Que cesen, pues, definitivamente las anomalías retardatarias y funestas de nuestro sistema político y económico, y procúrese el levantamiento de la República bajo el régimen de igualdad y justicia para todos los ciudadanos, al amparo de nuestra Constitución liberal y del Derecho moderno, implantando las reformas que reclama, vanamente hasta hoy, la voz de la mayoría; voz que, para nosotros, será enteramente un mandato respetado(1).

La Revolución Juliana (que tuvo su culmen el 9 de julio de 1925) es un suceso histórico que aún provoca encontradas opiniones y ensayos en nuestro país. A este debate se une hoy la publicación de Gustavo Pérez Ramírez, miembro de la Academia Nacional de Historia, historiador y diplomático de larga trayectoria.

Gracias a una amplia investigación, Pérez logra aunar en este libro datos históricos, testimonios y documentos para construir una imagen clara —con sus matices, por supuesto— de cómo se gestó la Revolución de ese entonces, los porqués del levantamiento y el papel que tuvieron en el proceso los involucrados.

Es posible, gracias a este libro, conocer a los participantes del levantamiento, desde una perspectiva personal, gracias a los apuntes y a los testimonios propios y de terceros. Estos documentos le otorgan a la historia de la Revolución una nueva luz, pues la palabra de los hombres es contundente frente a la lejanía en el tiempo de los hechos.

Gracias a la historia y a los nombres grabados en la placa que está ubicada en la casa del teniente Agustín Patiño —uno de los oficiales participantes en la revuelta, y en cuyo hogar se formó la Liga Patriótica Nacional—, en la ciudad de Quito, es posible reconocer a los militares involucrados, pero hasta ahí llega la información a la que podemos acceder. Es por eso que el trabajo de Gustavo Pérez deviene en un valiosísimo documento donde constan las biografías de los jóvenes militares que en aquel tiempo se lanzaron al ruedo político en un escenario de inestabilidad y miedo.

A través de testimonios y documentos, Pérez ha reconstruido la biografía del teniente Agustín Patiño (fallecido en un confuso incidente en el Grupo de Artillería en Calderón, en 1936); el teniente Virgilio Guerrero Espinosa, el teniente José Morán Estrada, el alférez Carlos Abarca Montecinos, el teniente José Antonio Guerrero, el coronel Luis A. Rodríguez, el capitán Samuel Jarrín Polanco y el teniente Manuel Martín Ycaza. Por supuesto, muchos otros nombres fueron consignados luego, en la carta de la Liga Militar, y de ellos da breve cuenta el historiador en esta obra.

Así mismo, se menciona a los oficiales de alto rango que participaron luego en los procesos que se dieron luego de la primera revuelta. No puede faltar, por supuesto, una breve biografía de Luis Napoleón Dillon, gestor intelectual de la Revolución Juliana, quien aportó desde su posición a la concreción de los objetivos de la revuelta.

Es así que esta obra de Gustavo Pérez recoge, con éxito, todos los matices de una época y se convierte no solo en un texto de consulta, sino en un compendio digerible y fácil de leer para quienes quieran indagar un poco más en los procesos históricos que contribuyeron a hacer de nuestro país lo que hoy es.

Nos encontramos aquí reunidos un grupo de Oficiales jóvenes llenos del más puro y sincero patriotismo, resueltos a luchar con lealtad y con valor para salvar a la Patria del caos administrativo y de la miseria económica... El 25 de Octubre llamó a las puertas del corazón, en gesto vibrante y batallador, el Dios todopoderoso de la voluntad; y todo lo que hasta entonces había sido un sueño, se transformó al calor de una patriótica discusión, en halagadora realidad. Como consecuencia, se acordó formar la Liga Militar.

Apelo a la entereza de carácter, lealtad a los ideales de la Liga Militar, la sinceridad y el valor y sacrificio.

Alférez Carlos Abarca, Discurso del 4 de diciembre de 1924 (fragmento).

Si por nacionalismo se ha de entender la labor en pro de los ideales nacionales, a base de las gloriosas libertades conquistadas por el liberalismo, los jóvenes oficiales somos nacionalistas. Suprimir las durezas de un partidarismo intransigente y mal comprendido, rehacer la República, es el objetivo que perseguimos, pero suponer, al amparo de estas declaraciones nuestras, una regresión al conservadorismo, es demasiada infantilidad.

Carlos A. Guerrero, en entrevista con Luis Alberto Falconí.

Los grandes movimientos sociales, sobre todo cuando tiene por objetivo algo más que intereses económicos de crudo y rudo positivismo personal, deben ser ampliamente abordados por la juventud redentora de los pueblos; a ella pues le toca, porque las más bellas lides culminan con éxito.

Fragmento de la Declaración en el Acta de constitución de la Liga militar.

Notas

1.- Extracto del Manifiesto a la Nación emitido por el núcleo de la Liga Militar de la ciudad de Guayaquil, después del levantamiento en 1925. Citado en Pérez, Gustavo (2014). La Revolución Juliana y sus jóvenes líderes olvidados. Quito: Academia Nacional de Historia.

Otras obras de Gustavo Pérez Ramírez son:

- Camilo Torres Restrepo: profeta para nuestro tiempo.
- Utopías para el siglo XXI.
- Del Vesubio al Cotopaxi (biografía de Carlo Cassola)
- Luis Napoleón Dillon, intelectual humanista del siglo XX.
- El Acta de Independencia de Quito 1809.
- La Revolución de Quito 1809 a la luz de nuevos documentos.
- Los luchadores por la Independencia nos interpelan.
- Todos somos africano-descendientes.
- La Constitución del Estado de Quito del 15 de febrero de 1812.