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Lucha contra la corrupción

De los 216 cadáveres 116 aún no son identificados

Las familias acuden al Departamento de Criminalística para llevarse los restos mortales con identidad confirmada.
Las familias acuden al Departamento de Criminalística para llevarse los restos mortales con identidad confirmada.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
23 de julio de 2020 - 00:00 - Redacción Justicia

Gabriela Orellana Echeverría perdió a su esposo Pablo Gavilanes Anda en los días más duros de la pandemia en Guayaquil. El 30 de marzo de 2020, el hombre de 41 años con el que procreó dos hijos, dio su último respiro.

Después de 24 horas el cuerpo fue llevado al hospital del Guasmo. La mujer recuerda que hurgó en la morgue de la casa de salud buscando al padre de sus dos hijos, pero no lo halló. Cuatro meses han transcurrido y aún no tiene respuesta.

Su esperanza ahora está en el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, lugar al que fueron llevados los cadáveres sin identificar en los hospitales.

El personal de Criminalística recibió 216 cuerpos de diferentes casas de salud. Víctor Aráus, comandante de Policía de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), indicó que de ese total han sido entregados 59 y que otros 41 ya están en trámites para inhumación.

El resto, es decir, 116 están aún en proceso de identificación, específicamente en tomas y cotejamientos de muestras de ADN con los posibles familiares. Esto luego de aplicar otras técnicas que no dieron resultado debido al avanzado estado de descomposición.

Aráus explicó que en el Laboratorio se ha realizo el trabajo técnico de cotejamiento de huellas dactilares en los casos que se podía. También pericias antropológicas recabando características como fisonomía, tatuajes, lesiones permanentes o adquiridas. Asimismo se aplicó la odontología forense. “Todo esto previo a una entrevista con familiares quienes proveen de datos necesarios”, agregó Aráus.

Gabriela Orellana contó que ella ya proporcionó los datos de su esposo y a su hija le tomaron una muestra de sangre para poder cotejar el ADN. Ingresó a ver los cuerpos esperando poder reconocer a su pareja, pero “por la forma como están los restos es difícil diferenciar rasgos”.

“No solo perdí a mi esposo, a nuestro sustento económico, sino que vivo con la incertidumbre de saber dónde está. Esto también le afecta a mis hijos (de siete y 14 años)”, expresó afligida la mujer.

Zaida Rovira, vicedefensora del pueblo, indicó que el proceso será vigilado hasta que se identifique y entregue el último de los cadáveres. Explicó que se trabaja en dos escenarios. Si los familiares reclaman el cuerpo este es entregado y ellos se encargan del sepelio; si la parentela no tiene recursos el Estado se encarga de la inhumación como lo hizo con los demás cuerpos identificados.

La Fiscalía General del Estado (FGE) lleva una investigación por el mal manejo de los cadáveres. Se solicitó información de los avances del caso, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Así como Gabriela aún hay cientos de familias esperando alivio. Harry cuenta que el cuerpo de su tío William Carpio Castro, de 71 años, tampoco aparece. Él falleció en el hospital del Guasmo y sus sobrinas entraron a la morgue a buscarlo, pero no lo hallaron. Ahora esperan que esté entre los que son identificados en Criminalística. (I)

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