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Paradojas que plantea la inversión

Paradojas que plantea la inversión
24 de marzo de 2014 - 00:00

El buen desempeño de la economía, la estabilidad política y económica, el crecimiento de la clase media, el aumento del consumo, la reducción de la pobreza y la desigualdad, los avances en infraestructura y servicios han configurado un panorama atractivo para la inversión privada. A ello se suma la estrategia del cambio de la matriz productiva que requiere del capital privado, nacional y extranjero, para concretarse. Analistas consultados señalan que esas condiciones abren nuevos escenarios en los que el Gobierno aparece como “más pragmático” ante la necesidad de concretar la transformación productiva, pero, por otro lado, esa situación plantea paradojas respecto a lo que podría significar la inversión, sobre todo extranjera, para un modelo de desarrollo como el ecuatoriano en el que la soberanía y la fortaleza del Estado son fundamentales.

 

“Estamos en un punto de inflexión de las políticas públicas, o el gobierno continúa con su proyecto original de cambio o definitivamente entramos al modelo transnacional, en el que empresas trasnacionales se instalan en pequeñas economías que funcionan bien gracias al gasto público”, señaló Jaime Gallegos, doctor en Economía con especialidad en Economía Internacional y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

EN BREVE

Inversión pública. Para 2014, el Gobierno tiene previsto invertir una cifra equivalente al 15% delPIB.

Plan del Buen Vivir. El documento establece “requisitos de desempeño” para la inversión privada.Matriz productiva. Esa transformación requiere una activa participación del sector privado.

IED. En enero y febrero de 2014, el Ecuador recibió $106,5 millones, 87,5% más que en esos meses en 2013.


De hecho, en los últimos 7 años, la inversión pública ha sido uno de los motores fundamentales del crecimiento. En ese tiempo se han experimentado cambios sustanciales en el manejo de la inversión y de las finanzas públicas, que se expresan, por ejemplo, en privilegiar la inversión social sobre el pago de la deuda externa. El ministro Coordinador de la Política Económica, Patricio Rivera, ilustró esa relación: “En 2006 por cada dólar que iba a gasto social se destinaban $ 3 para el servicio de la deuda pública, hoy es exactamente al revés”.


Incluso, durante la crisis mundial, las políticas contracíclicas, que consistieron en incrementar los niveles de inversión pública, contribuyeron a reducir los posibles impactos de la crisis, permitieron que la economía nacional crezca y que se proteja el empleo y la producción nacional.


En el gobierno de Rafael Correa, en el período 2006-2012, la inversión pública se triplicó respecto al sexenio previo. Entre 2001 y 2006 se invirtieron $ 5 111 millones mientras que desde 2006 a 2012 esa cifra llegó a $ 18 358 millones con un crecimiento sostenido año a año, según datos publicados en el Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017.


La inversión pública ha tenido un efecto multiplicador y ha contribuido al crecimiento de los sectores industrial, primario y de servicios. En construcción y minería, por ejemplo, se registra la mayor influencia, pero todos los sectores han recibido mayor o menor contribución. (gráfico 1). La inversión en infraestructura, especialmente, potencia ventajas para la inversión privada.


Y si bien la inversión pública, una de las más altas que se registran en América Latina, seguirá siendo importante en este año —para 2014 representará el 15% del producto interno bruto (PIB) — también la inversión privada cobrará protagonismo, sobre todo porque una de las prioridades del Plan del Buen Vivir para el período 2013-2017 es transformar la matriz productiva y para ello, la inversión pública no basta.

El énfasis en el cambio de matriz productiva supone una alta inversión del sector privado. Así lo queremos y así está pensado el esquema ... Nosotros trazamos la cancha, ponemos las reglas’.

Pabel Muñoz, titular de Senplades

“El énfasis en el cambio de matriz productiva supone una alta inversión del sector privado. Así lo queremos y así está pensado el esquema. Lo que estamos planteando como estrategia es que nosotros trazamos la cancha, ponemos las reglas del juego, generamos los incentivos adecuados para que el sector privado pueda hacer sus inversiones”, indicó Pabel Muñoz, titular de la Secretaría Nacional de Planificación (Senplades).


El Plan del Buen Vivir establece claramente unos “requisitos de desempeño” para la inversión privada que son: sustitución de importaciones y encadenamientos productivos locales, empleo digno nacional y local, transferencia y desagregación tecnológica y reinversión de utilidades.


“El Ecuador no puede desarrollarse solo desde lo público, necesita un trabajo muy fuerte con el sector privado y estamos sentando las bases para una alianza público-privada. El cambio de matriz productiva lo hace el sector privado, nosotros ponemos el incentivo, desarrollamos algunas industrias básicas, pero la articulación con el sector privado es esencial. El Gobierno está claro y va a trabajar muy de la mano con el sector privado”, señaló hace unas semanas el ministro Rivera.

¿Es absolutamente necesario atraer inversión extranjera? No, pero ustedes no tienen su propia moneda y eso significa que como un asunto práctico sí es necesario’.

William Black, académico EE.UU.


Juan Fernando Terán, docente de Políticas Económicas Aplicadas de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), reconoce que desde hace décadas el crecimiento económico ecuatoriano ha dependido del gasto y la inversión públicos. “Por ello, haya o no llegado a un límite la inversión gubernamental, el problema medular radica en la persistencia de procesos privados que demuestran poca capacidad para generar ahorro interno, para convertir ese ahorro en inversión y para realizar inversiones productivas. El reto es romper con estos procesos domésticos. Esto podría lograrse admitiendo la inversión extranjera especialmente en aquellos sectores donde el empresariado local no ha logrado aumentos significativos de productividad”.


A raíz de la implementación de normas de calidad para las importaciones y de la estrategia de sustitución de importaciones, industrias nacionales de diversa índole se han visto abocadas a realizar inversiones para adaptarse. Y desde afuera, empresas internacionales también han visto oportunidades para invertir en el país.

 Estamos en un punto de inflexión de las políticas públicas, o el Gobierno continúa con su proyecto original de cambio o definitivamente entramos al modelo transnacional’.

Jaime Gallegos, profesor PUCE

El giro al pragmatismo
La revista colombiana Dinero escribió en un artículo reciente que el Ecuador “no solo mejoró sus condiciones para los inversionistas extranjeros sino también tiene una infraestructura que lo hace más competitivo”.


“Los avances que ha tenido Ecuador, las políticas que está desarrollando en materia de competitividad, pero también de reconocimiento al aporte de la industria, están atrayendo importantes inversiones del sector automotor”, indicó. Entre los casos más relevantes cita a las empresas transnacionales Kia y Volkswagen que han decidido trasladar sus operaciones de ensamblaje, o parte de ellas, al Ecuador. También se refiere a la empresa autopartista colombiana Chaidneme.


En el país, el anuncio más reciente fue el de Coca-Cola. Hace unas semanas, Correa sorprendió al recibir en su despacho al presidente mundial de la compañía estadounidense, Muhtar Kent, quien tras la cita ofreció una inversión de $ 1 000 millones para los próximos 5 años, lo que incluye la construcción de una nueva planta en Machachi, así como la ampliación de los sistemas de distribución, mercadeo, almacenamiento, y la creación de nuevos empleos.

En 2012, la Cepal registró en su informe sobre IED una caída de 8% para el caso del Ecuador, si se compara con el año anterior.
Dentro y fuera del país se ha constatado —incluso el mismo Correa lo ha dicho— la necesidad de imprimir mayor “pragmatismo” al Gobierno. En febrero, el diario La Tercera, de Chile, tituló en una nota: “Correa adopta pragmatismo económico” y registra las declaraciones del exvicecanciller Marco Albuja, hoy embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), en el sentido de que “ingresamos a una etapa de pragmatismo, en la que el presidente está decidido a dejar un país en mejores condiciones”. La nota se escribió a propósito de las negociaciones con la Unión Europea para firmar un acuerdo comercial.


El profesor Gallegos apuntó que el pragmatismo del Gobierno se evidencia en discursos como: “Decir que ‘tenemos pobreza y necesitamos recursos para seguir saliendo de la pobreza’. Eso es pragmatismo y el pragmatismo es bueno en la medida que no tenga efectos secundarios”, como en el Buen Vivir o en la naturaleza.


Eso podría contrastar con los primeros años del Gobierno cuando existía la necesidad de fortalecer al Estado y de tomar medidas consideradas contrarias a la idea de atraer inversión, como, por ejemplo, la renegociación de los contratos petroleros y de la operación de las telefónicas. En el caso del petróleo las reformas se concretaron en 2010 cuando las empresas transnacionales del sector pasaron a operar bajo contratos de prestación de servicios. “Aproximadamente la mitad de las empresas extranjeras del sector aceptaron las nuevas condiciones, mientras que el resto decidió liquidar sus activos en el país”, recordó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe sobre inversión extranjera del año pasado.


Ese organismo detalló que en 2012, el Ecuador recibió inversiones por $ 587 millones, un 8% menos que en 2011, pero apuntó que para marzo de 2013, el Gobierno “anunció la puesta en marcha del Proyecto de Promoción y Atracción de Inversiones a cargo del Ministerio de Comercio Exterior e Integración Económica, cuyo objetivo es incrementar de manera significativa los flujos de IED (Inversión Extranjera Directa) que recibe el país en un conjunto de sectores priorizados: turismo, metalmecánica, energía y servicios, entre otros. Este programa forma parte de un paquete de políticas más general, orientado a modificar la matriz productiva del país. El proyecto —que durará 4 años, con un monto estimado de $ 18,5 millones— está orientado a incrementar la inversión directa entre un 15% y un 20% y a fortalecer la cadena productiva por provincia a partir de la identificación de las oportunidades de inversión a nivel productivo”.

En América del Sur, la mayor parte de la IED está destinada a recursos naturales y no representa una fuente significativa de creación de empleo.
Pero el ministro Rivera aclaró que “la inversión extranjera no es buena ni mala per se”, y citó el caso de muchos países que reciben grandes flujos en inversión extranjera, pero al analizar su salida, el saldo no es tan beneficioso como podría parecer en un primer momento (gráfico 2). Por otro lado, también es necesario observar hacia dónde van esos recursos. El gráfico 3 muestra, para el caso de América del Sur (a excepción de Brasil), que la inversión extranjera está dirigida a recursos naturales, por ejemplo, petróleo y minería, con lo que la industria y el turismo, por citar 2 sectores, no se benefician en gran medida de los recursos aunque sean ámbitos claves para la generación de empleo, de valor agregado, de transferencia tecnológica.

 


Los datos muestran que “desgraciadamente la IED no ha sido una fuente significativa de empleo para América Latina” como se puede observar, por sectores en el gráfico 4. “Por cada millón de dólares de IED se generan, en promedio, 2,5 empleos en América del Sur mientras la política del Gobierno con inversión pública generó 1 empleo por cada $ 10 mil”, dijo Rivera.

 

Inversión fóranea, ¿imprescindible?
Durante su paso por Ecuador, el profesor estadounidense de la Universidad de Misuri, William Black, se preguntó sobre si “es absolutamente necesario atraer inversión extranjera?” y respondió: “No, pero ustedes (los ecuatorianos) no tienen su propia moneda y eso significa que como un asunto práctico sí es necesario, tienen mucha mayor necesidad de inversión extranjera directa”, a través de la cual ingresen divisas.


El peligro es que a la larga exista un efecto de “descapitalización” de la economía, explicó Gallegos, por lo que el Gobierno debe tomar precauciones.


Explicó que el modelo “desarrollista” del Ecuador, hace al mismo tiempo “justicia histórica” y promueve el crecimiento del consumo, sobre todo importado, y el endeudamiento para el consumo, también necesita cambiar la matriz productiva. “Estamos en un escenario en el que queremos un modelo desarrollista, pero para seguir en este modelo necesitamos de la inversión extranjera ... Los únicos que pueden invertir son empresas trasnacionales y ahí empieza la paradoja: queremos soberanía, construir una economía más soberana, pero desgraciadamente si seguimos en el modelo desarrollista necesitamos la economía del gran negocio”.


En el caso específico de la inversión de Coca-Cola, que representa el “modelo transnacional”, Gallegos consideró que lo que ese modelo busca es “un posicionamiento estratégico” de trasladar la producción a las áreas donde existen los recursos naturales. “La principal materia prima de la Coca-Cola es el agua y frente a la escasez de agua dulce en el mundo se va a instalar en el Ecuador donde tenemos agua ... y no hay Ley de Aguas en el Ecuador, recién este año va a discutirse. Ahí hay un desfase tremendo”.


La Asamblea Nacional tiene previsto en las próximas semanas iniciar las consultas prelegislativas, tras 6 años de aprobarse la Constitución. Otro tema pendiente es el de reformas en el ámbito agrario.

Leyes y reformas en sectores clave para la inversión privada, como agua y agro, están pendientes de redactar y aprobar en la Asamblea Nacional.


Como parte de sus programas, Coca-Cola mantiene en otros países y también en el Ecuador, la creación de nuevas fuentes de agua. Según dijo el mismo Kent a EL TELÉGRAFO, el compromiso de la empresa es que “toda el agua que consumimos la vamos a devolver. Tenemos proyectos de captación de agua, de reforestación”.


Aunque algunos sectores sostienen que el sello ideológico de los gobiernos importa a la hora de tomar decisiones, lo cierto es que “las empresas buscan rentabilidad”, opinó el profesor Terán. “Si no existe la expectativa de lograr ganancias en un lapso temporal relativamente cercano, el empresario no efectuaría ninguna inversión. Si se considera lo anterior, se podrá apreciar que el gobierno ecuatoriano ha generado condiciones particularmente favorables para la inversión privada. Esto explica la disposición de los empresarios internacionales a invertir en un país que, además de tener una estabilidad que emana del actual diseño del sistema político, ofrece la posibilidad de exportar hacia otros mercados regionales”.


Las empresas también prefieren invertir en países con salarios bajos y débiles regulaciones laborales. La política del Gobierno establece primacía del trabajo sobre el capital, por lo que en ese ámbito se podría abrir un escenario de tensiones.


Por lo pronto, en los 2 primeros meses de este año la inversión aumentó significativamente respecto al año anterior, según los últimos datos de la Superintendencia de Compañías (gráfico 5). La inversión en el sector productivo nacional pasó de casi $ 188 a $ 356 millones (+90%). En lo que se refiere a la IED, las cifras muestran que subió de $ 57 millones a $ 106,5 millones (87,5%). Solo en febrero, el sector de industrias recibió el 82,9% de la inversión.

  

 

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