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Latinismos

De las palabras a los hechos

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En las columnas anteriores revisé la influencia de los extranjerismos en diversos ámbitos. Ahora veremos cómo deben tratarse ciertas palabras procedentes del latín. Puede parecer extraño que se hable de palabras latinas que no forman parte de nuestro idioma, pues, al ser el latín la lengua madre de las lenguas románicas (como el español, el italiano o el francés), se asume que todas las palabras de este se pueden adaptar sin problema al español.

En muchos casos ha sucedido que las palabras latinas han formado parte del español desde el principio, es lo que se conoce como base léxica, es decir, aquellos términos que pasaron directamente del latín al español a medida que este idioma se fue formando. Sin embargo, en otros casos, algunos vocablos del latín se incorporaron al español cuando esta ya era una lengua ‘madura’, y se tratan de una manera especial. Estos términos son conocidos como latinismos.

Aunque los latinismos deben tratarse como extranjerismos crudos (deben escribirse en cursiva y respetando los rasgos del idioma original), existen varios de estos que ya se han incorporado al español. La nueva Ortografía de la RAE (2010) explica claramente que se tratará a los latinismos como extranjerismos crudos cuando “se usan en los textos con plena conciencia por parte del autor de estar empleando términos del latín” o porque resulta “más expresivo, informativo o evocador denominar con la palabra latina correspondiente realidades directamente vinculadas o pertenecientes al mundo latino”. Dentro de los latinismos entran las expresiones que se usan en el lenguaje culto.

Estas expresiones latinas deben tratarse como extranjerismos crudos. Algunas de las más comunes son habeas corpus, honoris causa, statu quo (no status quo), ad hoc, sine qua non, a priori, post mortem, ad honorem, alma mater, sui generis, alter ego y otras más. Hasta la Ortografía de 1999 la RAE había considerado que algunas de estas expresiones, por ser muy usadas en el español, debían adaptarse a él. Por ejemplo, en el Diccionario de 2001 (que fue el último que publicó la RAE) encontramos sui géneris, hábeas corpus o alma máter; sin embargo, a partir de la publicación de la nueva Ortografía se da un paso atrás (o hacia adelante, es incierto) y se decide que todas estas expresiones serán extranjerismos crudos.

No obstante, otras palabras no han corrido la misma suerte y son consideradas latinismos adaptados, ya que se han aceptado dentro del español. Estas se refieren a realidades actuales, como es el caso de álbum, déficit, hábitat, currículum, referéndum, réquiem o vademécum, por citar algunas. Como podemos ver, estas palabras llevan tilde y se escriben en letras redondas. Algunos de estos latinismos tienen doble grafía, porque han avanzado un paso más en la adaptación, como es el caso de pódium/podio, memorándum/memorando o maremágnum/maremagno.

Como vemos, los criterios para adaptar o no los latinismos tienen que ver sobre todo con el uso, pues, aunque el latín sea una lengua muerta, sigue dando vida a muchas palabras de nuestro español actual.

 

*Preguntas y sugerencias: pilicobo@gmail o a su cuenta de Twitter @palabrasyhechos

 

 

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