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El nuevo Diccionario de la Lengua Española

El nuevo Diccionario de la Lengua Española
27 de octubre de 2014 - 00:00 - María del Pilar Cobo, Correctora de textos y lexicógrafa

Hace algunas semanas se publicó la decimotercera edición del Diccionario de la Lengua Española (DLE). Esta edición se publica 13 años después de la anterior; sin embargo, en la versión electrónica (www.rae.es) ya se han incorporado enmiendas al diccionario anterior y artículos nuevos, lo que en realidad tenía mucha lógica, pues ahora, con la tecnología, ya no es necesario esperar tanto tiempo para ver incorporada una nueva palabra o una nueva acepción. Con el lanzamiento del DLE han surgido varias críticas a la RAE, sobre todo por el hecho de que se han incorporado palabras que ‘atentan’ contra el buen español. Yo creo que es importante anotar que la intención de los diccionarios (de todos, no solo del de la RAE) es registrar la evolución de la lengua y cómo la utilizan sus usuarios, es decir, la gente de a pie, independientemente de si ese español se parece o no al académico.

 

El director del DLE, Pedro Álvarez de Miranda, dijo en alguna de las entrevistas que le han hecho acerca del diccionario que este va por detrás de la realidad y no por delante. Esta me parece una frase que explica muy bien la función del diccionario, que es ser testigo de la realidad. El lenguaje nombra la realidad y el diccionario registra esas palabras y expresiones que usamos para nombrarla. El hecho de que consten en esta nueva edición palabras como ‘okupa’ o el verbo ‘okupar’ (que se ha dejado “con k, letra que refleja una voluntad de transgresión de las normas ortográficas”, según se explica en la entrada), friki o espanglish refleja las realidades de los usuarios, aunque estas palabras no necesariamente correspondan a una norma culta.

 

El hecho de que se hayan incluido muchísimas palabras en esta nueva edición nos dice que el idioma no es un ente inmóvil, sino que se mueve y vive. Obviamente, incorporar una palabra tampoco es un hecho fortuito, pues se produce luego de sopesar si se encuentra arraigada en el uso durante un lustro. Esto explica por qué dentro del diccionario no consta ‘wasappear’, pero sí tuitear y chatear, que son palabras que llevan mucho tiempo más en la ruta de nuestro idioma. También, el hecho de que no encontremos ciertas palabras (como ébola) no quiere decir que estas no existan y no puedan usarse, pues, como ya hemos visto, el ‘permiso’ de existir no lo da el diccionario, sino los usuarios.

 

Este nuevo diccionario también tiene la característica de ser más panhispánico que sus antecesores, pues en su elaboración han intervenido las 22 academias de la lengua. Además, el DLE se ha nutrido de 19 mil americanismos, lo que indica que hay un trabajo mucho más abierto al respecto. Obviamente, aún se trata de un diccionario producido en España, pues falta todavía mucho por acercarse a América. Un avance, claro, es el hecho de que haya algunas palabras más que cuentan con la marca España, es decir, aquellas que solo se usan en ese país. Otro avance es la incorporación de la marca de Estados Unidos, lo que demuestra que se ha tomado en cuenta a este país, donde el español es el segundo idioma después del inglés.

 

Aún falta mucho por hacer. El DLE seguramente tendrá muchas críticas por incorporar unas palabras y dejar de lado otras, pero lo importante es que, como usuarios del español, nos adueñemos de él, lo hagamos crecer y lo respetemos, independiente de si una palabra es definida o no dentro de un diccionario.

 

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