambiando las formas del periodismo. Cierto tipo de periodismo va a desaparecer, especialmente aquellos medios que publican notas de entre 600 y 1.000 palabras explicando sucesos que ocurrieron el día previo, y que buscan ser leídos en la mañana del día siguiente. Habrá muchos menos medios de ese tipo, porque no hay dudas de que el mercado, que la demanda para este periodismo, es muy inferior en los últimos tiempos, principalmente debido al avance de Internet y la era digital. Pero hay otros tipos de periodismo que siguen vigentes. Sigue habiendo lectores que prefieren notas explicativas extensas, que tal vez las lean en tablets en lugar de la versión en papel, pero siguen necesitando de ese tipo de noticias. Esto se debe a que las palabras logran explicar acontecimientos de formas que ni el sonido ni las imágenes pueden hacerlo. El problema, como siempre pasa, es más bien de negocios y cómo financiarlos. Resumiendo, el periodismo está cambiando de forma, su práctica está siendo alterada. Pero no creo que su propósito y valores cambien. Lo que llamamos periodismo de noticias es una invención de finales del siglo XIX. Pero antes de eso, el periodismo consistía casi por completo en artículos de opinión pura. La noción de que el periodismo es reportar la noticia es algo moderno; en el pasado los periódicos se creaban con otros objetivos, principalmente para insultar a los opositores políticos.

En Out of Print argumenta que el caso de WikiLeaks de Julian Assange, que puede funcionar a nivel masivo porque cuenta con medios de prensa internacionales que “traducen” y “mastican” la información dura, es un ejemplo de por qué el periodismo vivirá. ¿Cree que esto es paradigmático del periodismo del futuro, como mediador entre ambos actores?

Eso es precisamente lo que quiero decir en mi libro. Es un ejemplo de aquellos periodistas que se enfocan de forma muy rigurosa en su tarea, aplicando todo el valor del periodismo de investigación. Mediar información muy compleja y densa, de manera que los lectores puedan considerarla útil, accesible y digerible, es uno de los servicios que el periodismo puede dar. Involuntariamente, según me parece, Assange y el equipo que estaba originalmente detrás de WikiLeaks, demuestran uno de los valores del periodismo, y una de las razones por las que creo que el periodismo seguirá vivo.

Gran Bretaña tiene un servicio público de noticias que es la BBC, que emplea a más de 23.000 periodistas y técnicos, y que es considerado como un baluarte en materia de estándares, recursos y calidad de periodismo. ¿Cree que esta estructura podría ser un modelo para los desafíos del sector en el siglo XXII?

La revolución digital ha presentado de alguna manera ciertos riesgos para la BBC. Pero en términos generales ha sido bueno para ella, porque la emisora logró ser exitosa a la hora de convencer a la gente acerca de que su valor y costo para el erario británico depende de que pueda protegerse de los desafíos moviéndose a nuevas áreas, y de forma muy potente, como ha sido el caso del periodismo digital.

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