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De las palabras a los hechos
El Kichwa y nuestra comida
En semanas anteriores hemos visto la importancia de conocer y entender las lenguas ancestrales de nuestro país, sobre todo porque son parte de nuestra identidad y nos configuran como nación. A veces no nos damos cuenta de que estas lenguas son parte de nuestra identidad, tanto, que están presentes en nuestra cotidianidad. Algunas palabras se han arraigado de tal manera que caminan por la calle y se cuelan en nuestras actividades diarias sin que nos detengamos a pensar en sus orígenes. Una de las situaciones cotidianas en las que están presentes las lenguas ancestrales es en la comida. Veremos hoy algunos ejemplos de cómo el kichwa ha entrado en nuestra cocina, y utilizamos palabras cuyo origen desconocemos.
Una de estas palabras que viene del kichwa es locro, esa deliciosa sopa de papas tan tradicional sobre todo de la Sierra. Locro viene del kichwa lugru, que significa, precisamente, ‘sopa de papas’, según el diccionario de Luis Cordero. Según Cordero, también se llama locro a la preparación análoga de esta sopa con otro tipo de raíces o de granos. Aparte de este locro, tenemos otro muy tradicional de la Sierra: el yaguarlocro. Esta sopa se sirve acompañada por la sangre de borrego, de ahí su nombre, pues yawar significa sangre.
Hay otras palabras que también vienen directamente del kichwa, como el chapo, una bebida que se elabora con máchica y agua. Chapu, en kichwa, quiere decir mezcla. Otra palabra es mapahuira, que viene de mapa (sucio) y wira (manteca). Así mismo, tenemos a las famosas cascaritas del Austro, cuyo nombre original es cuchicara: piel (cara) de cerdo (cuchi). La palabra tanta (pan) también es usada en algunos casos como en el de choclotanda (pan de choclo o humita) o tandamote (pan de mote). En Bolívar se usa también la palabra puca api para referirse a la colada morada (puca: rojo y api: colada), que se sirve en el Día de los Difuntos.
Así como hay palabras que se usan en el idioma original, también hay otras que son una prueba de la mezcla entre este idioma y el español. Tenemos, por ejemplo, a las guaguas de pan, que se preparan también en el Día de los Difuntos. Wawa es una palabra kichwa que, como todos sabemos, significa niño. También encontramos a la tripamishqui, que es una combinación del castellano tripa con el kichwa mishki (dulce). En algunos lugares de la Sierra también se consume el cachicaldo, una sopa elaborada con agua, sal, cebolla picada y carne, que viene del kichwa kachi (sal) y del español caldo.
Estos son solo algunos de los muchísimos ejemplos de cómo el kichwa es parte de nuestra cotidianidad. Obviamente, sería bueno que mediante esta actividad cotidiana nos interesáramos también por conocer esta lengua en otros ámbitos. Es impresionante darnos cuenta de cómo las lenguas ancestrales, aunque a veces incluso nos esforcemos por ignorarlo, van configurando lo que somos y lo que hacemos.