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Un nuevo país sobre la base de bienes inagotables

Ecuador fijó una nueva hoja de ruta sobre la forma de cómo se debería producir y
consumir bienes y servicios, locales y extranjeros, suntuarios o de primera necesidad para la reproducción de la vida.

Tanto en la Constitución de 2008, como en el Plan Plurinacional e Intercultural
para el Buen Vivir, se habla del “cambio de la matriz productiva”, una propuesta
que apunta, precisamente, a inaugurar en el país la nueva modalidad de producir y
consumir.

El tema es parte fundamental de la agenda del Gobierno del Presidente Correa
para el período 2013-2017. Para el secretario de Planificación, Fander
Falconí, producir de manera diferente significa dejar de depender de los productos primarios no renovables como son el petróleo, el gas o los minerales que terminan
agotándose con el pasar del tiempo. Es decir, que “salir de esa trampa en la
que cae el individuo egoísta que solo piensa en la satisfacción de sus necesidades,
en un mundo sin límites”.

También, el cambio de la matriz productiva dará impulso a una nueva estrategia
en la que los otros recursos naturales como el agua y los bosques juegan un papel
preponderante para alcanzar el buen vivir, al margen de lo que puedan rendir el petróleo o la minería.

Así, se romperá el modelo histórico de desarrollo del país que se ha basado en la explotación desenfrenada de esos recursos. El ministro Coordinador de
la Producción, Empleo y Competitividad, Santiago León, va más allá y sostiene que la matriz es la alternativa para generar una mayor competitividad sistémica, que significa crear un buen ambiente para el sector empresarial para que su confianza e inversión aumenten y se mantengan a largo plazo.

En esa perspectiva, en agosto de 2008 el Gobierno liberó a los industriales, en
la factura eléctrica, del pago del 10% de impuesto para el Fondo de Electrificación Rural (Ferum), que financiaba la ampliación del servicio en los sectores rural y urbano marginales. Dicha competitividad se complementa con la creación de más de 3.000 partidas arancelarias de bienes y servicios que ingresan al país con arancel cero.

Los bienes que nunca se agotan

Pero uno de los pilares fundamentales de la matriz productiva es reemplazar los bienes perecederos (petróleo, gas y minerales) por otros que tienen carácter infinito y que el secretario de Planificación lo conceptúa como el “cambio en la matriz mental”. Son bienes inagotables, como la creatividad, la innovación, la generación de pensamiento y la cultura.

En concreto, el funcionario habla de las revoluciones cultural y educativa que deben
producirse en el país. “Nos urge enfatizar –señaló- en las capacidades
y potencialidades de las personas, en su formación integral, en el desarrollo de su sensibilidad, valores, conocimientos e inteligencia, para convertirnos en mejores seres humanos, con una más alta calidad de vida”.

El Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013 destaca ese aspecto como
esencial para un nuevo Ecuador, debido a que persisten barreras y desigualdades inaceptables en la eficacia de los servicios, en el consumo de bienes y en la práctica de valores esenciales, que permitan sobrellevar la vida en condiciones adecuadas,
especialmente, por parte de los sectores rurales, urbano-periféricos, indígenas
y afroecuatorianos.

Al respecto, el ministro León aseveró que la preocupación del Gobierno es priorizar
al ser humano por encima del capital. De hecho, ya se han generado algunos
cambios significativos en la economía, que aseguran el bienestar de las familias
ecuatorianas. Por ejemplo, el desempleo en 2012 fue del 4,6%, una de las tasas más bajas de la historia del Ecuador.

Asimismo, se redujo en siete puntos la pobreza, en más de 10 puntos la pobreza
extrema, y la afiliación de los trabajadores al seguro social alcanzó el 60%.

Para finales de 2013, la canasta básica familiar estará cubierta en el 103%, frente
al 60% de 2006. También las empresas no pueden declarar utilidades sin antes
haber cancelado a sus trabajadores el salario digno que fluctúa entre 390 y 400
dólares mensuales. León anunció que se continuará trabajando
para lograr un desarrollo sostenible para el país, con “empresarios éticos,
responsables con su personal, el medio ambiente y trabajadores que alcancen el
bienestar y el buen vivir” Sin embargo, el plan señala que el mejoramiento
de la calidad de vida es un proceso multidimensional y complejo,
determinado por aspectos decisivos que se vinculan con la calidad ambiental, los
derechos a la salud, educación, alimentación, vivienda, ocio, recreación y deporte.

De igual manera, con la participación social y política, trabajo, seguridad social,
relaciones personales y familiares.

La propuesta del Buen Vivir sostiene que las condiciones de los entornos en los
que se desarrolla el trabajo, la convivencia, el estudio y el descanso, y la calidad de los servicios e instituciones públicas, inciden directamente en la condición de vida, entendida como “la justa y equitativa redistribución de la riqueza social”.

Cuatro ejes fundamentales

El cambio de la matriz productiva se centra en cuatro ejes: diversificación de
la producción, es decir, hacer nuevas industrias y generar nuevos tipos de negocios.

En este sentido, el Estado lanzó un vigoroso programa de incentivos de alrededor
de 300 millones de dólares, con el objetivo de desarrollar las nuevas ramas
productivas, entre las que figura la reforestación comercial.

El segundo se refiere al valor agregado, a la necesidad que tiene el país de aprovechar la materia prima de excelente calidad que se produce y exportarla como bienes procesados. Un claro ejemplo, es el reemplazo de la exportación de cacao fino de aroma por chocolates elaborados, donde Ecuador está incursionando con éxito a escala internacional, al obtener premios en competencias con otros países.

La tercera bisectriz tiene que ver con la sustitución selectiva de importaciones para remplazar los productos que se importan, con la provisión local. Por ejemplo, sembrar café con semillas mejoradas, o fabricar enseres de limpieza.

El último eje tiende a mejorar la oferta exportable para lograr una mayor productividad, mediante la implementación de tecnología, eficiencia, rapidez y el
cumplimiento de los estándares de producción, con efectos positivos en el sector
rural.

La redistribución de la riqueza

Durante décadas, los ecuatorianos han sido excluidos de los procesos de distribución de la riqueza y del poder, sin que el Estado fuera capaz de garantizarles el ejercicio de sus derechos.

El Plan Nacional del Buen Vivir explica que en la misma Revolución Liberal siguieron vigentes las arraigadas tradiciones y prácticas culturales que explican la persistencia de los comportamientos clasistas, excluyentes, racistas y discriminatorios que aún se observan en la vida cotidiana de la población ecuatoriana.

El nuevo pacto de convivencia que propone el Gobierno es un esfuerzo por hacer realidad un efectivo régimen constitucional de derecho y justicia. Esto romperá el esquema de acumulación de riqueza que sostiene el mercado capitalista.

Se indicó que un sistema así no considera las diversas formas de producción
y propiedad, donde los principios de justicia, solidaridad, reciprocidad, cooperación
y soberanía son clave para que el Estado aplique una política social de
carácter universal y democratizadora.

En el Plan del Buen Vivir, una primera arista de la oferta gubernamental, es reducir las brechas a través de procesos de (re)distribución de los beneficios del
desarrollo.

Los modelos que precedieron

La llegada del petróleo en la década de los setenta, no fue más que una forma de reprimarización, que volvió aun más extractivista la economía ecuatoriana.

Salvo ciertas etapas de la historia republicana, cuando se intentó construir una industria nacional, la riqueza se quedó en el Estado “que no sembró petróleo ni
redistribuyó sus beneficios, salvo entre aquellos grupos –generalmente empresariales y terratenientes– que lograron exportar bienes agrícolas”, destaca el Plan del Buen Vivir.

Por otro lado, manifiesta que la liberalización de la economía y la dolarización
profundizaron la concentración de la riqueza en un grupo que vio en la demanda
de bienes industrializados un nicho de mercado que podía ser explotado: los
importadores, que siempre fueron los beneficiarios de esta estrategia.

Ambos grupos, con vínculos muy cercanos a los favores del Estado y de la
banca, cerraron el círculo vicioso de la acumulación y distribución excluyente
de la riqueza nacional.

En la figura 1, se pueden ver los modelos de acumulación aplicados por cinco
gobiernos: García Moreno, con un Estado clerical gamonal, aplicó el sistema de hacienda y plantación cacaotera, que convirtió a la “pepa de oro” en un producto primario exportador.

Lo mismo sucedió en el Estado laico liberador de Eloy Alfaro. Por su parte, Isiro
Ayora intentó construir un Estado regulador, con el primer intento de industrialización de los productos.

Entre tanto, Guillermo Rodríguez Lara sustentó su modelo de industrialización
por sustitución de importaciones y el nacionalismo del petróleo, en un Estado Nacional Centralista.

La actual administración, con un Estado nacional y plurinacional, aplica un
desarrollo endógeno con vinculación estratégica al sistema mundo para satisfacer
las necesidades básicas de la población ecuatoriana.

Del mismo modo, se han establecido fases, cada una con sus respectivas estrategia
que debe seguir el país para satisfacer las necesidades básicas de la población.

La primera fase es de transición en términos de acumulación, en el sentido de dependencia de los bienes primarios para sostener la economía. Esto se hará efectivo mediante la sustitución selectiva de importaciones, el impulso al sector turístico y de inversión pública que fomente la productividad sistémica.

Ahí se sentarán las bases para construir la industria nacional y producir cambios sustanciales en la matriz energética.

La segunda, apuntala la estrategia de generación de riqueza a través del eco-turismo comunitario y se busca que, desde el propio proceso productivo, se distribuya el excedente a través del reforzamiento de la economía popular, social y solidaria. La tercera consolida una estrategia de diversificación y sustitución de exportaciones.

La inversión en ciencia y tecnología deberá impulsar la innovación productiva en aspectos relacionados con la industria. En la cuarta etapa se produce el despegue de los bio-servicios y su aplicación tecnológica. Es decir, se dará prioridad a la protección a sectores generadores e intensivos en trabajo y empleo, así como a aquellos asociados a iniciativas provenientes de la economía social y solidaria y al
ejercicio de la soberanía alimentaria.

 

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