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El Telégrafo
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El neoliberalismo convirtió a los ciudadanos en consumidores

El neoliberalismo convirtió a los ciudadanos en consumidores
17 de marzo de 2013 - 19:58

El cambio de la matriz productiva se lo asocia con una nueva forma de consumir y producir, además, plantea la transición de una economía primaria agroexportadora, hacia una de servicios, conocimiento y tecnología, ¿qué caracterísiticas presenta la economía ecuatoriana para que ahora se plantee este nuevo esquema de producción?

La matriz productiva nos dice de qué manera un país está organizado en el trabajo, en el consumo, en el intercambio de bienes y servicios. Es decir, en todo el conjunto de la sociedad. Desde los inicios de la República, ya habíamos heredado del periodo colonial una matriz económica que se fue reproduciendo a lo largo del siglo XIX y gran parte del XX. A partir de 1970, como primera fase, se observa un cambio de esa matriz, hacia una centralizada en la exportación de bienes primarios y de agroexportación.

Los ingresos provenían fundamentalmente de la exportación de productos como el cacao, banano y café, entre otros. Posteriormente vino el auge de productos no tradicionales como el camarón. Como segunda fase en la década de los setenta, entramos al llamado “boom petrolero”, que transformó todo el panorama social del Ecuador: aparecieron nuevos ricos, se expandió la clase media, pero también, aumentó el número de pobres. Con mayores niveles de riqueza, hubo menores esfuerzos por redistribuirla. Lo que se propuso este modelo de matriz

económica, sustentado en los principios del neoliberalismo, era seguir produciendo bienes primarios de agroexportación, estimular la privatización y desestructurar al Estado, que en vez de ocuparse de mejorar los servicios de salud o vivienda, orientaba sus esfuerzos a pagar la deuda externa. Además, el Ecuador ha sido un país dependiente del mercado mundial, al cual nos insertaron a la fuerza y solo las élites tradicionales se beneficiaron de aquello, especialmente el sistema hacendatario serrano y costeño.

¿Cuáles son los actuales esfuerzos que se hacen para revertir este modelo de
acumulación?

Ahora se plantea posicionar varios ejes centrales para un cambio en la matriz

social, cultural y productiva del país. El primero tiene que ver con la siderurgia, la metalurgia, la petroquímica y los astilleros. Por ejemplo, el Ecuador ha sido deficitario en la producción de acero y aluminio, pues siempre los hemos importado.

 Lo que se busca actualmente es generar valor agregado en esos sectores. En el caso de astilleros, hay que recuperar la tradición astillera que tuvo el país. Los pequeños pescadores a lo largo de

toda la costa ecuatoriana se pueden beneficiar con el impulso a esta área, además, se pueden generar polos de desarrollo regional. En el caso de la petroquímica es más evidente la necesidad de invertir en el sector. Cerca de 40 años hemos sido exportadores de petróleo e importadores de derivados de petróleo, una contradicción total. Por ello, la Refinería del Pacífico daría una vuelta a esta práctica perversa de ser exportadores de materia bruta, sin darle valor agregado. Estos cuatro ejes no van a subsistir por sí mismos, ni se los va a conseguir de manera inmediata. Se calcula que tomaría entre 15 y 17 años dar este giro para lo cual, se necesita una gran cantidad de dinero, alrededor de 50 mil millones de dólares. Sin embargo, no solo basta invertir en estos cuatro ejes para cambiar la matriz productiva, debe haber un cambio en la matriz social también. Es decir, si seguimos consumiendo como consumimos, no vamos a ningún lado.

 ¿Cuál sería la responsabilidad de los consumidores?

Necesitamos otro tipo de consumidor, o mejor dicho, se requiere reforzar las
prácticas de la ciudadanía.

El neoliberalismo planteaba sustituir a los ciudadanos por consumidores. Fundamentalmente al neoliberalismo le ha interesado tener consumidores frente a la oferta de bienes y servicios de las grandes potencias. Habría que rescatar y fortalecer la idea de un ciudadano que tenga conciencia histórica y
memoria social de qué es lo que consume y para qué consume.

Por ejemplo, las franquicias de comidas rápida en qué aportan al Ecuador. Cuantitativamente su contribución en la generación
de empleo es mínima, además de ser un tipo de trabajo precario. La transferencia de tecnología que hacen es casi nula. Es más, al principio, estas franquicias ni siquiera consumían productos nacionales para vender su comida. Ahora ya lo hacen, pero no por buena gente, sino porque pueden abaratar
costos y el precio se vuelve competitivo.

Si socialmente consumir este tipo de franquicias nos da estatus, diferenciación social, prestigio, el país no va para ningún lado.

Necesitamos un ciudadano que sea mucho más consciente en la selección
de sus bienes y servicios, primero, priorizando la productos nacionales, es
decir, debemos fortalecer el mercado interno para que los ingresos permanezcan
en el país y se dinamize el empleo.

Sin embargo, este nuevo ciudadano consumidor pondrá resistencias en un
inicio, porque no es fácil decirle a la gente: “deja de consumir este y consume este otro”, pues lo relacionará con el concepto de libertad de decidir: “yo consumo lo que
quiero porque es mi dinero”. Esto significará fuertes campañas para promover un
consumo racional, solidario y nacional en todos los niveles de la sociedad: familias,
colegios, universidades y escuelas.

¿Aquello implicaría un cambio en el metabolismo social de la economía?

El concepto de metabolismo social viene de una tradición de cierto tipo de ecología, que trata de entender de manera sistémica el comportamiento del ser humano, pues señala que el consumidor elige lo que quiere consumir, pero eso no es real,
ya que depende de la producción y de la oferta que se imponga. El problema aquí es que el individuo y los grupos humanos parecería que no tienen conciencia.

El conductivismo es una teoría en Psicología que propone que no
existe esta capacidad de conciencia del ser humano, que el ser humano se adapta a lo que se le va dando: si actúa bien se le premia, sino se le castiga.

Entonces, ¿cuál es la idea en este cambio de la matriz productiva? Aunque
resulte un trabajo complejo, está en la forma en cómo utilizo el dinero. Nos han enseñado que dinero que entra, es dinero que nos tenemos que gastar. Si a mí me dan una tarjeta de crédito, independientemente de lo que yo tenga como ingresos, lo que voy a hacer instintivamente es endeudarme. Y en qué se endeuda la clase media que tiene tarjetas de crédito: en bienes suntuarios, en bienes no indispensables para la reproducción de la vida. Esa va a ser la parte más complicada para transformar la matriz productiva, que los consumidores actúen como ciudadanos, que digan “yo selecciono este producto según la necesidad operativa y no por una satisfacción inmediatista.

 

 

 

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