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Diálogo
Gordon McMullan: “Shakespeare es un autor global que mira al futuro”
Gran Bretaña ya ha dado inicio a las conmemoraciones por los 400 años de la muerte del genial dramaturgo inglés William Shakespeare (1582-1616), con una serie colosal de eventos culturales, desde conciertos y óperas basadas en la obra del autor inglés, pasando por espectáculos de danza, teatro, poesía, arte, recitales, la publicación de antologías y revistas, y un gran número de conferencias y debates sobre el legado y el impacto del ‘Bard’.
El festival, titulado ‘Shakespeare 400’, reúne a 25 de las instituciones culturales más influyentes de Inglaterra, desde el Teatro del Globo y el Teatro Nacional, a la Orquesta Filarmónica de Londres, la Royal Opera House, el Museo de Londres, la British Library, la Sociedad Real de Literatura, el Centro de Arte Barbican y el Film London, entre otros.
Su creador y director, el autor británico Gordon McMullan, mantuvo un extenso diálogo con EL TELÉGRAFO sobre la importancia de Shakespeare en el mundo, su impacto y vigencia a cuatro siglos de su muerte, y cómo la obra de Shakespeare sigue hoy en día inspirando a una interminable lista de escritores, poetas, dramaturgos, cineastas, pintores y cantantes, entre otros.
McMullan, que es además director del influyente London Shakespeare Centre del King’s College de Londres, ha escrito y editado una veintena de libros y revistas especializadas, entre ellos What is a ‘late play’? (2009), Shakespeare and the Idea of Late Writing (2007), y The Politics of Unease (1994), además de ser uno de los editores de la edición Norton de las obras de Shakespeare en inglés.
El académico e investigador viajará en noviembre próximo a Chile, para hablar sobre el impacto que ha tenido Shakespeare en América Latina.
¿Podría contarnos qué es exactamente el London Shakespeare Centre y cómo surgió la idea del llamado ciclo de eventos ‘Shakespeare 400’?
El London Shakespeare Centre forma parte de la universidad King’s College Londres, y es uno de los centros del Instituto de Artes y Humanidades. Nosotros ofrecemos dos maestrías en colaboración con otras instituciones. La primera es una maestría en estudios de Shakespeare, en coordinación con el Teatro del Globo y que se enseña desde hace 16 años. Y la segunda es una maestría en Literatura inglesa, junto con la British Library. Esto significa que contamos con un gran número de estudiantes de maestría y doctorado en estas áreas. La idea de nuestro centro es organizar eventos públicos para graduados, pero también para la gente en general, que buscan conectarnos al mundo. El objetivo es convertirnos en el principal foco en Londres para el estudio de Shakespeare y sus autores contemporáneos. No solo estudiamos a Shakespeare, sino también a otros poetas y dramaturgos de ese período. Contamos con un grupo de muchos expertos en el ‘Bardo’ y de su obra. Básicamente lo que presentamos en Londres, es un equivalente del Instituto Shakespeare en Stratford-upon-Avon, la ciudad de nacimiento del autor. Nos enfocamos en el estudio académico de la obra shakespereana, pero también una interacción entre los académicos y las instituciones culturales interesadas en Shakespeare.
¿De ahí entonces surgió la idea de ‘Shakespeare 400’?
Todo comenzó en 2012, cuando durante los Juegos Olímpicos de Londres se había organizado el llamado Festival de Shakespeare. Ese evento se enfocaba principalmente en el autor y el teatro. Y en ese momento, yo estaba investigando la obra de un predecesor mío como profesor de literatura inglesa en King’s College, Israel Gollancz, quien fue una figura central en la organización de eventos conmemorativos por el 300 aniversario de la muerte de Shakespeare, en 1916. Por entonces una de las cosas que estaban tratando de hacer era construir un teatro en Londres dedicado enteramente a las obras de Shakespeare. Pero se desató la Primera Guerra Mundial y arruinó sus planes. Llevó mucho tiempo para que ese plan finalmente se concretara. Pero finalmente ocurrió, 50 años más tarde, con la creación del Teatro Nacional. Inicialmente querían que se llamara Teatro Nacional Memorial Shakespeare. Yo estuve investigando lo que ocurrió en 1916 y me di cuenta que el King’s College, a partir del trabajo de Gollancz, estuvo en el centro de los preparativos para las celebraciones de aniversario de Shakespeare. En 2012 pensé que como en cuatro años se conmemorarían los 400 años del aniversario del dramaturgo, teníamos que organizar un festival nacional, pero no solo enfocado en el teatro, sino también en otras artes, como la música, la ópera, la poesía, la danza contemporánea, etc. Así fue como comencé a contactar a instituciones culturales de Londres, entre ellas el Teatro del Globo, el Centro Barbican, el Teatro Nacional, la Orquesta Filarmónica de Londres, y quedé impresionado con cuán entusiasmados estaban al respecto.
Es decir que los Juegos Olímpicos dieron el puntapié inicial a los festejos de Shakespeare…
Debido a los Juegos Olímpicos y a la importancia que tuvo ese evento, pocas instituciones se habían puesto a pensar que 2016 iba a ser el gran año para celebrar a Shakespeare. Así comenzamos a planear para poner en marcha esta serie colosal de conmemoraciones. Por ejemplo, la Orquesta Filarmónica de Londres investigó un poco y se dio cuenta que muchos británicos que suelen ir al teatro a ver obras de Shakespeare estaban interesados en ir a escuchar música basada en la obra de ese autor, o de esa época. Las autoridades de la orquesta vieron la posibilidad de expandir sus audiencias gracias a Shakespeare. Finalmente, reunimos a 25 de las instituciones culturales más influyentes de Londres, con nuestra universidad liderando las conmemoraciones, para organizar el megaevento. Por ejemplo, uno de esos organismos, Film London, está creando una serie de cortometrajes animados basados en Shakespeare y su influencia en la fotografía. Estamos fascinados en estas conversaciones creadas entre académicos y organizaciones creativas. Por ejemplo, yo he aprendido muchísimo cuando me han invitado a ensayos del Teatro Globo, aportando mis conocimientos sobre Shakespeare, pero al mismo tiempo aprendiendo sobre aspectos que no conocía de las puestas en escena.
¿Cuál cree que ha sido el impacto global que ha tenido William Shakespeare y por qué cree que sigue siendo un autor tan vigente, incluso a 400 años de su muerte?
Me he dado cuenta del gran interés que tiene, por ejemplo América Latina, en Shakespeare, cuando recibí la semana pasada una invitación para hablar en noviembre en una conferencia en Chile, llamada ‘Puerto de Ideas’. La palabra clave que hay que usar hoy día para entender a Shakespeare es ‘global’. Shakespeare ha dejado de ser un ícono inglés, y se ha convertido en un escritor y una figura global. No creo que uno pueda decir que hay algo intrínseco en la obra del autor que lo haga universal. Pero lo que sí podría decir acerca de por qué Shakespeare sigue tan vigente, es que ha sido un gran maestro a la hora de utilizar historias del pasado que provenían de distintas culturas y lenguas. Y las hizo relevantes. Por un lado, es global, y esto quiere decir que un sitio particular del mundo, su obra se reinventa de una forma que funciona para el lector local. Después de todo, Shakespeare estaba utilizando historias que habían sido escritas siglos antes que él naciera.
¿Shakespeare como una especie de traductor cultural o recreador de viejas historias?
Exacto. Por ejemplo tenemos el caso de Romeo y Julieta. Es una historia que se había contado una y otra vez en el pasado, hasta nueve veces en diferentes lenguas, antes de que Shakespeare la utilizara y la re-inventara, modernizándola para las audiencias de su época. El hecho de que ahora haya personas que reinventen Romeo y Julieta en distintos contextos y lenguas es totalmente correcto en términos de esa trayectoria que Shakespeare había comenzado. El ha sido el mejor adaptador que existió jamás. Eligió historias que leyó con placer, y las reimaginó, en algunos casos cambiando el final o agregando personajes. Hizo lo que hizo y creó un mundo que es puramente suyo. Así se pensaba la creatividad en esa época, no tenían nuestro concepto de originalidad y del ‘genio’, algo que surgió a partir del siglo XIX. Ellos creían en rehacer, reimaginar algo ya contado en el pasado. Lo que pasa ahora con su obra en el mundo es algo que el mismo Shakespeare aprobaría. ¡Estaría encantado con todas las adaptaciones e interpretaciones de su obra! Por ejemplo una adaptación en español de una de sus obras, pero pensada en un concepto latinoamericano. Eso sería perfecto y sin dudas hubiera sido algo que él mismo hubiera hecho en su época.
¿Cree que existe un aspecto democratizador asociado a la obra de Shakespeare y por eso su vigencia actual?
Hay algo acerca del ‘cachet cultural’ de Shakespeare, el hecho de que la obra de Shakespeare logró ser interpretada por distintas culturas y países a su manera. Hay dos aspectos que son claves con respecto al impacto de Shakespeare en el mundo: esa sensación de ‘cultura elevada’ que deja a los lectores, pero al mismo tiempo esas historias fantásticas que narró y que siguen siendo muy pertinentes para las audiencias, sean de donde sean. Shakespeare escribía para una compañía teatral en Londres que presentaba obras para todo el pueblo, a las que podían acceder todos, los ricos y los pobres. Es cierto que también contaban con otro teatro para una audiencia que podía pagar más, incluso presentaban obras para la Corona, para el Rey Jaime I, pero en sí era una compañía muy democrática. Shakespeare tuvo que escribir obras para todo tipo de audiencias y eso es clave a la hora de por qué sigue siendo tan actual.
Como parte de ‘Shakespeare 400’ el centro que usted dirige publicó el mes pasado un libro llamado On Shakespeare’s Sonnets (Sobre los sonetos de Shakespeare), invitando a una decena de destacados poetas ingleses a responder escribiendo textos inspirados en sus sonetos favoritos de Shakespeare. ¿Cree que de alguna manera ese modelo de inspiración para autores contemporáneos es clave en los festejos de este año?
Fue maravilloso. Ese libro fue una idea fascinante. En principio creíamos que solo dos o tres poetas se iban a sumar al proyecto, y terminaron siendo muchísimos, incluyendo aclamados autores como Andrew Motion, Carol Ann Duffy, Don Patterson, Gillian Clarke, Paul Muldoon, Ruth Padel, Simon Armitage, Roger McGough, Mimi Khalvati y Jo Shapcott. Ciertamente fueron invitados a ser tan reverentes o irreverentes como quisieran, por eso algunos de ellos mantuvieron el formato del soneto, mientras que otros se rebelaron contra él. La idea de ‘Shakespeare 400’ es incentivar a las instituciones culturales que se sumaron al proyecto, para crear proyectos que vayan más allá de lo tradicionalmente conmemorativo sobre el dramaturgo inglés. No queríamos material que fuera predecible o comercial, buscábamos algo más. La forma en que los poetas respondieron fue exactamente así, algunos fueron reverentes con respecto a la obra de Shakespeare, y otros se rebelaron, saliéndose del formato tradicional del soneto shakespereano.
¿Podría contarnos en qué está trabajando actualmente sobre Shakespeare y qué aspectos de la obra del dramaturgo inglés encuentra ahora más fascinantes después de haber escrito e investigado tanto sobre él?
Los dos aspectos principales de mi trabajo sobre Shakespeare en los últimos años han sido editando libros e investigando sobre la obra de mi predecesor, Israel Gollancz en 1916. Principalmente me he enfocado en el trabajo como editor para el llamado The Norton Shakespeare, junto a colegas estadounidenses. Por varias razones, la editorial Norton decidió que quería editar todos los textos de Shakespeare en lugar de usar las versiones estandarizadas de Oxford. Stephen Greenblatt, que es la mayor eminencia sobre Shakespeare en el mundo y que está a cargo del proyecto editorial, nos pidió trabajar con otros editores para crear versiones modernizadas de esos textos. También he trabajado sobre Shakespeare y lo que llamo su estilo tardío, en un libro que se publicó hace unos diez años (Shakespeare and the Idea of Late Writing). Pero actualmente estoy trabajando sobre la historia de las conmemoraciones de Shakespeare. Desde 1916 y los festejos por los 300 años desde su muerte. Oxford University Press ha publicado recientemente el libro sobre los homenajes hechos a Shakespeare en la historia que escribió Gollancz. Podríamos decir que 1916 fue un año clave, porque es a partir de allí que la obra de Shakespeare se volvió realmente global. Gollancz había invitado a muchos académicos de distintas partes del mundo a contribuir sobre la obra de Shakespeare. Y esos ensayos fueron muy variados, algunos de ellos bastante irreverentes. Contribuciones muy políticas, por ejemplo desde Irlanda, que hablaban sobre la idea de descolonizar ese país del idioma inglés, dando más espacio al gaélico. También hubo una contribución sudafricana que hablaba de Shakespeare y su obra como dispositivos para discutir problemas raciales y del apartheid en ese país. Al analizar lo que hizo Gollancz en 1916, estoy aprendiendo mucho sobre los orígenes de las conmemoraciones de Shakespeare, pero también sobre los orígenes del Teatro Nacional, de la Compañía de Teatro de Shakespeare y sobre el Teatro del Globo. Estoy escribiendo además un libro que se llamará Antipodal Shakespeare, que analiza la forma en que los 300 años de la muerte del autor fueron conmemorados en Londres, pero también en Australia y Nueva Zelanda. Pienso en las similitudes y diferencias de Shakespeare en esos puntos que son antípodas, pero también en aspectos de mitología nacional y del discurso imperialista que desde el Gobierno británico se trataba de imponer a la obra de Shakespeare.
¿Cree que han cambiado mucho las cosas desde hace 100 años en cuanto a cómo se percibe hoy la obra de Shakespeare?
Es una pregunta fascinante. Por un lado creo que han cambiado muchas cosas, pero diría también que hay muchos aspectos que permanecen. Esta idea de que Shakespeare no es solo un escritor inglés, sino también del mundo entero. Para Gollancz, Shakespeare era un autor global, y no imperial. Y yo comparto esa idea. Me interesa pensar en cómo Shakespeare y su obra siguen siendo recordados y pensados alrededor del mundo. Yo espero que recordar la obra de Shakespeare incentive a más creatividad. No se trata solo de mirar atrás, sino de pensar hacia adelante. Shakespeare es un autor global que mira al futuro.
Un profesor de literatura inglesa en King’s College, Israel Gollencz, era una figura central en la organización de los eventos conmemorativos por el 300º aniversario de la muerte de Shakespeare en 1916. Se estaba tratando de construir un teatro dedicado a las obras de Shakespeare. Pero se desató la Primera Guerra Mundial y arruinó sus planes.