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La Dinased y la Fiscalía investigan el crimen

Asesinato de ginecóloga: Mensajes de texto dieron pistas de los sospechosos

La ginecóloga Alexandra Soria residía en la urbanización Vista Grande, sector Miravalle 1, (Cumbayá), Quito.
La ginecóloga Alexandra Soria residía en la urbanización Vista Grande, sector Miravalle 1, (Cumbayá), Quito.
Foto: Daniel Molineros / El Telégrafo
24 de agosto de 2016 - 00:00 - Redacción Justicia

Los mensajes que contiene el celular de Camila Ch. serán pieza clave para determinar los detalles de la muerte de su madre, la ginecóloga Alexandra Elizabeth Soria Bohórquez, de 53 años, ocurrida en la capital. Según información preliminar, el móvil que se maneja del asesinato es violencia intrafamiliar.

La sospechosa tenía problemas con su progenitora por una relación sentimental que no apoyaba y que fue el motivo de que la joven perdiera un año en la universidad.     

La Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased) informó que Camila Isabel Ch. S. quedó con prisión preventiva por la muerte de su madre y que la instrucción fiscal tendrá una duración de 90 días. El crimen ocurrió dentro de una vivienda en la urbanización Vista Grande de Quito.

Los agentes analizaron los vídeos de las cámaras de seguridad de dicho conjunto residencial y observaron que a las 21:30 Alexandra ingresó y que luego de unos minutos entró su hija con un hombre que, hasta el cierre de esta edición, no fue identificado.

A las 23:30 se observa que Camila sale con el mismo individuo en el vehículo de su madre y posteriormente regresa en un taxi.

Los guardias de la urbanización, según consta en el reporte, revelaron que la joven solicitó que se borrasen las grabaciones captadas por las cámaras de seguridad y a un celador conocido le pidió que mintiera si la Policía investigaba la desaparición de su progenitora. El viernes 19 de agosto, Camila retiró dinero de una cuenta bancaria de su madre en diferentes cajeros automáticos.

El asesinato sucedió cerca de las 02:00 del 20 de agosto. Ese día, otra hija de la víctima denunció que su madre estaba desaparecida. Al siguiente día, los agentes hallaron el cuerpo de Alexandra S. en la cajuela de un vehículo Kia, color azul, de placa PBS-9243, abandonado en la vía Panamericana Norte, a un costado de la empresa Agroproduzca.  

El coronel Víctor Araus, titular de la Dinased, dijo que la investigación está centrada en el círculo íntimo familiar porque podría tratarse de un caso de violencia intrafamiliar, lo que será determinado en el transcurso de las investigaciones que lidera la Fiscalía. El oficial confirmó que de acuerdo con el protocolo de autopsia, la causa de la muerte de la ginecóloga fue un golpe en la parte posterior de la cabeza con un objeto contundente que le provocó un trauma craneoencefálico, además de otras dos contusiones en la cabeza y golpes visibles en la rodilla derecha.

Nuevas diligencias

La fiscal provincial de Pichincha, Tania Moreno, señaló que en menos de 24 horas se pudieron recopilar los elementos suficientes para ordenar la detención de la joven en su casa. Aunque los mensajes que tiene el teléfono de Camila esclarecerán el vínculo que guarda con otra persona que posiblemente también participó en el asesinato, Moreno evitó dar mayores detalles para no entorpecer las investigaciones que lleva adelante el fiscal Juan Carlos Zúñiga.

Era ginecóloga   

Soria, de profesión ginecóloga, vivió hasta el 2006 en el barrio El Recreo, al sur de Quito. En el inmueble adecuó su consultorio médico, donde atendía a los pacientes del sector y a personas de escasos recursos económicos. Además, era socia-propietaria de una farmacia instalada en su predio.

Ella, al separarse de su esposo, se encargó de la crianza de sus dos hijas: Lizeth y Camila, de 29 y 19 años, respectivamente.

Elvia Soria, prima de Alexandra, recuerda que en la farmacia la apoyaban sus hijas. “Fue una madre ejemplar, las niñas no tuvieron dificultades económicas ni afectivas”.

Soria y sus hijas se mudaron a Cumbayá en 2010. Sin importar la distancia, a partir de las 17:00, abría su consultorio hasta las 20:30. También laboraba en el Hospital Axis y en el Club de Leones.

Trabajó en la Maternidad Isidro Ayora y en la Clínica de la Mujer. Además, dictaba talleres a los estudiantes de Medicina de la Universidad Tecnológica Equinoccial.   

El lugar de residencia   

En la urbanización Vista Grande, ubicada en el sector Miravalle 1, de Cumbayá, al oriente de Quito -donde residía la ginecóloga- se redoblaron las seguridades, y los guardias no dejaron que nadie se acercara a la vivienda de la víctima.

Al tratarse de un sector residencial, donde la gente acostumbra a dedicarse a sus propios asuntos, en los locales y la gasolinera del centro comercial El Punto, ubicados al frente de esa urbanización, tanto clientes como dependientes, coincidían en que se trataba de un hecho aislado porque esa es una zona tranquila y vigilada.

Uno de los guardias mencionó que el personal de la Dinased recopiló información de las cámaras de seguridad de una estación de servicio que funciona frente a la urbanización. (I)

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Psiquiatra Ana María Heinert

"Vivimos en una sociedad enfocada en el yo"

Lo que estamos viendo es una generación con poco control de sus impulsos y con mucha frustración. Niños, adolescentes y adultos que no saben cómo lidiar con ello, porque sus padres, lejos de ser figuras de autoridad que enseñen valores, se volvieron proveedores. Si el niño llora le dan cualquier cosa para que se calle, pero no le enseñan a ser tolerante, paciente. Cosas básicas. Enseñarles el amor de padres y no un amor por interés, que muchas veces tiene que ver con un regalo como premio “para que se porten bien o me valoren como padre”, no ha sido su prioridad.

Esta nueva generación, cuyos padres se fueron a vivir a otros países, ha caído en eso. La frustración los lleva a buscar drogas por medio de las malas amistades y comienzan a llenarse de agresividad, furia, que les sale de una forma directa contra quienes ellos creen que son el origen del malestar que padecen. No hay control y existe una pérdida total de valores. Vivimos en una sociedad muy concentrada en el yo. Cuando no satisfacen sus necesidades, automáticamente vuelcan ese rencor contra padres, hermanos o profesores.

Solo se enfocan en las personas que no les  dan lo que requieren y como los declaran culpables ocurren hechos lamentables que comienzan con la falta de respeto hasta cosas más graves, como agresiones y hasta la muerte. Ese amor, esa consideración que se tiene al padre, actualmente, están perdidos. ¿Por qué? Los padres, lejos de ser figuras de autoridad, nos volvimos figuras complacientes de cosas banales. Hay una distorsión. En el momento en que no les dan lo que ven como una prioridad, ellos se vuelven enemigos.

Entonces, lejos de entender que no pueden cumplirse todos sus caprichos o necesidades, los padres son identificados como las personas que están en contra de su satisfacción. Todos los seres humanos, en determinadas situaciones, nos convertimos en asesinos en algún momento de la vida.

No conozco cómo era la relación de afecto de la madre asesinada por su hija en Quito, pero seguramente fue una mamá trabajadora que siempre suplió todas las necesidades, antes que dar amor. Quizá el amor lo mostraba al darle el teléfono más caro, en vez de compartir tiempo de calidad con sus hijos. También puede ser que la chica sea una sociópata, es decir una persona que busca satisfacer sus propias necesidades sin importarle el daño que pueda producir al resto. (I)

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