El recuerdo del rostro dulce de Virginia sonriendo es lo que más acongoja a Karina, tía de la menor de 4 años. La pequeña falleció el lunes 25 de enero, presuntamente, por un golpe en la cabeza. La evidencia motivó que el juez de Flagrancias dictara prisión preventiva a la madre y el padrastro, quienes son los principales sospechosos de la muerte.

“Mi sobrina era una niña alegre, muy cariñosa y juguetona al igual que su hermana Demi, de 6 años. Pero desde que Fernanda inició una relación de convivencia con ese hombre, la más pequeña empezó a cambiar”, relató la mujer.

La tragedia de Virginia inició hace 14 meses luego del asesinato de su padre en Quito, a quien lo apuñalaron para robarle cuando regresaba a su casa en la noche. Dos meses después, Fernanda conoció a Cristian, de 26 años, quien en ese tiempo trabajaba de agente metropolitano de tránsito. La viuda, de 21 años, se imaginó que era el hombre que cuidaría de ella y sus 2 hijas, pero -según la tía- ocurrió lo contrario.

“Desde el principio se notó que no era confiable, pero ella se enamoró”, indicó Karina. La abuela de Virginia coincidió en esta historia. Ella, aún golpeada por la muerte de su nieta, recordó que al hombre lo despidieron del trabajo. “No sabemos qué problema tuvo, pero lo expulsaron del Municipio”.

Esta situación complicó la convivencia de la familia. Según los familiares, Fernanda asumió la responsabilidad de los gastos que cubría vendiendo helados en la terminal de buses de Quitumbe. Como el hombre no trabajaba se quedaba en la casa, supuestamente, cuidando a las niñas, en particular a Virginia que todavía no ingresaba a la escuela.

Karina detalló que su hermana y las menores se mudaron hace un año a vivir con Cristian en el sector de Solanda, en el primer piso de una vivienda, ubicada a pocos metros de donde residía la suegra.

Los familiares pensaban que estaban bien, el cambio repentino de Virginia los alertó. “A mi sobrina le gustaban los helados, de repente no quería probarlos porque decía que el padrastro se lo había prohibido y tenía miedo que la castigara”.

Los comentarios de la niña motivaron la reacción de las demás tías, 7 en total, quienes hablaron con Fernanda, pero se molestaba y les decía que no intervinieran. Los parientes también contaron que Cristian consumía drogas. “Mi esposo le encontró trabajo como guardia de seguridad en una hacienda. Él solo fue una noche porque le dio el síndrome de abstinencia y no quiso regresar”, aseguró Karina.

El lunes 25 de enero, Virginia se quedó con el padrastro mientras su progenitora salió al terminal de buses para vender helados y recoger a su otra hija en la escuela. Alrededor de las 13:00 Fernanda recibió una llamada del conviviente, quien le indicó que la pequeña se había caído y estaba grave, inmediatamente llamó a una de las hermanas para que vayan a la casa a ayudarlo. En el centro médico ‘San Pedro Claver’, ubicado a menos de 2 cuadras de donde residía la pequeña con su familia, confirmaron que el padrastro la llevó en brazos a las 13:18, donde comprobaron que estaba muerta, por lo que llamaron de inmediato a la Policía.

El mayor Mario Escobar, jefe de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) de Quito, manifestó que al acudir al dispensario pidió a los padres que lo acompañaran para entregarles el cuerpo en la morgue y porque necesitaban completar los requisitos de ley.

Los agentes receptaron la versión del hombre, quien empezó a contradecirse, lo que levantó sospechas. “Primero dijo que se había caído, después cambió la versión de que la niña estaba jugando y se golpeó contra una cómoda y luego pidió a su abogado”.

El oficial dijo que cuando recibieron el protocolo de autopsia decidieron detener a los padres, porque el documento indica que la causa de la muerte fue un golpe en el parietal y occipital de la cabeza, que provocó hemorragia craneoencefálico, que pudo ser por un golpe con un objeto pesado. Vecinos consultados por autoridades declararon que la niña era maltratada casi a diario.

El fiscal Alberto Rodríguez presentó estas pruebas, por las que el juez ordenó la prisión preventiva y el inicio de la indagación fiscal por 30 días. La otra pequeña fue entregada por la Dirección Nacional de Policía Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen) a la abuela. (I)