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Violencia en los estadios y Código Orgánico Integral Penal
Los recientes hechos de violencia acaecidos en un partido de fútbol del campeonato nacional -cometidos por mal llamados hinchas- en contra del sargento de policía William Lema Sanpedro han traído, una vez más, a la coyuntura nacional el debate sobre el manejo de la seguridad en los escenarios deportivos.
Es hora de dar soluciones definitivas, muchas de las cuales que ya han sido probadas con éxito en otras latitudes.
Los Hooligans fueron, por antonomasia, los hinchas más violentos en los estadios de fútbol del mundo. Sin embargo, hoy esa realidad pertenece al pasado y cualquier persona acude y disfruta de los espectáculos deportivos, sin miedo alguno y con su familia, en los estadios ingleses.
La situación actual se la deben al Informe Taylor, que fue elaborado bajo pedido de la primera ministra Margaret Thatcher ante el desastre ocurrido en el estadio Hillsborough, que acabó con la vida de 96 personas el 15 de abril de 1989, con ocasión del partido entre Liverpool y Nottingham Forest por las semifinales de la Copa de la Asociación de Fútbol de Inglaterra. Ese es un documento de obligatoria guía al momento de redefinir los estándares de seguridad en los estadios.
Antes de su aplicación, es de ingrata recordación la muerte de una treintena de hinchas italianos en la final de la Copa de Europa de 1985 disputada en el estadio de Heysel, en Bélgica, entre Liverpool y Juventus.
En Ecuador, tanto la dirigencia deportiva de los clubes como la Federación Ecuatoriana de Fútbol deben asumir sus responsabilidades. A ellos les compete la organización de campañas agresivas de concienciación de los hinchas, para instaurar una cultura de paz en el deporte.
Pero, asimismo, los clubes deben asumir responsabilidad en el manejo de la seguridad de los escenarios deportivos, lo cual implica no solamente contratar guardias privados especializados, sino dotarlos de las herramientas tecnológicas necesarias (por ejemplo, sistemas de video vigilancia que permita identificar con rapidez y certeza a los hinchas violentos).
Por otro lado, la justicia debe jugar un papel estelar para desterrar la violencia de los estadios. Sugiero que, tanto el Consejo de la Judicatura como la Fiscalía General del Estado diseñen un sistema de turnos que permita contar con un juez de contravenciones y fiscales en los estadios en cada fecha del campeonato nacional de fútbol y cuando juega la selección, para que los jueces puedan sentenciar inmediatamente en las instalaciones mismas de los escenarios deportivos a todo aquel que cometiera desmanes o lesiones leves en contra de otro hincha, deportista, árbitros, etc. En caso de tratarse de delitos, los fiscales deberán realizar las investigaciones apenas suceda el hecho para que en solo horas puedan formular cargos ante el juez de garantías penales de turno de flagrancia.
Pero la respuesta estatal no se debe agotar con la efectiva imposición de la pena, sino que debe hacerse uso de la institución de la sujeción a la vigilancia especial de la autoridad, que faculta al juez a prohibir que el condenado se presente en los lugares que la autoridad señale, de acuerdo al Art. 61 del Código Penal vigente.
Los clubes deben ser responsables en el manejo de la seguridad de los estadios del país
Es evidente que son los escenarios deportivos los lugares a los que los violentos condenados no se les debe permitir la entrada nunca más.
El proyecto de Código Orgánico Integral Penal (COPIP), en discusión en la Asamblea Nacional, reconoce como penas no privativas de libertad a la comparecencia periódica y personal ante la autoridad, en la frecuencia y en los plazos fijados en sentencia y la prohibición de residir, concurrir o transitar en determinados lugares. Asimismo establece la vigilancia posterior como una medida de seguridad.
A través de estas se permitirá no solo alcanzar el objetivo antes mencionado, sino además imponerle a los violentos la sanción de que, los días que jueguen sus equipos, deban permanecer en una comisaría de Policía o Juzgado de Contravenciones mientras duren los encuentros.
Creo que la suma de estas medidas, a cargo de las correspondientes autoridades, no solo acabará con la violencia en todos los estadios del país, sino que también permitirá que los espectáculos deportivos se conviertan en atracciones turísticas para toda la familia.
Si seguimos este camino, probablemente el día que podamos sacar las mallas y rejas de las generales, puede no estar tan lejos.