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Mishqui Chullumbo descifra la selva con su violín

El músico interpreta este instrumento desde que tenía 8 años. Su grupo Los Yumbos Chaguamangos tiene 45 años en los escenarios del país.

 

A pocos minutos de empezar el concierto, Mishqui Chullumbo, esperaba ansioso que se abra el telón. Era el 24 de abril pasado; y en las galerías del Teatro Sucre, una multitud aguardaba por el aparecimiento de los seis artistas que forman parte del proyecto denominado De taitas & de mamas, desarrollado tanto por la productora Mariandalab como por el Ministerio Coordinador de Patrimonio.

 

En su camerino, ubicado en la parte posterior del escenario, Chullumbo lucía su atuendo de indígena quichua de la Amazonía: semillas coloridas en pulseras por todo el cuerpo, un colgante en el tórax y tocado de plumas sobre la cabeza.

 

Su brillante violín se asemejaba a una joya olvidada frente a un espejo; mientras un puñado de niños y niñas de la comunidad de Porotoyacu caminaban de un lado para el otro del amplio cubículo. “Ellos han venido de mi comunidad y van a actuar también como lo hacen en el Napo”, sostuvo el músico en referencia a los pequeños, actores permanentes en sus presentaciones. Chullumbo quería acabar el diálogo para volver a ensayar con su grupo los Yumbos Chaguamangos, que igualmente estaban listos para empezar su presentación.

 

Las canciones de este compositor amazónico narran situaciones cotidianas de su comunidad como la cosecha de la yuca, las fiestas y la elaboración de instrumentos musicales tradicionales. Las celebraciones especiales de su pueblo constituyen las motivaciones para que este hombre nacido en 1946, haya decidido resguardar el patrimonio sonoro de su terruño.

 

Su trabajo comenzó a los 8 años de edad, cuando acompañaba a su tío a diversas presentaciones sobre todo en matrimonios. Un buen día, debió tomar el instrumento, pues su tío cayó bajo el efecto de la chicha. Desde entonces, la música se convirtió en su principal actividad. Su trabajo llegó a oídos del músico Ivis Flies, quien lo incorporó dentro del grupo de artistas que formaron parte de este proyecto, destinado a resguardar las raíces musicales de diferentes regiones del país. Los discos de estos gestores musicales circulan con diario El Telégrafo cada miércoles y los primeros han tenido una demanda que ha superado toda expectativa.

 

Chullumbo hizo finalmente su aparición en el escenario del Teatro Sucre. Caminó con su violín en la mano mientras sus músicos desarrollaban sus primeros acordes. De inmediato empezó a tocar el violín que, como una nave diminuta, llevó a los presentes a un mundo nuevo, donde los tonos se confundían con el sol inclemente que caía derrotado por el espesor del follaje. Las guitarras sonaban con toda su fuerza, mientras la voz de Chullumbo narraba historias alrededor de la cacería del cerdo sajino y alrededor de leyendas de mujeres perdidas en el bosque, por siempre temidas por los hombres. Había espacio en su interpretación para narrar sobre la llegada de los colonos, las pugnas por la tierra con la selva y en fin, el deseo de mantener su cultura, a pesar del aparecimiento del asfalto y de las escuelas que imponían el uso del español.

 

Al respecto, Chullumbo narró la historia de su nombre. “En español mi nombre significa: Dulce Abeja; sin embargo, mis padres también me pusieron un nombre convencional en español, como es Carlos Alvarado”, sostuvo antes de recibir aplausos y vivas.

 

Su grupo (Yumbos Chaguamangos) se formó hace 45 años, producto del tesón del compositor, que de a poco, consolidó una propuesta artística, que fue reconocida en su provincia. Al momento su trabajo ha sido reconocido por las autoridades locales, que han elevado a su música en reliquia histórica, por lo que la declaratoria de patrimonio cultural que le realizó el Ministerio Coordinador de Patrimonio complementa los reconocimientos recibidos.

 

Chullumbo es un virtuoso del violín, que además interpreta con maestría el caparazón de tortuga y el pingullo. En algunas ocasiones ha compartido el escenario con otro maestro como es Julián Tucumbi. Además de la música, Chullumbo es ilustrador de libros infantiles y escritor. Por lo que su tarea artística es realmente diversa. Algunas muestras de su trabajo en cuanto al diseño fueron recogidas en el espectacular libro de gran formato sobre Taitas y Mamas. Esta obra se encuentra disponible en varias librerías de todo el país.

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