Mónica Spear no era una actriz más extraída de la plástica fábrica de bellezas de Miss Venezuela. Ella tenía un ángel particular, un carisma arrollador, camaleónica, versátil, sensual sin ser grosera, diferente, apasionada. Era una reina diferente.

Desde septiembre de 2004 cuando su rostro de ángel copó las portadas de los diarios como la Reina de un país y una organización que no se permite errores a la hora de escoger no solo a una mujer bella, que eso lo son todas, sino a una cuasi atleta con simpatía desbordante, que paralice a la audiencia televisiva, que enamore a un árbol si es preciso, que haga que las calles sucumban ante su paso.

Y no pudieron escoger a una mejor representante de esa industria ganadora. Esa era Mónica, con un rostro enmarcado por un cabello negrísimo que la convertía en un sueño cercano, distinto. Ser Miss Universo era una opción, pero no una meta. No ganó, quedó en cuarto lugar, pero nadie recuerda quién ganó en ese 2005, pero toda Hispanoamérica y gran parte de Europa y Estados Unidos admiraron la carrera de Mónica.

Fue entonces más que una Miss Universo. Una reina de belleza muchas veces dura un año en la palestra, las que realmente merecen calificativo de reinas son las que permanecen en la mente por su carisma… por su talento.

Y en eso Mónica era una número 1. Mucho garbo. La belleza es fácilmente desplazada por el talento. Sus actuaciones en teleseriados como estelar la ubicaron en la retina del pueblo hispano. Ese pueblo que venera a sus figuras telenoveleras porque los desengancha de la cotidianidad y los arrulla con sueños de princesa de hadas. Qué mejor princesa que Mónica Spear.

Allí están y quedan para siempre la Prima Ciela, la Flor Salvaje y en especial, lo digo con la objetividad de quienes no somos apegados a ese género, su inolvidable actuación como Bianca en una historia televisiva de origen turco, pero adaptada a la realidad latina, el melodrama de Telemundo Miami ‘Pasión Prohibida’. Un personaje dantesco, enorme, catalizador de sentimientos y pasiones, muy humano, muy de hoy…

Hoy Mónica no está más. Las balas de maleantes ladrones de carretera le quitaron su temprana existencia, a ella y a su esposo, hiriendo de por vida a una nena de solo 5 años. El resto lo encuentran en los diarios detalles de este infeliz suceso en toda la prensa mundial.

Comparto con mis lectores un reprisse, unas líneas de un artículo que publiqué en mayo pasado, en esta misma columna, sobre el talento de Mónica. Paz en su tumba.

“DE LAS MISS VENEZOLANA...”

Es la Marilyn Monroe del fin de los tiempos: Se llama @MonicaSpear, y es una venezolana de infarto que no se conforma con ser bella, sino que actúa tan convincente y distribuye a borbotones sensibilidad y picardía a través de la pantalla chica que ahora es HD.

Fue Miss Venezuela 2005, y fiel a la tradición, era la más bella del Miss Universo y no ganó porque hasta cuando pues....ganó una japonesa creo.

Pero lo que importa es hablar de Mi prima Ciela, o sea de Mónica Spear, un poco para demostrarle al mundo que no todas las reinas de belleza tienen que ser tan mal animadoras o actrices. Hay excepciones bajadas del cielo como la Spear, quien en ‘Pasión Prohibida’ opaca a Jencarlos Canela, quien siempre actúa igualito.