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Generales y mayores en servicio pasivo, expresidente y otros exfuncionarios asistieron a homenaje
Políticos ‘solidarios’ con los exoficiales procesados (GALERÍA)
Mi general, mi coronel, mi mayor era el saludo que repetía sin cesar el exgeneral René Gordón en la puerta del lujoso salón Amazonas del hotel Marriott de Quito a los invitados que la Asociación de Generales y Almirantes en servicio pasivo de las Fuerzas Armadas convocó para homenajear a los 8 exoficiales del Ejército, que irán a juicio por haber sido acusados de cometer delitos de lesa humanidad.
El inicio del acto estaba previsto para las 19:00 del martes, pero esperaron hasta que el salón habilitado para recibir a 400 personas se llenase. Y es que la Asociación había enviado invitaciones a todos los exoficiales y con dicha actividad recogieron una cuota de 30 dólares “para cancelar el alquiler del local”, mencionó uno de los organizadores.
Poco a poco los invitados llegaban al sitio donde destacaban las figuras de asambleístas como Luis Fernando Torres (exasesor jurídico de León Febres-Cordero), Andrés Páez, José Acacho; expolíticos de la partidocracia como Wilfrido Lucero, Blasco Peñaherrera Padilla, René Yandún, funcionarios de anteriores gobiernos como el exgeneral José Gallardo y Fernando Santos; el expresidente Lucio Gutiérrez junto con su esposa Ximena Bohórquez, y miembros de su partido como Fausto Cobo, quienes coincidieron en repetir que acudieron en apoyo a las Fuerzas Armadas.
Este es un acto de solidaridad para los militares que consideramos están injustamente juzgados por delitos que no cometieron, explicaba uno de los organizadores de traje oscuro, bigote y cabello cano, a un grupo de exuniformados.
Por eso “tenemos que hacer lo mismo que en Perú. Hay que difundir esto como hicieron allá cuando acusaron a los militares de haber participado en las muertes de los de Sendero Luminoso, señaló antes de que empezara el evento”.
“Claro”, respondió otro hombre de cabellera escasa, y acotó que “incluso integraron un grupo denominado ‘Un sol para los compañeros’, y que crearon una página de apoyo, lo que influyó para que las cortes en Perú desechasen los procesos”.
En ese momento la presentadora llamó la atención de todos para iniciar el evento.
En la mesa principal se habían ubicado Andrés Páez, José Acacho, Luis FernandoTorres, Wilfrido Lucero, Víctor HugoGarcés, presidente de la Asociación de exgenerales; exgeneralOswaldo Jarrín y familiares de los exgenerales Manuel D. y Jorge A., procesados por delitos de lesa humanidad.
Una frase de Maquiavelo sirvió de preámbulo para que la presentadora llamara a Wilfrido Lucero, expresidente del Congreso Nacional, para que iniciase el acto.
“Estamos aquí como muestra de solidaridad para con los distinguidos oficiales injustamente procesados por cometer delitos de lesa humanidad. Parece que no tienen idea de lo que es un delito de lesa humanidad y quieren desprestigiar de alguna manera a las Fuerzas Armadas ecuatorianas”, dijo Lucero.
Enseguida, el asambleísta socialcristiano Luis Fernando Torres se dirigió a la audiencia de casi 400 personas para manifestar que los delitos de lesa humanidad por los que se quiere juzgar a los 8 oficiales no existen.
“El proceso está poniendo a prueba la democracia ecuatoriana”, sostuvo. En su discurso mencionó que a los militares procesados a su tiempo les tocó mantener el orden y la paz en el país.
Por eso hizo un llamado a los invitados para que estén atentos y defiendan a la institución que, según el legislador, está siendo atacada.
En la misma línea, el exgeneral OswaldoJarrín (exjefe de Comando Conjunto de las FF.AA.) clamó que los militares defendieron los valores, derechos y principios de Estado que fueron criminalmente violados por grupos organizados, armados ilegalmente y “que tenían como propósito iniciar rebelión en la sociedad y sus instituciones, abrazando doctrinas de la lucha revolucionaria con el propósito de tomarse el poder por la fuerza”.
A casi 40 minutos de discurso Catalina Delgado, con un tono más calmado, defendió a su padre y pidió que el juicio fuera justo, que se siguiera el debido proceso y se evitase condenar a personas que no tuvieron nada que ver con los delitos que se les imputa.
Apenas terminó de hablar la dama, la presentadora invitó a todos los presentes a un coctel de confraternidad, entonces cerca de 8 meseros se repartieron por el enorme salón ofreciendo copas de vino tinto y blanco, mientras que otro grupo repartía bocaditos.
Los oradores saludaron a varios de los presentes, mientras comentaban sobre la reunión. Wilfrido Lucero, más calmado, conversaba con varias personas y cuando se le preguntó sobre su participación en el acto, él respondió: “Acudimos en defensa de las Fuerzas Armadas a las que se quiere desprestigiar”.
Entonces se le cuestionó que en este caso tres personas habían sido torturadas y una desaparecida, además las autoridades negaron su existencia casi 3 años. ¿Acaso no tienen derechos, se lo interpeló. A lo que Lucero respondió: “No digo que no tengan derechos, pero lo que estoy señalando es que no se trata de delitos de lesa humanidad”.
Se insistió al preguntarle: ¿Entonces cómo se puede considerar a los delitos de tortura, desaparición forzada y violencia sexual? “Yo no tengo la potestad que tienen otros de adelantar a hacer sentencias, de decir esto es delito y esto no... no acostumbro a hacer lo mismo y sería bueno no hacer entrevistas dirigidas”, respondió molesto el expresidente del Congreso.
-Pero la Fiscalía ha señalado que el proceso se sigue en contra de personas que en algún momento cometieron delitos de lesa humanidad, no es un juicio dirigido a las Fuerzas Armadas, se le dijo. “Eso manifiesta la Fiscalía”, respondió antes de girar e ignorar al interlocutor.
Los asistentes de a poco fueron marchándose casi al mismo tiempo que se terminaban los bocaditos. Los meseros del salón se apuraban en recoger las sillas, ya que el local donde se la realizó la cita, cuyo alquiler costó cerca de $ 8.000, acogería a los presentes hasta las 21:30.
Al acto, que se organizó como apoyo a las Fuerzas Armadas, no asistió ningún oficial activo ni exmilitar de tropa.
“Tal vez no vinieron por la cuota”, bromeó un excoronel. “Esperamos que el juicio sea justo”, aseveró antes de salir del sitio.