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Música

El flamenco (I)

Fotograma de la película Flamenco, de Carlos Saura, un apasionado de este arte. Para él, el flamenco debería ser considerado "patrimonio del universo".
Fotograma de la película Flamenco, de Carlos Saura, un apasionado de este arte. Para él, el flamenco debería ser considerado "patrimonio del universo".
22 de septiembre de 2014 - 00:00 - Freddy Russo, Musicólogo ecuatoriano

Orígenes

Según el fundador del nacionalismo andaluz Blas Infante, la palabra ‘flamenco’ viene de la voz fonética hispano-árabe ‘fallah mengu’ que significa ‘campesino sin tierra’. Es decir, se origina por la migración de gitanos que fueron expulsados de distintos lugares de Europa, trasladándose hasta Andalucía. Allí se produjo una fusión, un sincretismo con los flandes, denominación de los habitantes de esa región. Para subsistir, los gitanos empezaron a cantar y a bailar entreteniendo a la gente. De allí su origen Verdial (gitano) emparentándose con el flamenco de Flandes.

Como género musical, el flamenco nace en Andalucía y se desarrolla desde el siglo XVIII hasta el XX. Su génesis resulta de la fusión de una serie de ritmos: griego, gitano, judío, morisco, castellano, africano y cubano. El flamenco se expresa con el cante, el baile y el toque. En cuanto al cante, procede de los griegos que poseían la técnica de la voz llamada melismática, que cambia la altura de una sílaba musical, las notas prolongadas y agudas que evocan un lamento, de allí su grito desgarrador. Dicen los cantaores “que no lo hacen con la garganta sino con las vísceras”, a “palo seco”, es decir, a capela.

En cuanto al baile, aparece del sustrato prerromano: en sus fiestas intervenían unas bailarinas gaditanas (puellae gaditanae), que ejecutaban bailes rítmicos, sensuales y paroxísticos ayudadas por unos crótalos o palillos parecidos a las castañuelas modernas, todo aquello llamado baile del Tartessico, que ha sobrevivido hasta el flamenco tradicional. Al inicio, el baile del flamenco se hacía solo con las manos, tocando las palmas, el conocido ‘palmoteo’. Después se implementó la guitarra; Julián Arcos fue el artista que empezó a componer temas con este instrumento. En el baile, participaban hombres y mujeres, donde ellas dominaban.

El flamenco se caracteriza por el lenguaje de las manos y el movimiento de los brazos en alto sobre la cabeza, con giros redondeados para que no se noten los codos, mientras las manos se mueven hacia afuera acompañando la música. Lo más conmovedor es el ‘taconeo’ con distintas percusiones: golpe, planta, tacón y punta. El cuerpo, ligeramente tirado hacia atrás, muestra el garbo y la elegancia que hacen del flamenco un baile original, conformando un todo único con las ondulaciones de los cantos, el sonido seco de los tacones y el rasgado metálico de las guitarras adornado por el repiqueteo de las castañuelas y Olé(1).

Primer período o época de oro

La primera etapa va desde 1860 hasta 1910. Empezó a desarrollarse en los barrios, en fiestas familiares, luego emergieron las bulerías que cultivaban el canto y el baile de compás mixto y ritmo muy vivo. Luego, con la eclosión de las escuelas taurinas de Ronda y Sevilla vino la presentación abierta de cantes y bailes del flamenco, acompañado con palmas redoblas o naturales. Aprovecharon los tablados para divertir al público que se reunía en los graderíos de las plazas de toros. Es decir, en este período hay una suerte de fusión del flamenco con la tauromaquia, asunto que le dio más vistosidad al espectáculo.    

Más tarde llegaron las peñas y los clubes hasta que en 1881 Silverio Franconetti (de origen italiano) abrió en Sevilla el primer café cantante flamenco. Este cantaor de extenso repertorio y grandes dotes artísticas estableció un ambiente muy competitivo, pues al propio Silverio le gustaba retar en público a los mejores cantaores que pasaban por su café. El gran cantante Fillo, que asistía a entretener, hacía de jurado. La moda de los cafés cantantes permitió el surgimiento del cantaor profesional y sirvió de crisol donde se configuró el cante primitivo andaluz, denominado como ‘cante jondo(2).

El arte del canto empezó a desarrollarse como espectáculo hasta imponer una moda. Demófilo, entusiasta recopilador de cantos y poemas, publicó su Colección de Cantes flamencos. Se abrieron entonces numerosas peñas, tascas y tabernas deviniendo en una suerte de ritualidad bohemia donde se popularizó como el mundo del cante jondo, hoy denominada ‘juerga flamenca’.

A decir del mayor poeta andaluz, Federico García Lorca: “Una de las maravillas del cante jondo, aparte de la esencial melódica, consiste en los poemas. Las más infinitas gradaciones del Dolor y la Pena, puestas al servicio de la expresión más pura y exacta, laten en los tercetos y cuartetos de la seguiriya y sus derivados. Causa extrañeza y maravilla cómo el anónimo poeta del pueblo extracta en tres o cuatro versos toda la complejidad de los más altos momentos sentimentales de la vida del hombre” (3).

A pesar de esta popularidad, el flamenco fue atacado fuertemente por el escritor madrileño Eugenio Noel y los intelectuales de la Generación del 98, exceptuando el poeta Antonio Machado y su hermano, que eran sevillanos e hijos de Demófilo (Antonio Machado Álvarez), gran coleccionista de cantos y poemas. Esa posición ‘antiflamenquista’ —castiza y puritana— tenía como argumento principal que el flamenco y la tauromaquia eran el origen de los males de España, porque estas manifestaciones culturales conducían al atraso económico y social en relación con otros países de Europa.

Notas:

1.- El musicólogo Adolfo Salazar dice que la voz expresiva olé, con que se anima a los cantaores y bailaores andaluces, puede proceder del verbo hebreo ‘oleh’ que significa “tirar hacia arriba”, poniendo de manifiesto que los derviches giróvagos de Túnez también danzan dando vueltas al son de repetidos ‘ole’ o ‘joleh’.        

2.- Según el diccionario de la Real Academia Española, el ‘cante jondo’ es “el más genuino cante andaluz, de profundo sentimiento”.

3.- García Lorca, F. (1994). ‘Importancia histórico-artística del primitivo canto andaluz llamado Cante Jondo’, Conferencia del 19 de febrero de 1922 en Granada, en Hernández, M. (ed.): Poema del cante jondo (p. 146-168). Madrid: Alianza Editorial.

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