Las cifras publicadas sobre la economía europea al cierre de 2012, en particular
en la Eurozona, demostraron que las medidasde austeridad tan recomendadas
por Alemania le han jugado una mala pasada a la sociedad del viejo continente.

El Producto Interno Bruto de la zona del euro profundizó su recesión en el cuarto
trimestre de 2012 con una contracción del 0,6%, tres meses en los que Alemania
también registró un crecimiento negativo del 0,6%.

Con ese desempeño la economía del bloque del euro mantuvo su tendencia la baja luego de entrar en recesión técnica en el tercer trimestre del año, en el que L tuvo una contracción de un 0,1%, lo cual se sumó a la caída de un 0,2% sufrida en
el período anterior.

Tales datos fueron peores a los esperados en varios países, los que responden al
negativo resultado de la austeridad y los recortes no solo en las naciones rescatadas (Portugal, Irlanda, Grecia y el sistema bancario de España) sino incluso en el país considerado como el motor económico de Europa: Alemania. Pese a ello, los dirigentes europeos se aferran en ser optimistas al afirmar que los peores síntomas de la crisis pasaron, debido a las garantías del Banco Central
Europeo de que hará lo que sea para salvar el euro. Sin embargo, hasta las economías más fuertes del bloque, son arrastradas por la prolongada crisis, poniendo en duda que los países puedan cumplir con sus compromisos
de reducir el déficit público e impulsar el crecimiento.

A ello sumamos las tasas de desempleo reportadas por la oficina de estadísticas, Eurostat, en la Eurozona de un 11,7% al cierre del pasado año, mientras un 10,5 para el resto de la Unión Europea. En diciembre se contabilizaron 25 millones 926 mil europeos desocupados, de los cuales, 18 millones 715 mil pertenecían a las naciones del euro.

Pero si esos datos son preocupantes, mucho más resultan los referentes a la situación de la niñez en todo el continente europeo, donde se observan tendencias nunca vistas sobre la cantidad de menores empujados a la pobreza a consecuencias
de la crisis económica.

La organización benéfica Cáritas denunció que casi un tercio de los niños en Grecia, Portugal, Italia y España están en pobreza o en riesgo de sufrirla, precisamente, donde los acreedores internacionales han exigido fuertes recortes de gastos públicos a cambio de rescates financieros.

De acuerdo con esa institución, las duras medidas de austeridad, justo
cuando el desempleo juvenil ya alcanza el 24%, golpean fuertemente a los países que comparten el euro en mayor o menor medida.

El paro juvenil en Grecia supera el 60%, en España es mayor al 50% y en Portugal
llegó al 40%, situación que va mucho más allá de las endeudadas economías de la periferia de la zona euro y podría complicar la lenta recuperación de la crisis financiera del bloque, prevista para mediados de este año.

Una generación perdida en la UE Cáritas sostiene en su informe que en las naciones del euro, víctimas de préstamos internacionales, prolifera una
generación de jóvenes mal alimentados, desanimados, con mala formación y escasas perspectivas de empleo.

“Esto podría ser una fórmula no sólo para una generación perdida en Europa
sino para varias generaciones perdidas”, dijo Cáritas.

Agrega, además, que en un escenario en el que los futuros trabajadores de esos países sufren una pérdida de moral, calificación y perspectivas, es probable que los que logren salir adelante se lleven su talento a otro sitio. En tal sentido, Cáritas alerta sobre la migración en masa de jóvenes en busca de oportunidades de empleo, en particular, desde los territorios europeos más afectados por la crisis hacia Alemania.

Sobre el asunto ejemplifica que Berlín duplicó durante el primer semestre de 2012 la cantidad de españoles y griegos que intentaban encontrar trabajo.

También el economista Zsolt Darvas, del centro de estudios Bruegel, radicado en Bruselas, confirmó que el aumento sin freno del paro juvenil, no sólo destruye la moral en una importante edad de desarrollo de la gente, sino que también amenaza con reactivar la crisis económica cuando parecía estar languideciendo.
Significó que ese fenómeno no es sólo un problema de los países periféricos
sino europeo, porque 13 de los 27 estados miembros de la UE tienen un desempleo juvenil superior al 25%.

Más pobreza

Cáritas recordó que el empobrecimiento de niños ocurre en los países rescatados
desde 2010 con miles de millones de euros del Fondo Monetario Internacional,
la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, la llamada troika, a cambio de
recortes de gastos y aumentos tributarios, además de Italia.

Tal proceso, aseguró esa organización, coincide con el auge de la crisis en 2008
y el incremento de los niveles de desempleo año tras año hasta el 2012, debido
a los ajustes, la disminución del empleo, aumento del impuesto al valor agregado
y el encarecimiento del combustible.

De ahí que en ese año los hogares de España y Grecia fueron donde más disminuyeron los ingresos en toda la Unión Europea, según Laszlo Andor, comisario
de Empleo y Asuntos Sociales del ejecutivo comunitario. Desde 2009 hasta el pasado año, los ingresos brutos disponibles de los hogares disminuyeron en dos tercios en los países de la UE.

Andor detalló que donde más disminuyeron los ingresos hogareños fue en Grecia
(17%), España (ocho), Chipre (siete) y Estonia e Irlanda (cinco), algo que contrastó
con los registros de las naciones nórdicas, Alemania, Polonia y Francia.

En esos últimos países, en opinión de los analistas, sus sistemas de seguridad
social y condiciones más favorables de los mercados laborales permitieron que las entradas financieras se mantuvieran en aumento, a pesar de la crisis.

Resalta, además, que entre los grupos poblacionales más expuestos a la pobreza
están los adultos jóvenes, las mujeres desempleadas y las madres solteras, mientras que la ausencia de una recuperación económica real incrementa el
riesgo de exclusión a largo plazo.

No es de extrañarse, entonces, que los niños sean los de mayor riesgo de pobreza
que cualquier otro sector poblacional, lo cual ya no sorprende en la sociedad
europea actual.

De acuerdo con las estadísticas europeas, se considera que un menor está al
borde de la pobreza o la exclusión si vive en una familia con ingresos del 60% o
menos del promedio, o si tienen padres con escaso o nulo empleo y falta de recursos básicos como alimentos ricos en proteínas, calefacción y ropa.

Otros datos de la Comisión Europea apuntan que en 2011 cerca del 30% de
los que tenían 17 años o menos en España y Grecia estaban al borde de la penuria o exclusión, un aumento de cuatro puntos porcentuales a partir 2005.

Desde un análisis más abarcador, Cáritas señaló que cada vez más niños van con hambre a los colegios de España, Portugal y Grecia.

A ello agregó que otros estudios muestran que los infantes pertenecientes a hogares pobres son más propensos a rendir menos en la escuela y a tener dificultades para encontrar o mantener trabajos.

Tal situación se debe a que están mirando un futuro en el que la posibilidad
de estar desempleados se extiende ante ellos, algo que debe suponer una preocupación de los Gobiernos a corto, mediano y largo plazo.(PL)