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El reto de de las industrias básicas

El reto de de las industrias básicas
25 de marzo de 2013 - 00:00

El Viceministerio de Industrias Básicas, Intermedias y Desagregación Tecnológica fue creado en diciembre de 2012 para promover el desarrollo integral de la industria ecuatoriana, ¿cómo se está respondiendo a ese reto?

Por decisión del Presidente de la República se creó el Viceministerio para dar un salto cualitativo en la matriz productiva. Si se revisa cómo está constituida la industria a escala nacional, se puede ver que, con excepción de la agroindustria y de la producción de cerámica, no hay un sector industrial que haya sido capaz de encadenar todos los eslabones de la cadena productiva.

¿Por qué?

Por la vocación agrícola del país y el control agroalimentario. En las otras áreas productivas industriales no tenemos cadenas consecutivas. Las nuevas inversiones se han dirigido a producir bienes finales, como la industria de ensamblaje o, en su defecto, están en la parte final de la serie donde se agrega la menor cantidad de valor y de contenido tecnológico.

¿Cuál es la razón de esta falla?

No tenemos una consolidación real ni manejo estratégico de las industrias básicas, intermedias y finales. Nuestra propuesta es procurar el desarrollo armónico del sector productivo mediante un encadenamiento real, que parta de las industrias básicas hasta llegar a las finales.

¿Cómo identifica a esas industrias?

Las básicas son las que generan la materia prima más elemental para todos los procesos productivos posteriores. Las intermedias agregan algo más de valor y de contenido tecnológico, pero siguen siendo insumos y bienes de capital para otras industrias. Y las finales, entregan el producto elaborado.

¿Dónde queda la sustitución de importaciones?

Hay que definir una visión más estratégica a través del reemplazo de materias primas y de bienes intermedios y no solamente identificar los bienes finales. Por ejemplo, si queremos producir televisores o celulares para sustituir las importaciones, hay varios mecanismos. Uno, es suplir el bien final y ensamblar los televisores. Pero si reemplazamos las partes, piezas y contenidos tecnológicos, estamos sustituyendo la materia prima que es la parte de la industria intermedia y el producto final lo hemos cambiado con la incorporación de otros eslabones de la cadena productiva.

¿Cómo se inserta este proceso en el cambio de la matriz productiva?

A partir de las acciones que surjan tiene que darse el cambio en la matriz, sobre todo, al incorporarse el encadenamiento productivo, desde las industrias básicas a las intermedias. En estas últimas se encuentra el reto fundamental que gira en torno a la agregación de valor y vamos hacia la consecución de industrias de alto contenido tecnológico en las que se procurará generar bienes de capital para el sector. El valor agregado ya no es, necesariamente, fruto de la transformación del proceso industrial, sino de la incorporación de tecnología, de ingeniería y conocimientos. Esa es la propuesta que estamos haciendo.

¿El país está listo para lanzarse a ese objetivo de la cadena productiva?

El reto es grande. Hay que dar un paso en la etapa extractiva. La minería, el petróleo y las industrias básicas requieren de grandes inversiones y de tecnología de punta. Lo importante es consolidar proyectos de infraestructura que permitan dar ese salto entre la fase extractiva y el de las industrias básicas. Una vez que tengamos las industrias desarrollándose, corresponde generar las políticas y proyectos para articular la cadena productiva alrededor de esa gran infraestructura, que es la que va a proveer de todas las materias primas.

Usted habla de una gran inversión, ¿a cuánto asciende?

El Viceministerio ha priorizado dos proyectos emblemáticos y de amplio espectro: el complejo siderúrgico, anclado al proceso de transformación del hierro y el acero; y la planta de urea, unida a la petroquímica.

Las inversiones son extremadamente fuertes. El proyecto siderúrgico tendrá capacidad para producir entre 1 millón y 1,5 millones de toneladas al año, que es el consumo nacional. Ecuador importa anualmente cerca de 900 millones de dólares en productos del sector. Un proyecto de esta naturaleza cuesta alrededor de 1.300 y 1.400 millones de dólares.

¿Qué productos se importan?

Bobinas, planchones, tochos, todos los materiales semielaborados para los procesos de producción en el país. Aquí existen tres acerías que producen la palanquilla a partir de la fundición de chatarra, pero no es una industria siderúrgica integrada. Cuando las empresas privadas comenzaron a elaborar el producto se sustituyeron importaciones por alrededor de 400 millones de dólares anuales. Con este nuevo proyecto calculamos que las importaciones disminuirán en 470 millones, y un poco más, si se confirman las reservas de hierro, de las arenas ferrosas, lo cual integrará al proyecto desde la fase extractiva. De no ser así, la industria arrancaría con la importación de la materia prima para obtener materiales intermedios y finales.

¿De qué dependerá el sitio de construcción del proyecto?

De las reservas de material ferroso en Esmeraladas, o en El Oro, Guayas o Manabí que tienen puertos. Estos proyectos generarán infraestructura y nuevos polos de desarrollo, con los que las condiciones de vida de la población van a cambiar considerablemente. La planta arrancaría en 2016.

¿La planta de urea es algo similar?

Sí. Ecuador importa alrededor de 300 mil toneladas de urea al año, pero se calcula que la demanda es mayor y se está proponiendo una planta con capacidad de 500.000 toneladas anuales con inversiones entre 600 millones y 800 millones de dólares. Podría estar en El Oro, sin descartar Manabí, cercano al proyecto petroquímica (Refinería del Pacífico).

La urea se obtiene a partir del gas natural, ¿qué expectativas existen con las nuevas exploraciones en el Golfo de Guayaquil?

Es importante definir las reservas de gas natural para la producción. Coordinamos con el Ministerio de los Sectores Estratégicos la definición del uso del gas para la industria. Si no se dispone del hidrocarburo, se estudiará la posibilidad de que la planta sea rentable a partir de la importación de los materiales. Hay que medir los puntos de equilibrio para que la industria sea rentable.

¿Estos proyectos dinamizarán la mano de obra?

El cambio en la matriz productiva no es un aspecto que incidirá únicamente en el aparato productivo, va a ejercer presiones para modificar la matriz energética, el conocimiento, la tecnología y la logística. Proyectos de estas dimensiones demandan una transformación estratégica en la preparación de profesionales afines a esas carreras. Con el Senescyt iremos generando la información necesaria para saber cuántos ingenieros siderúrgicos, mecánicos, electrónicos hay que preparar. Tenemos que estar listos para el momento en que las nuevas plantas estén operativas.

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