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El Telégrafo
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Keith jesperson estrangulaba a sus víctimas

El ‘Asesino del rostro feliz’ tuvo una infancia triste

El ‘Asesino del rostro feliz’ tuvo una infancia triste
12 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Justicia

Una niñez traumática, abuso en el hogar, padre alcohólico, víctima de bullying (acoso) fueron los fatales  ingredientes que engendraron la personalidad resentida y violenta de Keith Jesperson, quien confesó haber ejecutado 160 asesinatos, aunque solo 8 víctimas fueron confirmadas en Estados Unidos.

Ansioso por  llamar la atención cuando cometió sus crímenes, al no ser descubierto, se le ocurrió dibujar un rostro sonriente en cartas que escribía a las autoridades anunciando ser el autor de los homicidios. Es entonces que nace el apelativo de ‘Happy Face Killer’ (‘Asesino del rostro feliz’).

Inicios

Keith Hunter Jesperson llegó al mundo el 6 de abril de 1955, en Chilliwack, Columbia británica, en Canadá. Desde niño sufrió maltratos, tanto por sus compañeros de la misma edad, como en su propio hogar. Sus padres fueron Leslie y Gladys Jesperson, creció con dos hermanos mayores y dos hermanas menores, quienes lo llamaban ‘Igor’ o ‘Ig’ por su gran tamaño.

Su padre era un hombre violento que nunca trató a Keith con cariño. Lo golpeaba y humillaba en público, incluso llegó a usar descargas eléctricas como castigo a su mal comportamiento.

No satisfecho con eso, la crueldad del progenitor fue más lejos, al exigirle al aún niño Keith que matara a animales, que él consideraba nocivos. Keith no tuvo más remedio que volcar su ira contra un gato, ahorcándolo con sus propias manos.  

Esa experiencia lo volvió un niño solitario, retraído y sin amigos; sin embargo, comenzó a disfrutar la actividad de matar animales. Inició golpeando topos, perros y gatos callejeros, a los cuales estrangulaba hasta matarlos.  

Años más tarde confesaría muy abiertamente: “Prácticamente les exprimes la vida a estos animales. Estrangular a un gato o a un ser humano es la misma sensación. Yo soy el ejemplo de lo que sucede cuando alguien mata a un animal a muy temprana edad”.

Asesino precoz

Sus intentos de asesinato a personas comenzaron aún antes de la adolescencia, Keith tenía apenas 10 años cuando pretendió matar a tres niños que lo molestaban. Al primero lo golpeó hasta que su padre los separó, al segundo lo intentó ahogar en un lago.

Su último intento de matar ocurrió cuando estaba en una piscina pública, allí quiso ahogar a un menor tras sumergir su cabeza en el agua, no lo logró porque el salvavidas se percató del hecho y lo detuvo a tiempo.

Jesperson se graduó del colegio en 1973, como no ingresó a la universidad, se dedicó a trabajar como conductor de camiones.  

Tres  años más tarde se casó con su novia Rose Hucke; tuvieron tres hijos: dos niñas y un niño. La unión conyugal duró hasta 1990, Rose pensó que Keith la engañaba, lo abandonó y se fue a vivir a la casa de sus padres.

En ese entonces, Keith Jesperson tenía 35 años, y como volvió a la soltería, tuvo el sueño de convertirse en miembro de la Real Policía Montada de Canadá.  

No pudo ingresar por una lesión que sufrió durante el entrenamiento, por lo que volvió a trabajar como chofer de camiones en Cheney, Washington, ocupación que le permitiría cometer sus crímenes sin ser descubierto.

Víctimas y arte

El 23 de enero de 1990 conoció a Tauja Bennet en un bar. Keith la invitó a su casa, ella accedió. Mientras intimaban la golpeó y luego la estranguló.

Su mente maquinó una coartada para no involucrarse, volvió al bar y conversó  con varias personas, antes de arrojar las pertenencias de Tauja en un baño, allí dejó una nota con una cara feliz.

Días después, una anciana de nombre Laverne Pavlinac leyó la noticia de la muerte de la joven. Inexplicablemente, ella se atribuyó el crimen junto a su novio, John Sosnovske, ambos fueron condenados luego de un juicio con mucha cobertura en los medios.

Esa situación enfureció a Jesperson, por lo que escribió una confesión en una pared de un baño en una parada de camiones y la firmó con un rostro sonriente. Como eso no funcionó, escribió cartas a los medios de comunicación y departamentos de Policía confesando los crímenes.

Envió una carta de 6 páginas al diario The Oregonian, con detalles de los homicidios, eso llevó al periodista Phil Stanford, quien seguía la historia, a bautizarlo como el ‘Asesino del rostro feliz’.

El 30 de agosto de 1992, el cuerpo de una mujer que él violó y estranguló fue encontrado cerca de Blyrthe, California, él dijo que su nombre era Claudia. Un mes después, en Turlock, California, el cuerpo de Cynthia Lyn Rose fue descubierto, según Keith, era una prostituta que entró a su camión en una parada de camiones mientras él dormía.

La mayoría de los asesinatos de Keith Jesperson era de personas que apenas conocía. No obstante, su última víctima fue su novia, Julia Ann Winningham, a quien estranguló como ‘castigo’ porque -según creía-  solo estaba con él por su dinero. Aquello sucedió el 10 de marzo de 1995 y la Policía lo descubrió al interrogarlo. Posteriormente, el 30 de marzo, fue aprehendido.

Juicio y condena

Ya en prisión, Jesperson confesó  sus crímenes, solo fueron comprobados los asesinatos de 8 personas en Nebraska, California, Florida, Washington, Wyoming y Oregon. Por ello fue condenado a tres cadenas perpetuas en la penitenciaría de Oregón.

Sin embargo, reveló que estuvo involucrado en 160 crímenes, lo que no se comprobó por su afán de protagonismo.

La singular historia de Jesperson inspiró un personaje televisivo ‘Red John’, quien también dibuja un rostro que sonríe luego de cometer un crimen en la serie ‘The Mentalist’ (El mentalista). Hasta se especuló que fungió como asesor en el programa de televisión.

Keith Jesperson cumple su condena y fue extraditado a California en 2009 por nuevos cargos.

Ahora se dedica al arte, pinta como terapia en prisión y comercializa sus obras por internet, las cuales firma -obviamente- de la manera más cínica con... ¡exacto!, el dibujo de una cara feliz.

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