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Música
PiL: cuando John Lydon opacó a Johnny Rotten
Meses antes de la infernal gira de Sex Pistols por Estados Unidos, el cantante Johnny ‘Rotten’(1) lucía desencantado del punk. Las limitaciones creativas impuestas por Malcom McLaren —mánager y creador del grupo— destruyeron la promesa del punk como contracultura. El pulcro Never Mind the Bollocks dio al traste con la reputación de los Pistols como unos vándalos que no se sometían a imperativos comerciales. El exceso de producción y un retorno a las estructuras clásicas del hard-rock contradecían el discurso incendiario de la banda… pero solo Rotten entendió que no había futuro para el punk. Denunció públicamente que todo fue un engaño y se fue a Jamaica con la intención de adentrarse en los que por ese entonces eran sus ritmos predilectos: roots reggae y dub.
Muy lejos del mito demoníaco que el mercader McLaren construyó a su alrededor, John Lydon (1956) es un hombre ecléctico lleno de inquietudes intelectuales y estéticas que no encajan en el reduccionismo punk, pese a ser el mayor ícono vivo de dicho género. Calculador y con aires mesiánicos, supo revertir a su favor el hecho de que —mediante una disputa legal— McLaren(2) le prohibió usar el apodo con el que se hizo famoso, para como John Lydon lanzar un proyecto que —en un inicio al menos— fue tan subversivo que hizo palidecer a los Pistols.
Tras un intento fracasado de unirse a los bizarros DEVO, Lydon decidió formar su nueva banda con lo que tenía a la mano. Reclutó a un amigo de la infancia Jah Wobble que recién estaba aprendiendo a tocar el bajo, y a otro renegado de la escena punk: el virtuoso Keith Levene, primer guitarrista de The Clash. La posición de baterista nunca tuvo un dueño fijo, pero empezaron con Jim Walker.
Somebody had to stop me
I will not be treated as property.
Public Image
Public Image Ltd o simplemente PiL no era una banda de acompañamiento para que una estrella desempleada se mantenga sobre los escenarios. El concepto original de PiL suponía igualdad entre sus integrantes y ser una “compañía de comunicaciones”, en la que el trabajo musical sea solo uno de múltiples productos. Ambos preceptos pronto se demostrarían como insostenibles, pero la banda empezó con los mejores augurios: un contrato millonario con una disquera grande y total libertad creativa.
Para desconcierto de los fanáticos y de la prensa, PiL se presentaba como una banda “dance” que hacía música “funcional” que proclamaba la muerte del rock, al que comparaban con una iglesia que se cae a pedazos. Pero First Issue, pese a ser un disco sólido, no cumple con su promesa de crear un nuevo estilo musical. La base sigue siendo el hard-rock, pero introduce la espacialidad dub y se arriesga con temas larguísimos y parodias. Lydon demuestra ser un letrista oscuro, lanza sus dardos a su antigua vida de rockstar y contra la religión. El single ‘Public Image’ obtiene excelentes ventas, pese a la forma poco profesional en que fue grabado: cuando la banda gastó en drogas el dinero que les había adelantado Virgin Records para contratar un estudio decente, grabaron los últimos temas improvisando en una sola sesión, afectando la calidad del sonido de forma ostensible.
Para 1979 PiL da el gran salto de calidad que impulsaría al post-punk propiamente dicho. Su disco Metal Box se caracteriza por guitarras de sonido limpio y metálico, líneas de bajo reggae, y la voz de Lydon enfocada en lograr sobretonos y subarmónicos, generan una atmósfera apocalíptica que se mantiene a lo largo de todo el disco. Ahora sí, decididamente abiertos hacia la experimentación sonora, recurren a técnicas krautrock de edición y mezclas de sonido. ‘Poptones’, una lúgubre historia de abuso sexual en medio del bosque; ‘Death Disco’, en honor a su madre fallecida de cáncer; ‘Chant’, una ácida crítica hacia el conservadurismo que se apoderaba de Inglaterra, y la espectral ‘Careering’ con sus arreglos vagamente célticos son las piezas más destacadas de este álbum singular hasta en su presentación: 3 discos de 12 pulgadas en una lata de metal difícil de abrir sin arruinar los acetatos, lo cual resultaba costoso e incómodo para sus fans, pero no evitó que el disco se agote apenas salió al mercado.
The Flowers of Romance, la tercera placa de PiL, estuvo marcada por el abuso de drogas y la paranoia. Poco antes Wobble había lanzado un disco solista, lo cual no fue bien visto por Lydon, quien lo expulsó de la banda. En lugar de buscar otro bajista, decidieron usar instrumentos orientales, ukeleles, banjos, entre otras rarezas. La heroína carcomía los brazos de Keith Levene, incapaz de sostener la guitarra y se pasó a los teclados. El mismo Lydon, quien nunca había tocado un instrumento antes, se animó a maltratar un violín, la idea —en palabras de Levene— era aprovechar “la total y completa ineptitud de John como una ventaja en términos creativos”. El resultado fue un disco extraño, forzado, imposible de tocar en público, pues las canciones contenían demasiado trabajo de estudio. Con el paso del tiempo, este ‘álbum frankenstein’ fue reivindicado como innovador por la generación grunge, pero en 1981 resultaba indigerible, tal como quedó demostrado en su presentación en el Ritz de Nueva York, donde bastaron 12 minutos para que el público lanzara una lluvia de proyectiles hacia la banda y se dé por terminado el show.
John Lydon medio que volvió a transformarse en Johnny Rotten.
Keith Levene
Los egos desbordados y alimentados por aduladores nostálgicos del mito Pistols, provocaron un cortocircuito entre Lydon y Levene. Mientras el último quería seguir experimentando nuevas texturas sonoras, Lydon se dio cuenta de que la única forma de mantener su estatus de rockstar era volver a lo comercial. Despidió a Levene, demasiado sofisticado para encajar en el nuevo giro de la banda, se olvida del discurso de paridad e innovación con el que dio forma a PiL y contrata a músicos sesionistas para grabar This is what you want… this is what you get (1984), un álbum decididamente pop, cuyo único track medianamente potable es ‘This is not a love song’, una burla hacia sus detractores.
En este punto incumple su promesa de no volver a tocar canciones de Sex Pistols, las cuales nunca más abandonarían su repertorio en vivo. Para Album (1986) cuenta con la colaboración de Steve Vai, Ginger Baker, Miles Davis —cuya parte al final no fue incluida en el disco— entre otros respetados músicos, pero básicamente se trata de otro disco de rock convencional. Completan su trayectoria Happy? (1987), Nine (1989) y That what is not (1992), todos trabajos olvidables que no le dieron el beneficio económico que esperaba.
Ante ello, Lydon disuelve la banda, saca un disco electrónico con The Chemical Brothers y Moby, se reúne con los miembros sobrevivientes de Sex Pistols y filma un comercial de mantequilla… gracias a estas cuestionables maniobras en 2012 puede financiar el retorno de la banda con ‘This is PiL’, pero las expectativas artísticas de lo que produzca de aquí en más son bajísimas. Queda claro que el empresarial Rotten es mucho más fuerte que el curioso intelectual Lydon, cuya verdadera trayectoria artística de apenas 3 años junto a la formación original de PiL sentó las bases del post-punk.
Notas
1. Podrido en español 2. En palabras del periodista Simon Reynolds: McLaren decidió que Rotten era en realidad “una mariquita constructiva en vez de un lunático destructivo” y centró toda su energía en moldear al más sugestionable Sud Vicious para transformarlo en la nueva verdadera estrella de Sex Pistols, un psicópata de dibujito animado, lascivo y autodestructivo.