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Confesó 41 asesinatos, aunque la Policía solo comprobó 18

Stano, el criminal que odiaba a las mujeres

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El 17 de febrero de 1980 la Policía de  Daytona, estado de Florida, en Estados Unidos, acudió a un terreno aledaño al aeropuerto para verificar la presencia de un cadáver.

Al llegar, los agentes comprobaron que se trataba de Mary Carol Maher, de 20 años, a pesar de que el cuerpo presentaba avanzado estado de descomposición notaron que sus prendas estaban intactas, pero el asesino la había acuchillado con fuerza en las piernas, pecho y espalda.

El macabro hallazgo intrigó a los detectives, quienes pensaron que el caso podría tratarse de una venganza. Solo un mes más tarde con la captura de Gerald Eugene Stano  por un error que cometió, se dieron cuenta de que la joven fue una de las 18 víctimas de uno de los asesinos en serie más sanguinarios del este de los Estados Unidos.

Stano nació en Schenectady, New York, el 12 de septiembre de 1951, con el nombre de Paul Zeininger, su verdadera madre no le prestaba la  menor atención y lo dio en adopción a los 6 meses, por esta razón los médicos que analizaron el caso mencionaron que desarrolló un comportamiento ‘animal’ por el maltrato físico y sicológico que recibió durante los primeros meses de vida.

Posteriormente, fue adoptado por Eugene y Norma Stano, quienes lo acogieron como un verdadero hijo y le cambiaron el nombre a Gerald Eugene Stano; sin embargo su comportamiento no cambió y tuvo muchos problemas para relacionarse. En el colegio era blanco de burlas y nunca fue aceptado por sus compañeros, especialmente mujeres.

Cuando estaba en cuarto curso encendió las alarmas para incendios de la escuela, luego fue sorprendido  en un puente arrojando piedras grandes a los carros que pasaban por la autopista, por este motivo sus padres lo cambiaron a una escuela militar, de donde salió a los 21 años, ya que era un alumno que no estudiaba, repetía las materias y robaba dinero de sus padres.

En cierta ocasión intentó pagar a todos los compañeros que participaban en una competencia atlética para que le dejen ganar, con lo cual pretendía ser popular y que lo acepten, pero no lo consiguió.

Después de regresar a casa de sus padres,  al poco tiempo se casó, pero se divorció a los 6 meses, acusado por su esposa de malos tratos y violencia doméstica, agravado por la adicción al alcohol y las drogas que había desarrollado.

El 25 de marzo de 1980 una prostituta ingresó abruptamente a la estación de Policía para denunciar que fue atacada por un hombre que la hirió con un cuchillo, del que logró escapar en un descuido y describió al atacante como un hombre de unos 30 años, con bigote que manejaba un auto rojo.

Enseguida el agente Paul Crow notó que esa descripción coincidía con los datos que tenía sobre el crimen de Mary Carol. Esa misma noche salieron al complejo de apartamentos, donde la mujer denunció que esa persona la interceptó, pero  no hallaron nada.

A un kilómetro del sitio, los agentes observaron un auto rojo y anotaron el número de placa. Después descubrieron que el carro  pertenecía a Gerald Stano, quien registraba múltiples incidentes con la Policía por problemas de violencia y pleitos con prostitutas, a pesar de lo cual nunca fue encarcelado.

Con esos antecedentes decidieron  detener al hombre y lo llevaron a la estación de Policía. En medio del interrogatorio el agente Paul Crow se percató de que cuando el sospechoso mentía apoyaba su espalda contra la silla, entonces le dijo que no tendría ningún problema, pero antes de dejarlo salir le pidió de favor que observe una fotografía por si reconocía a la persona de  la imagen, a la que estaban buscando.

Confesión de crímenes y sentencia

El oficial le presentó la foto de la mujer que encontraron muerta cerca del aeropuerto, Stano les dijo que la había visto hace un mes por un hotel cercano. El detective desvió el interrogatorio a otro tema y al cabo de unos minutos volvió a preguntar sobre la muchacha y Stano reconoció que la había invitado a tomar cerveza.
 El agente lo presionó nuevamente haciéndole más preguntas hasta que declaró que se insinuó a Mary Carol, quien lo rechazó, por eso se enfureció, sacó un cuchillo que estaba debajo del asiento y empezó a atacarla con el arma en el pecho,  ella abrió la puerta, entonces le cortó la pierna y la acuchilló en la espalda hasta matarla.

El detective le pidió que lo lleve al lugar del asesinato yStano los condujo hasta donde hallaron el cuerpo, al retornar a la estación firmó la confesión del asesinato de Mary Carol.

Una vez en la cárcel, Gerald Stano confesó los crímenes de Toni Van Haddocks y Nancy Heard, por los que fue sentenciado a 3 cadenas perpetuas en 1981. Una vez dentro del penal empezó a jactarse de haber asesinado a muchas mujeres, pero nadie parecía creerle.

El asesino no soportaba el rechazo, por eso pidió otra entrevista con el agente Crow para revelar los crímenes de 15 mujeres más, a la mayoría de ellas las mató a cuchilladas, con el objeto de ufanarse con sus compañeros de celda.

El testimonio motivó la reapertura de nuevos casos contra Stano, quien el 8 de junio de 1983 fue juzgado por el crimen de Susan Bickrest y Mary Muldoon, lo cual le acarreó la sentencia de muerte y fue trasladado de nuevo a la prisión donde estaba cumpliendo las 3 cadenas perpetuas.

En septiembre de 1983 fue llamado a juicio por el asesinato de Cathy Lee Scharf, a la que subió en su auto para después matarla.

 El jurado nuevamente lo condenó a muerte, el criminal apeló el fallo que se resolvió 2 años más tarde con la ratificación de la sentencia.

La ejecución se programó para  el 2 de julio de 1986, pero las apelaciones retrasaron la fecha hasta el 30 de mayo de 1997. Finalmente, el 23 de marzo de 1998  fue ejecutado.

El proceso se efectuó sin contratiempos. Cuando le preguntaron si quería ejercer su derecho a decir sus últimas palabras se negó y solo se limitó a morir con la mirada de frente sin cerrar los ojos.

Inmediatamente después de la muerte del asesino confeso, sus abogados hicieron pública una carta escrita por Stano, donde daba las gracias a sus amigos: “Sepan que los amo a todos y que aprecio su cariño. Gracias por permanecer a mi lado cuando la gente los ridiculizó… Soy inocente”.

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