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Punto de vista
Yasuní y la revolución agraria
Quienes me conocen saben mis orígenes; nací y pasé mi niñez y adolescencia en el campo de la Costa ecuatoriana.
Para llegar a la escuela unidocente, es decir, un solo maestro para todos los niveles de estudiantes, recorríamos a campo traviesa los matorrales, ya que no había senderos definidos para llegar a ella.
Hoy, las escuelas se han convertido en unidades educativas con infraestructura y tecnología, dignas para nuestros niños, con maestros capacitados que entienden la responsabilidad de formar a la niñez.
Los senderos no definidos, ahora son carreteras que unen destinos, que disminuyen distancias, que crean producción. Hemos avanzado, pero aún falta tanto por hacer.
Los que conocemos lo que es vivir en el campo y estamos en contacto permanente con campesinos y agricultores, sabemos que aún esperanzan sus ingresos en la producción de la tierra. Nuestro agro requiere que la revolución llegue a él.
Tenemos gran capacidad de producción, siendo posible adoptar un modelo de agricultura intensiva de pequeña escala, pues la agricultura es una necesidad imprescindible de la humanidad, sin agricultores no habrá alimentos que consumir, no hay que ser ambientalista para saberlo.
Nos urge la revolución técnica agraria y para ello se requiere dinero. Ecuador necesita recursos para profundizar la transformación del campo por medio de la recuperación de un sector que fue el principal motor de la oferta exportable nacional, por ello, dejar bajo tierra más de $ 19 mil millones en barriles de petróleo, a cambio de una compensación económica, me pareció una medida ambientalista novelera, injusta con nuestro pueblo pobre del Ecuador, que tanto necesita.
Estoy seguro de que se implementará la metodología de extracción menos invasiva para afectar en lo mínimo al Yasuní, pero lo que se podrá solucionar con los recursos que de esta explotación se obtengan, justifica el sacrificio, ya que si bien no saldremos del todo de la pobreza, serán millones los ecuatorianos favorecidos en vialidad, en educación, en salud, etc. etc.
Siempre habrá oposición de ecologistas y seudoecologistas que no conocen nuestra realidad. Algunos de ellos observan pobreza en Ecuador solo en tiempo de campaña, otros observan el campo en los programas de Discovery Channel. Para ellos es fácil protestar en las plazas y esquinas, sus hijos tienen pan, educación y servicios. Los pobres del Ecuador no.
Ha sido una cuestionada decisión en que a diferencia de los neo ecologistas, los líderes deben tomar decisiones ante situaciones difíciles y la decisión ya fue tomada. Bien por el agro, bien por las clases más necesitadas del Ecuador, bien por ésta y futuras generaciones.