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Las internas se sienten más atraídas por talleres relacionados con manualidades, maquillaje y costura

El 40,30% de las privadas de la libertad cometió delitos relacionados con drogas

Con las mujeres se logra una mejor organización en las celdas de los centros de Guayaquil, según autoridades. Foto: William Orellana / El Telégrafo
Con las mujeres se logra una mejor organización en las celdas de los centros de Guayaquil, según autoridades. Foto: William Orellana / El Telégrafo
05 de octubre de 2015 - 00:00 - Karla Naranjo Álvarez

Chiribari es una joven que nació en Sudáfrica, y hoy está privada de su libertad en el Centro de Rehabilitación Social Femenino de Guayaquil, situado en el km 17 de la vía a Daule. Su compañía frecuente son otras 2 extranjeras que por su dificultad para entender y hablar el español prefirieron que ella sea quien cuente su experiencia.

La mujer tampoco hablaba español, su lengua natal es el inglés, pero tras las rejas aprendió las palabras necesarias para comunicarse. Ella relata que en su país, unos amigos le ofrecieron viajar a Ecuador. El paseo duraría 2 meses.

“Estábamos en el aeropuerto y una de las personas con las que habíamos viajado me pidió que le tuviera una maleta en la que llevaba regalos para sus familiares. Yo no sabía lo que tenía y, por eso, cuando me revisaron la maleta no sentí miedo. Pero luego me detuvieron, ya que en la valija había 2 kilos de cocaína. No volví a saber más de mis supuestos amigos”, relató omitiendo unos cuantos artículos y cambiando el género de algunas palabras del femenino al masculino.

El tiempo para ella en la cárcel ha sido muy difícil no solo por estar lejos de su país, sino porque durante el tiempo que ha pasado tras las rejas su madre falleció y no ha visto a sus hermanos.

De acuerdo con estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Justicia,Derechos Humanos y Cultos, en Ecuador, de las 25.341 personas privadas de la libertad, 1.626 son mujeres que están en los Centros de Rehabilitación Social (CRS), en los Centros de Detención Provisional (CDP) —en donde se encuentran las personas que cometen contravenciones—, y en las Casas de Confianza, donde permanecen las internas que están próximas a recuperar su libertad. En total son 27 centros distribuidos en el país. De la población femenina señalada, 275 son extranjeras.

Ledy Zúñiga, ministra de Justicia,Derechos Humanos yCultos, indicó que el delito más recurrente en las mujeres tiene relación con el tráfico de drogas, en las diferentes escalas. La cifra precisamente es de 656 privadas de la libertad, que representan el 40,30% de la población penitenciaria. Los otros delitos comunes son el robo (239), el asesinato (153), la asociación ilícita (97) y el ingreso de artículos prohibidos a los CRS (96).

Jorge Flores, jefe de la Policía Judicial de la Zona 8, que incluye los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón, informó que la detención de mujeres sigue siendo mucho menor que la de varones. Lo que sí se ve es que muchas embarazadas participan en la delincuencia, porque debido a su estado de gravidez no van a prisión, sino que reciben medidas cautelares como no salir del país y presentarse cada cierto tiempo ante un juez.

“Tenemos información de que algunas embarazadas dicen: no hay problema, yo delinco con mi esposo y si lo cogen a él me ‘tiro el muerto’. Por ejemplo, si lo capturan con droga dicen que esa sustancia es de ellas”, relató un oficial.

En videos de seguridad de centros comerciales se ha visto a mujeres que aprovechan su embarazo para ocultar mercadería.

Procesos de rehabilitación

Zúñiga refirió que “hay una diferencia marcada entre los centros femeninos y masculino. Lo que pasa con los hombres es que cuando son detenidos se revela que tienen un problema de adicción a las drogas y ahí es más difícil llevar a cabo los procesos de rehabilitación, pero aquí es mucho menos”, explicó.

Zúñiga expresó que el principal objetivo es lograr la rehabilitación para que las mujeres, al salir, tengan una verdadera opción de vida con el trabajo y a través de procesos educativos. “Esta es una población penitenciaria relativamente joven, con este desarrollo de capacidades tendrán la oportunidad de mantenerse y también a sus familiares. Aquí hay alrededor de 40 mujeres con hijos, no es muy alto pero merecen un cuidado específico.

“Con la internas logramos una mejor organización de las celdas y trabajamos en procesos de sensibilización porque muchas han sufrido violencia intrafamiliar”, indicó.

En todos los centros se realizan talleres de rehabilitación. Las actividades que las mujeres prefieren son las educativas y en el ámbito laboral hay mucha afinidad en corte y confección, desarrollo de capacidades como el maquillaje profesional y tejido.

Una de las obras favoritas de las privadas de la libertad es el denominado ‘bolso de la libertad’, expresan que en este llevarán sus pertenencias cuando cumplan sus condenas. ‘Carmen’ ya tiene listo el suyo y espera usarlo antes que termine el año. “Quiero salir pronto para ir a terminar de criar a mi hijo, quien es una víctima del error que cometí, porque lo dejé solo”, dijo.

Las mujeres producen otros tipos de carteras, monederos, entre otras prendas que las dan a sus familiares para que las comercialicen. Una parte de las ganancias son acreditadas a sus cuentas de Economato, una especie de despensa que queda dentro del penal y donde pueden comprar snacks sin usar dinero.

Cifras a escala mundial

De acuerdo con el informe ‘Lista de población penitenciaria mundial’, elaborado por el Instituto para la Investigación de Políticas Criminales (ICPR) de Londres, Inglaterra, a escala mundial hay alrededor de 700 mil mujeres y niñas que permanecen en cárceles y prisiones. (I)

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