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El impacto está en la actuación y la composición
Debido al cuarto poder, la prensa y otros medios de comunicación cada uno con sus líderes de opinión incluidos, es poco lo que se puede conocer realmente de la cultura de los países árabes en África, Medio Oriente y Asia sin que se haya viajado y permanecido un tiempo en uno de ellos. Por posiciones políticas encontradas entre sus presidentes, los países occidentales liderados por EE.UU., no permiten que se dé un fuerte acercamiento social e ideológico entre América e Irán, pero el cine de esta última nación ha logrado romper las barreras simbólicas y llegar a quienes quieren apreciar arte cinematográfico. A separation, película de 2011, ha sido la punta de lanza para que el cine y el audiovisual iraní inoculen con benevolencia a aquellos cinéfilos occidentales que estén dispuestos a contemplar lo que tienen que decir los creativos, técnicos y actores de una industria que normalmente es dominada por Hollywood, ciudad del estado de California perteneciente a la gran nación conocida como Estados Unidos de América. Aquella es la pequeña película que pudo salir al mercado cinematográfico mundial y aún logra conmover con su historia sencilla, pero bien contada y muy profunda en cuanto a sus implicaciones semánticas.
En Occidente el divorcio es de lo más común, pero en países como Irán, como demuestra el filme A separation, una cuestión legal que acá parece el pan nuestro de cada día puede traer una cola emocional, social y cultural que puede acabar con familias enteras. El director Asghar Farhadi muestra a través de una sobria puesta en escena que no involucra escenarios o sets construidos específicamente para un filme, que la vena teatral y literaria en el arte cinematográfico es muy relevante, al momento de combinarse eficazmente con la fotografía, que los divorcios o separaciones de parejas no solo afectan a los que conforman un matrimonio, sino a sus hijos, padres, empleados, profesores de sus hijos y familiares y acreedores de sus empleados. La pareja protagonista de A separation formada por Payman Maadi en la piel de Nader y Leila Hatami en el rol de Simin demuestra lo duro que es pensar en el bienestar de una hija cuando el hombre de la casa no puede disociarse de su rol de hijo para atender a un padre minimizado física y mentalmente por el Alzheimer ni tampoco olvidarse de su orgullo, ética, moral, código de honor y compromiso como jefe de la casa y de la familia para asumir su entera responsabilidad en las consecuencias de un incidente violento con la recién contratada enfermera de su padre. Simin quiere que se cumpla el proyecto de vida que ambos habían trazado hasta que Nader decidió asumir completa responsabilidad sobre la atención a su padre enfermo, marcharse al exterior en busca de mejores oportunidades de estabilidad y desarrollo para la hija de ambos, Termeh de 11 años, interpretada por Sarina Farhadi.
El cómo se conocen sin tener que decirse las cosas de frente de Nader y Simin es lo que sostiene el relato audiovisual de A separation, mas, no así su trama, argumento e historia que son total y entera responsabilidad de Termeh, quien es una mujer de una mentalidad y sabiduría mucho más allá de su edad física y cronológica. Incluso su madre se da cuenta de que la única razón por la que Termeh no acepta irse con ella a casa de sus abuelos maternos es porque esconde su sufrimiento por la vida aproblemada de su padre, pero sabe que si lo deja entonces su madre la llevará al extranjero y entonces llegarán a su abrupto término la familia y el hogar. Sin embargo, no se puede minimizar el rol de Nader en la historia ya que es su devoción de hijo la que lo lleva a contratar a la embarazada Razieh, interpretada con magistralidad neutral por Sareh Bayat, quien acude con buena intención a un trabajo que reconoce paga poco para lo exigente que es a pesar de que debe movilizarse desde muy lejos para estar en casa del padre de Nader a las 08:00, a soportar la perenne presencia de la hija de la enfermera-criada , la inocente Somayeh, en su casa y la contrapropuesta de la religiosa mujer para que contrate un enfermero hombre, a su desempleado marido Hojjat, pero sin decirle que ella ya estuvo cumpliendo con el oficio por un par de días sin informárselo a él. Desde esas omisiones de Razieh y esa contractualidad “siniestra”, pero honrosa, de Nader parten los conflictos que acabarán con dos familias iraníes.
A uno le dará vueltas la cabeza mientras repiensa y revisa las escenas iniciales de A separation cuando ya está inmerso en la trama del segundo o tercer episodio del filme y ansía tener la certeza de quién causó todos los problemas legales que enfrentan a las familias de Nader y Hojjat y destruyen la tranquilidad de la profesora de Termeh, Miss Ghahraii. Es un enfrentamiento de clases sociales, pero también una lucha por preservar el honor personal y familiar a la par que se establece quién es responsable de los males del otro y además posee la razón sobre lo sucedido entre ambas familias: “todo” indica que Nader en un momento de furia ignoró el embarazo de Razieh y la empujó fuera de su casa en el segundo piso de un modesto condominio, muy cerca de las escaleras, lo que causó que la mujer cayera en un escalón y esa misma noche fuera sometida a cirugía por un aborto involuntario. Otra omisión de Razieh explicará ese trágico suceso, lastimosamente solo revelará la verdad a Simin, pidiéndole que se olvide de un trato para que Nader compensara a Hojjat por el asesinato de su hijo no nato y que no le haga partícipe a Hojjat de esa verdad que devastaría la validez de su lucha legal contra Nader. En medio de todo el torbellino emocional, retratado hermosamente en tonos tierra y sepia en una sucesión de planos medios y americanos muy cerrados y con ángulos de cámara de todo tipo, en especial picados y contrapicados, overshoulders y laterales, Termeh será quien más sufra por la guerra entre familias.
La banda sonora, en especial el juego con los silencios, realza la belleza cualitativa de A separation, haciendo aun más claro su mensaje de cómo llegar a la verdad entre mentiras. El decorado de sets, vestuario, diseño de producción y dirección de arte son la cereza del pastel en una visualidad que impacta emocionalmente y no solo sensorialmente. Aquí el único efecto especial es la actuación del elenco de intérpretes que desfilan ante la cámara en secuencias tan significativas como el inicio del trámite del divorcio entre Nader y Simin, las introspecciones de Termeh en medio de la crisis familiar y el finiquito del divorcio que da término al filme, con los créditos que se sobre imponen en la escena en la que Simin y Nader esperan en los pasillos de la corte, cada uno sentado a un lado del edificio, para saber con quién decidió quedarse Termeh.
Si el cine norteamericano, el de Hollywood específicamente es deudor de la publicidad y del uso que esta hace de las metáforas, las hipérboles y los símiles, el cine iraní, en la línea de A separation es representativo de la narrativa, la literatura, la novela, el teatro, sobre todo en el marco del género épico. Sus figuras literarias son la onomatopeya, la prosopografía, la etopeya, el retrato y la imagen. A separation no solo merece ser vista por haber cosechado 59 premios, entre ellos un Óscar, y haber obtenido 21 nominaciones a otros galardones, sino por su belleza visual y su poderosa narrativa antropológica y filosófica.