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El Telégrafo
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Más áreas son afectadas por incendios forestales

Más áreas son afectadas por incendios forestales
11 de diciembre de 2011 - 00:00

La incineración de alrededor del 60% del bosque Cerro Colorado, contiguo a la autopista Terminal Terrestre-Pascuales, al norte de Guayaquil, dejó en evidencia las limitaciones del Cuerpo de Bomberos  (CBG) frente a incendios forestales.

La falta de equipos y de personal capacitado específicamente para esta clase de combate complica la acción de los miembros bomberiles.

Fernando Ayala, jefe  del Grupo Forestal del CBG, reconoce que la institución requiere de  más miembros entrenados técnicamente para intervenir   en esta tarea, puesto que actualmente no superan los 20, por lo que la entidad se ve obligada a recurrir a voluntarios, quienes “a pesar de no estar debidamente capacitados, acuden armados tan solo  con la buena intención de ayudar”.

Asimismo, la falta de herramientas y maquinarias, así como las escasas medidas preventivas que adoptan los encargados de estas áreas protegidas, entorpece el accionar de los bomberos.

“En los bosques no se hace ningún tipo de trabajo preventivo, a pesar de que constantemente lo sugerimos. En el caso de Cerro Colorado, de haberse construido guardavallas, tronchas o caminos cortafuegos,  se hubiera facilitado el trabajo. A nuestro personal  le  tocó ingresar y empezar a cortar maleza con el objetivo de confinar las llamas”, dice Ayala, quien agrega que en este tipo de emergencias es muy poco el uso de agua, por lo inaccesible del lugar, generalmente  utilizan herramientas  como palas, picos, azadones, machete y batefuegos (palo con un caucho adelante) que los bomberos  llevan en sus espaldas.

James Pérez, director del Jardín Botánico de Guayaquil, señala que el personal que labora en el lugar, constantemente se capacita para enfrentar este tipo de eventos y durante el incendio, que duró 4 días en ser totalmente sofocado, trabajó en coordinación con los bomberos.

Solo en lo que va del presente año, la central de emergencias del CBG (102) ha reportado 1.284 casos de incendios forestales, muchos de ellos iniciados a consecuencia de maleza prendida. En 2010 se dieron 1.334 casos.

Ayala señala que es difícil esclarecer si el origen del fuego fue premeditado o  dependió de factores climáticos, ya que, según explica, durante  noviembre y diciembre, cuando está por  finalizar el verano y ante la carencia de lluvias, el clima alcanza grandes temperaturas, lo que propicia  con mucha frecuencia esta clase de incendios.

“50 hectáreas o más de bosque en llamas no se controla a mano o solo con mangueras, cuya longitud no puede ser extendida a más de 30 metros porque se pierde la presión del agua, se utilizan helicópteros y grandes maquinarias como en otros países, y que aquí no tenemos”, manifiesta el experto.

Por la falta de senderos,  los carros cisterna no pueden llegar hasta el origen de las llamas,  por lo que usualmente conectan diversas mangueras (a manera de extensiones) para apagar el fuego. También retiran la vegetación en los tres metros próximos al área del incendio para restarle así materia combustible.

Entre los sectores más afectados se encuentran la zona de Santa Elena, el bosque Paraíso, la zona de la Prosperina y justamente el Cerro Colorado, refiere Jorge Narváez, director de Ambiente del Municipio, quien cita como causas principales de los siniestros los procesos de invasión de tierras y la quema de terrenos con fines agrícolas.

El funcionario mira con preocupación las limitaciones existentes no solo en el control sino también en la prevención de incendios forestales, especialmente en  Guayaquil, donde hay gran presencia de bosque seco, lo que permite,  entre otros beneficios,  mitigar  la desertificación y el cambio climático.

Ayala señala que el Cuerpo de Bomberos de Cuenca tiene un buen número de equipos y herramientas necesarias para este tipo de incendios, justamente para contrarrestar el fuego  en los bosques de pino que abundan en la Sierra. Asimismo, los bomberos de Quito también tiene un alto nivel de preparación.

“En la Costa se tiene la mala percepción de que no existen incendios forestales, pero ahí está la evidencia, tenemos áreas protegidas en llamas”, dice el funcionario.

Los bomberos forestales no utilizan el traje normal que utilizan en otros incendios, con todas las protecciones, sino que es un uniforme liviano que les permite desplazarse con rapidez. Además no llevan cilindros de gas comprimido, por lo que actúan sin ningún tipo de recurso adicional, explica Ayala.

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