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El Telégrafo
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Una apuesta por el cambio de época definitivo

Una apuesta por el cambio de época definitivo
24 de junio de 2013 - 00:00

La plata del Potosí en las arcas reales o en las bolsas de los comerciantes europeos; las maderas preciosas de Cuba en los salones de San Lorenzo de El Escorial; las naves cargadas con los frutos de la economía plantacionista (azúcar, café, tabaco) del Caribe... Y aún continúan sangrando “las venas abiertas de América Latina”.

Sin citar directamente a Eduardo Galeano, la asesora de la Secretaría General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Mónica Bruckmann, revalida la tesis del escritor uruguayo sobre el destino del Nuevo Mundo.


Nuestra región ha sido exportadora de materias primas sin valor agregado desde hace más de 500 años, un proceso articulado a las necesidades de acumulación (de capital) de los centros más dinámicos de la economía mundial, sostiene la funcionaria en una entrevista.


Bruckmann -quien asistió en Caracas a la reciente Conferencia de la Unasur sobre Recursos Naturales para el Desarrollo Integral de la Región- señala que esta realidad histórica se confirma en el presente de este hemisferio.


“Hemos tenido en los últimos años un proceso de ‘reprimarización’ en las exportaciones, precisamente en un momento en el cual existen plenas condiciones para iniciar procesos locales, nacionales y regionales de industrialización”, indica Bruckmann.


Según la experta, la región cuenta en la actualidad con todos los elementos imprescindibles para avanzar en la senda del desarrollo industrial: reservas financieras, recursos humanos -gracias a los niveles educativos alcanzados- y, por supuesto, abundancia de recursos naturales. “Lo que hace falta es la elaboración de una estrategia común para llevar adelante políticas encaminadas a un desarrollo integral”, indicó.


Bruckmann está convencida de que toda política para la gestión de recursos naturales debe partir de la evaluación integral de los aspectos económicos, ambientales y sociales. En su opinión, el aprovechamiento de las riquezas estratégicas del continente (minerales, agua, biodiversidad) precisa un abordaje que permita el desarrollo armónico de los pueblos.


El Estado ecuatoriano otorgó 67,7 millones de dólares en créditos para educación superior entre enero y mayo del 2013.“Resulta necesario mejorar los términos de intercambio en el mercado mundial; pero, sobre todo, debe trabajarse para agregar valor a las materias primas”, expone Bruckmann, quien agrega que “es importante dirigir los recursos hacia el creciente mercado interno regional y no solamente hacia el exterior”.


Primero -explica-, porque EE.UU. tiene un altísimo grado de vulnerabilidad y dependencia de minerales metálicos estratégicos que en su mayoría se hallan en el subsuelo de América del Sur. Segundo, porque China ha emergido como un gran consumidor de recursos naturales y entra como nuevo jugador mundial sin esgrimir la lógica de la guerra.


De acuerdo con Bruckmann, la política china propone una dinámica de beneficios compartidos y está sustentada en los principios de no intervención y coexistencia pacífica, consagrados en 1955 durante la Conferencia del Movimiento de Países No Alineados celebrada en Bandung, Indonesia.


Por otra parte, la investigadora asegura que resulta imprescindible articular una actitud que contribuya a la sustentabilidad y la reducción al menor nivel posible del impacto ambiental que generan las actividades extractivas. “Tenemos que encontrar mecanismos para la reversión de esos procesos y para minimizar las consecuencias de la actividad minera actual”, subrayó.


Sin embargo, la analista asevera que “una visión de la naturaleza como algo intocable, para no afectarla, inviabiliza cualquier proyecto de transformación social y económica en la región”, pues -apunta- tal postura retiraría toda posibilidad de financiamiento. Reconoce que la lógica extractivista actual “no tiene sentido, es irracional y está llevando al agotamiento de la propia base material del mundo”. Pero aun así no se declara partidaria de expedir “el certificado de muerte de toda actividad extractiva”.


“Creo que debemos encontrar una nueva perspectiva: la confluencia entre el aprovechamiento de esos recursos -ya no para articularse a los intereses extrarregionales, sino a los propios del área-, su preservación y la salvaguarda histórica de la espiritualidad y la memoria de los pueblos”, plantea Bruckmann.


Bruckmann está convencida de que toda política para la gestión de recursos naturales debe partir de la evaluación integral de los aspectos económicos, ambientales y sociales.En tal sentido, recuerda que las grandes reservas de minerales fósiles y no fósiles, agua y biodiversidad, suelen estar habitadas por poblaciones que sufren el impacto de la lógica irracional de extracción acumulativa. De ahí que Bruckmann insista en la centralidad de una gestión social del patrimonio natural a partir de un avance en los procesos de democratización en el área.


Por otra parte, la especialista advierte que cualquier proyecto soberano en una región que históricamente ha estado al servicio de las economías centrales y de los países hegemónicos se traduciría en una confrontación.


“Al mismo tiempo, creo que los pueblos del mundo, y sobre todo los del Sur, están cada ocasión más conscientes de que es necesario preservar la paz. La política de guerra que está en la base de la lógica de apropiación de recursos estratégicos es cada vez más denunciada a nivel mundial”, argumentó Bruckmann.


El desafío -reitera- consiste en generar una agenda de estudio y debate para la creación de políticas y estrategias que permitan avanzar hacia un desarrollo integral. La meta, qué duda cabe, sería un cambio definitivo de época para el Nuevo Mundo. (PL)

 

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