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La Fecha para la reconstrucción de los hechos en caso ‘González y otros’ es reservada

"Si la Policía hubiera entregado a Johnny a la justicia, estuviera conmigo"

María Dolores Guerra solicita a la Fiscalía una entrevista con Erwin Vivar, quien constaba como desaparecido.
María Dolores Guerra solicita a la Fiscalía una entrevista con Erwin Vivar, quien constaba como desaparecido.
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El rostro de María Dolores Guerra Tábara, de 39 años, denota cansancio. Pero cuando habla sobre la desaparición de su esposo, Johnny Elías Gómez Balda, una energía emerge de su cuerpo.
Gómez, junto a César Augusto Mata Valenzuela y Darwin Reyes Cañar, constan como desaparecidos por la Policía en el caso ‘González y otros’. El hecho se remonta a un frustrado atraco a una farmacia de Guayaquil, el 19 de noviembre de 2003. Allí fueron abatidos por los agentes 6 antisociales y 2 inocentes.

Un cuarto desaparecido, Erwin Vivar Palma, fue ubicado por la Fiscalía en mayo de 2015 y traído al país el 19 de junio pasado. Una semana después, Vivar confesó, en un testimonio anticipado, que formó parte de una banda de delincuentes junto a Gómez, de quien asegura fue torturado, arrojado al estero Salado y asesinado a tiros. Él también vivió esa situación, pero logró salvarse al nadar más de 300 metros hasta la otra orilla, en el Suburbio oeste de Guayaquil.

Según Guerra, la versión de Vivar ratifica que su esposo fue asesinado por los agentes del desaparecido Grupo de Apoyo Operacional (GAO), quienes actuaron en el frustrado asalto a la farmacia. En la mente de la mujer retumba todos los días la voz de su esposo, quien, tras ser detenido, se comunicó telefónicamente con ella desde el interior de la camioneta Nissan Pathfinder, color roja, estacionada en las instalaciones de la Policía Judicial. En el carro, según Guerra, estaban los otros desaparecidos junto a Seydi Vélez Falcones, sobrina política de Vivar, quien fue la única detenida aquella mañana.

La llamada de su esposo, asegura Guerra, fue realizada desde un celular. El contacto se hizo cuando los agentes del GAO dejaron solos a Gómez y a Mata para ver el partido entre Ecuador y Perú, disputado la tarde de ese día en Quito por la cuarta fecha de las eliminatorias al Mundial de Alemania 2006. “Ese descuido permitió las llamadas telefónicas que desde el interior de la Policía Judicial realizaron los desaparecidos, entre ellos Mata y Vivar”, asegura la mujer, ahora abogada de profesión y empleada en una institución del Estado.

Guerra detalla que en la audiencia preparatoria de juicio por el asalto, ante el juez Segundo de lo Penal de esa época, Manuel Vélez, la única detenida, Seydi Vélez, sostuvo que la llamada que realizó Gómez pidiendo auxilio sí existió porque fue ella quien, ante el descuido de los policías, le pasó un teléfono que estaba en el vehículo.

Con esto desmiente lo que en su momento determinó el informe de la Policía Judicial, en el cual consta que la llamada telefónica fue hecha desde una cabina. “Así se ratifica una vez más que no existe crimen perfecto porque ese descuido y la fotografía donde aparece Johnny, detenido por el exagente Erick Salinas, derrumbaron el mal accionar al que estaban acostumbrados”.

Para Guerra es irrelevante la posición de la Policía respecto a que su esposo era delincuente. “En el hipotético caso de que Gómez Balda fuera o no un delincuente, eso no es lo que se discute acá, lo que yo siempre he sostenido es que el procedimiento legal de la Policía era detenerlo y llevarlo ante una autoridad competente, quien se encargaría de formularle los cargos. Tal vez era llamado a juicio y sentenciado y hoy ya hubiese cumplido su falta y estuviera conmigo”.

La abogada Guerra menciona que la Policía trató de vincularla porque supuestamente el número de teléfono que ella usaba estaba en el directorio del celular de uno de los abatidos en el operativo.

La mujer pide ahora un encuentro con Vivar para despejar dudas. Guerra coincide con lo manifestado por el fiscal general del Estado, Galo Chiriboga Zambrano, quien asegura que no todo lo revelado por Vivar merece credibilidad y que solo las investigaciones actuales podrán dilucidar la verdad.

“Yo siempre me enfoqué y pedí entrar a la Policía Judicial y que se realizara una inspección minuciosa de esas instalaciones porque es un secreto a voces que eran usadas para torturar. Tienen que realizar excavaciones y dragar el (estero) Salado. Espero que el Estado cumpla con ese pedido necesario”. La señora ahora teme por su vida. Responsabilizó de cualquier incidente a los gendarmes involucrados en el caso. (I)

Las diligencias fueron notificadas

Fiscalía defiende transparencia del proceso

Los abogados defensores de los policías investigados en el caso ‘González y Otros’ fueron notificados de todas las diligencias que emprendió la Fiscalía entre 2015 y 2016. “Es así que entre las diligencias notificadas a los abogados se encuentra el oficio respecto al descubrimiento de la Fiscalía del paradero de Erwin V., encontrado con vida en Venezuela en 2015”, menciona la Fiscalía.

El documento fue remitido a la Fiscalía por el Consejo Nacional Electoral el 8 de julio de 2015, donde se informó que Erwin estaba empadronado en Caracas. Esta constancia fue incluida al expediente el 16 de julio de 2015. Asimismo, la versión de Erwin V., recogida el 30 de julio de 2015 en la Embajada de Ecuador en Venezuela fue incorporada a la investigación. Sin embargo, ninguno de los abogados revisó el expediente a pesar de que fueron notificados de los documentos que se añadían, salvo el defensor de los procesados, Webster H. y Samuel C., quien lo hizo la primera semana de junio de 2015.

Más de un año después, el viernes 24 de junio de 2016, el expediente fue revisado por el defensor del exgeneral de Policía, Jorge P, un día hábil antes de la formulación de cargos en este caso, realizada el 27 de junio. El 24 de junio, Luigi García, abogado defensor de René G., solicitó a la Fiscalía las copias de los 107 cuerpos (10.700 hojas) que tiene el caso ‘González y otros’. Hasta el 8 de julio, el abogado no retiraba el pedido. Antes de la formulación de cargos, la investigación era reservada para terceras personas. (I)

Informe policial determinó vínculos

Los abatidos y desaparecidos se conocían

El informe 5996-2003 de la Jefatura Provincial de la Policía Judicial de Guayas, elaborado por el mayor Rubén Alarcón para investigar los hechos ocurridos el 19 de noviembre de ese año, emitido el 4 de diciembre del mismo año, mostró la relación que mantenían los 6 delincuentes abatidos con los 4 desaparecidos y Seydi Vélez Falcones, única detenida.

El investigador, mediante el análisis de los teléfonos de los abatidos y de la mujer aprehendida, determinó que el número celular 099-912-027 usado por María Dolores Guerra Tábara no estaba a su nombre y supuestamente pertenecía a un ciudadano que había sido asaltado días atrás.

Además, dicho número (099-912-027) constaba en el directorio telefónico del celular del peruano Miguel Ángel Quisphe Portilla, uno de los abatidos. Asimismo, el teléfono celular marca Samsung, color plateado, modelo STH-N375, número 098-157-474, perteneciente a Johnny Gómez Balda, fue hallado en poder de Richard Gonzalo Tello Jácome, otro de los muertos en el operativo.

El informe policial sostiene que fue la misma esposa de Gómez la que proporcionó a los medios de comunicación y a la Fiscalía el número de teléfono cuestionado. El informe del mayor Alarcón, remitido al fiscal Héctor Vanegas, quien investigó el frustrado asalto, menciona también que el número celular 099-961-061, de donde supuestamente llamaron Johnny Gómez y César Mata Valenzuela para pedir auxilio desde la Policía Judicial, en realidad correspondía a una cabina telefónica situada en los bajos del hotel Los Andes, en las calles Santa Elena y Clemente Ballén, en el centro de Guayaquil.

Además, el número telefónico 094166442 que, según Heidi Camacho, era usado por su esposo desaparecido, César Mata Valenzuela, constaba en el directorio del teléfono celular de Tello Jácome.

El análisis telefónico efectuado por el oficial Alarcón también muestra que en el directorio telefónico de Quisphe Portilla constaba el número de teléfono 097411668, de Seydi Vélez. El documento también señala que el vulcanizador David Gregorio L. Z. reconoció ante la Fiscalía que el auto Chevrolet Swift, color negro, de placas GHE-613, manejado por Mata, fue llevado a su lugar de trabajo en la Cdla. Garzota porque tenía una llanta averiada aquella mañana (19 de noviembre de 2003). El testigo reconoció como pasajero del vehículo a Gómez, luego de que investigadores policiales le mostraran unas fotografías. (I)

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