A Tanzania viajan miles de turistas durante todo el año, pero son pocos quienes permanecen en este país el 31 de diciembre para despedir el año y recibir otro.

Aunque resulte inusual celebrar esta fecha en este país africano, Tanzania ofrece diferentes opciones turísticas para quienes deciden pasar el último día de 2015 en esta región. Una de las opciones más cautivadoras es el paseo en camión por los parques más emblemáticos de Kenia y Tanzania que finalizan en la isla de Zanzibar.

Una vez terminada la visita, los turistas reciben el año nuevo en las llanuras del Serengueti.

Para quienes no quieren renunciar a la comodidad, hay campamentos bien equipados y situados en sitios estratégicos que permiten disfrutar las extensas llanuras del Serengueti y contemplar las puestas de sol. Para quienes buscan una experiencia diferente, existen también las acampadas salvajes (Fly Camp) a orillas del mítico río Mara.

Si el viajero está listo para vivir experiencias más intensas, existe la posibilidad de realizar un safari en globo al amanecer, sobrevolando la reserva del Masai incluido, donde podrán seguir los pasos de la Gran Migración.

En la Gran Migración, los rebaños de herbívoros están siempre en movimiento por las vastas llanuras del parque, en unos desplazamientos que siguen el sentido de las agujas del reloj.

Pero hay momentos en que la migración de los grandes rebaños adquiere una emotividad especial, sobre todo, cuando hay una multitud de rebaños zigzagueantes que van hacia un mismo lugar, pero por caminos diferentes.

Estos desplazamientos ordenados de más de 3 millones de seres con cuernos se inician al término de la época de las lluvias, a finales de junio, y dura toda la temporada seca, hasta diciembre.

Luego, los animales regresan a las llanuras meridionales del parque para pasar el invierno y esperar el nacimiento de las crías.

En el Serengueti se distinguen 3 regiones importantes: el Serengueti Norte, con predominio de la sabana boscosa y pequeñas elevaciones, hábitat de elefantes y jirafas; el Corredor Oeste, con el río Grumeti, zona predilecta de cocodrilos, y las planicies meridionales, casi sin árboles, donde se concentran de diciembre a mayo los grandes rebaños de herbívoros.

Para quienes disponen de un mayor presupuesto pueden optar por safaris de lujo, situados en la Reserva Nacional del Masi Mara, el Parque Nacional Serengeti y sobre la caldera del cráter del Ngorongoro. Los campamentos son tiendas de más de 7 metros con baño privado dentro de cada tienda y todas las comodidades de un hotel, pero sin perder la esencia principal del entorno.

Quienes se resisten a recorrer estas regiones a pie, pueden ir escoltados por guias especializados, a través de los principales puntos de cruce de la Gran Migración donde se encuentra uno de los campamentos para turistas, los cuales disponen de edredones de pluma, sábanas y almohadas.

Después de realizar diferentes recorridos, la noche del 31 de diciembre, los turistas pueden optar por la cena en la casa de una mamá africana, donde se sirve comida típica y safari en bicicleta en el lago Manyara.

En este paquete turístico existe la opción de viajar al interior de vehículos 4x4 al interior de la caldera del Ngorongoro, de origen volcánico y de 600 metros de profundidad que contiene la mayor concentración permanente de vida salvaje de África. Esta caldera está localizada al norte de Tanzania y a algunos kilómetros del Parque Nacional Serengueti, una de las mayores reservas ecológicas del continente.

Enclavado en el corazón de la sabana, alberga en el interior de su cráter una importante reserva de animales salvajes tale como cebras, gacelas, búfalos, elefantes, antílopes, flamencos rosados y blancos y rinocerontes negros.

Para llegar hasta este escenario natural, hay que contratar obligadamente una excursión guiada en la ciudad de Arusha (urbanización más próxima a la reserva) ya que no está permitido el acceso al parque de personas por su propia cuenta. Antes de su ingreso, los visitantes deben tener una serie de conocimientos sobre el tema de comportamiento animal.

Según la revista digital Diario del Viajero, por lo general, las excursiones comienzan en la mañana apenas sale el sol.

Tras ingresar al parque en el jeep de la agencia de viajes elegida, es necesario comenzar con el ascenso acompañado por guardaparques y lugareños que conocen el camino como la palma de su mano.

Luego de casi una hora y media de caminata, se llega al cráter y desde allí se tiene una de las mejores vistas no solo del interior del volcán sino de la fascinante combinación de lagos y bosques.

Todos ellos están situados en la base del mismo y que alcanzan su máximo esplendor cuando se las observa desde aquellas alturas.

Pero más allá de la belleza natural, lo que más encanta a los viajeros que llegan hasta este lugar, es la posibilidad de relacionarse con los nativos masai, uno de los grupos étnicos más importantes que habitan en la base del volcán y que pastorean las ovejas, enfundados en sus típicas túnicas rojas y con unos llamativos collares de marfil, que los usan a modo de adorno tanto en el cuello como en la cabeza.

Para los masais, el ganado es lo que determina la calidad de vida, y la carne y la leche son los mejores alimentos. Su antiguo ideal era vivir exclusivamente del ganado, ya que los otros alimentos los podían obtener mediante el trueque.

Hoy también necesitan cultivar. Se conoce que los masai trasladan sus rebaños de un lugar a otro, de forma que el pasto pueda volver a crecer, lo cual ha sido posible gracias a un sistema comunal de tenencia de tierras en el que todos comparten el acceso al agua y los pastos de una zona.

Hoy en día, los masáis se han visto cada vez más forzados a sedentarizarse y muchos consiguen trabajo en las ciudades.

La sociedad masai se organiza, además, en grupos de edad masculinos, cuyos miembros deben superar ritos de iniciación para convertirse en guerreros.

De acuerdo con la página Survival, los masai no tienen jefes, aunque cada sección tiene un laibon o líder espiritual.

Los masais veneran a un dios que vive en todas las cosas, pero que puede manifestarse tanto de forma benévola como destructiva.

Actualmente, muchos masas pertenecen a distintas iglesias cristianas. Una de las amenazas más inminentes para los masais la constituyen los cazadores de la región de Loliondo, en el norte de Tanzania.

Allí, las autoridades han quemado poblados masáis, y miles de sus habitantes han sido evacuados brutalmente para conceder un mayor acceso a territorios de caza.

Los masais de Loliondo viven ahora sin techo, y su ganado está muriendo al no tener acceso al agua y los pastos.

La mayor parte de lo que fuera territorio masai fue usurpado por haciendas o granjas privadas para proyectos gubernamentales, parques naturales o concesiones privadas de caza. En general, conservan solo las áreas más secas y menos fértiles. El estrés que esto provoca en sus rebaños se ve con frecuencia agravado por los intentos del Gobierno de desarrollar a los masais, basándose en la idea de que tienen demasiado ganado para la extensión de tierra.

En realidad son productores ganaderos y rara vez poseen más animales de los que necesitan o de los que la tierra puede sustentar. Estos intentos de desarrollarlos tratan de modificar su sistema de acceso compartido a la tierra.

Mientras que esto ha favorecido a los no indígenas y a algunos masais emprendedores que han tenido los medios para comprar tierras o venderlas, a menudo ha empobrecido el suelo y ha traído pobreza a la mayor parte de los masais, que se han quedado con poca tierra.

El desgarbado ñu

Según la revista National Geographic, en estas tierras están los ñus, miembros de la familia de los antílopes, aunque su complexión pesada y sus cuartos delanteros desproporcionadamente grandes hacen que se parezca ms a los bovinos.

Los ñus pueden alcanzar las 2,5 metros de altura y 1,5 hasta los hombros, y pesar alrededor de 275 kilogramos. Tanto los machos como las hembras presentan cuernos. Su hábitat se extiende por las llanuras herbosas y bosques poco densos del centro, sur y este de África, en particular, en el Serengueti, en Tanzania y Kenia.

La cuna de los safaris

El Parque Serengueti es la cuna de los safaris africanos y la reserva de vida salvaje más afamada del mundo; un entorno de planicies árboles dispersos y sin un horizonte definido. Los ojos duelen de mirar tan a lo lejos sin toparse con un obstáculo serio que detenga la mirada.

Reconocido como Parque Nacional en 1951, se creó originalmente para preservar la Gran Migración. Son estos lugares los que atraen hoy a los viajeros que, en lugar, de recibir el año en las grandes metrópolis, prefieren hacerlo en el África.

Tanzania

Tanzania es un país bastante extenso, ya que tiene una superficie total de 945.203 km². Solo el nordeste del país es montañoso, destacando el monte Kilimanjaro, que con una altura de 5.895 metros.

El nombre de Tanzania proviene de los nombres de los 2 Estados: Tanganika y Zanzíbar, que se unificaron en 1964 para formar la República Unida de Tanganika y Zanzíbar, y que pocos meses después cambiaron el nombre a República Unida de Tanzania.

El país africano es la mejor opción para aquellos que les gusta explorar la naturaleza. Se divide en 26 regiones. lncluye el archipiélago de Zanzíbar, plagado de playas y donde se encuentra la Ciudad de Piedra, un antiguo centro comercial que forma un laberinto de edificios históricos.