Publicidad

Ecuador, 22 de Julio de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo
Ecuado TV
Pública FM
Ecuado TV
Pública FM

Publicidad

Comparte

Asesino en serie fue condenado a la horca

Médico construyó un hotel con trampas mortales

-

Herman Webster Mudgett, conocido como el ‘Doctor Holmes’, fue un asesino y estafador que construyó un hotel dotado de pasadizos secretos y trampas mortales para asesinar a sus huéspedes con la intención de apropiarse de su dinero y cobrar sus seguros de vida.

Nació el 16 de mayo de 1861 en Gilmanton, Nuevo Hampshire, Estados Unidos. Su padre fue un abusivo y su madre puritana, por lo que se cree que del primero adoptó el comportamiento delincuencial.

Desde su adolescencia manifestó una atracción hacia las mujeres con fortuna, esto lo llevó a convertirse en un ‘Don Juan del crimen’. Era un hombre alto, bien parecido, con aire distinguido y siempre elegantemente vestido.


A los 18 años se casó con una joven millonaria llamada Clara Louering, a quien convenció para que le pague sus estudios de Medicina. Cuando obtuvo su título en la Universidad de Michigan, la abandonó para irse a vivir con una viuda que gracias a las rentas de su casa de huéspedes tenía buena posición económica.

Pero Mudgett también abandonó a la mujer solitaria y se fue a ejercer la medicina durante un año en el estado de Nueva York bajo el nombre de ‘Doctor Holmes’. Allí no tardó en seducir a otra joven adinerada llamada Myrta Belknap. Se casó con ella y gracias a unas falsificaciones de escrituras estafó con $ 5.000 a su familia política para construir una casa suntuosa en Wilmette.

Luego heredó una farmacia de propiedad de una viuda que lo hizo su amante. Con artimañas contables y malversaciones de fondos se adueñó de la totalidad de sus bienes.

Construcción del hotel

Para construir su hotel Holmes Castle recurrió a varias empresas, a quienes nunca pagaba por interrumpir las obras, de esa manera era el único que conocía cada detalle del edificio.

Bajo un entarimado escondía  instalaciones eléctricas que le permitían seguir desde un panel situado en su despacho los desplazamientos de sus futuras víctimas.

Las habitaciones tenían trampas y puertas corredizas que conectaban con un laberinto de pasillos secretos desde los cuales, por unas ventanillas disimuladas en las paredes, observaba a escondidas a sus clientes.

Holmes podía abrir grifos de gas para asfixiar a los huéspedes y a través de un montacargas y 2 toboganes bajaba los cadáveres a una bodega para disolverlos en una cubeta con ácido sulfúrico, incinerarlos, o hundirlos vivos en una cuba llena de cal.

Incluso tenía una habitación llamada ‘el calabozo’, que poseía instrumentos de tortura. Aunque parezca increíble, una de las máquinas permitía hacer cosquillas en la planta de los pies de las víctimas hasta matarlas de risa.

El Holmes Castle fue terminado en 1892 y en la Exposición Universal de Chicago abrió sus puertas, el 1 de mayo de 1893, aquel día acudió una cantidad considerable de gente, sobre todo mujeres.

Clientela selecta

Durante los 6 meses que estuvo abierto el Holmes Castle no se desocupó. El hombre prefería ‘clientas’ ricas, jóvenes, guapas y solas. Para evitar las visitas inoportunas de allegados, su domicilio tenía que estar situado en un estado lo más alejado posible de Chicago.

Con el pasar de los días se formó  una lista inmensa de desaparecidos, de ellos al menos a 50 de los que buscaba la Policía les perdía la pista en su hotel.

na de sus víctimas fue Minnie Williams, quien trabajaba en una escuela privada de Chicago y era heredera de una gran fortuna en Texas. Holmes la conquistó y pidió matrimonio, lo que despertó la ira de su amante, Julia Connor, quien estaba casada con uno de sus empleados, Ned Connor.

Al poco tiempo, Julia y su hija Pearl desaparecieron. Cuando Ned le preguntó a Holmes por ellas, enseguida le dijo que se habían ido a Michigan, pero realmente las asesinó porque estaba harto de sus celos.

Al final de la exposición, las rentas bajaron y se redujo el ingreso de dinero, por ello Holmes incendió el último piso de su inmueble y reclamó a su aseguradora una prima de $ 60.000, sin pensar que la compañía podría hacer una investigación antes de pagárselos.

Cuando lo descubrieron se refugió en Texas, donde cometió estafas y fue detenido por primera vez, pero fue liberado bajo fianza. Ni bien salió volvió a planear una nueva operación criminal.

La idea consistía en que una cómplice llamada Pitizel debía adquirir un seguro de vida en una compañía de Filadelfia para que Holmes se presente luego con un cadáver anónimo desfigurado por un accidente solicitando el cobro de la prima, que sería repartida.

No obstante, Holmes decidió matar realmente a Pitizel y a sus hijos, lo cual, para él solo era algo rutinario. Sus planes se fueron abajo cuando un antiguo compañero de celda, Marion Hedgepeth, lo delató.

La Policía investigó y unió todos los cabos sueltos. Cuando revisaron el edificio encontraron los crematorios aún con cenizas de cadáveres, decenas de cuerpos en otras condiciones e incluso un reloj que pertenecía a Minnie y su vestido ensangrentado que Ned Connor identificó.

Después de retirar las pruebas y los restos humanos, el hotel estuvo vacío durante meses, y la gente fue allí a curiosear. Nadie podía creer lo que había sucedido.

Condenado a muerte

El juicio se efectuó en octubre de 1895 y solo duró 6 días. En la sala del Tribunal, Holmes perdió el control, se puso a llorar, despidió a sus abogados e intentó conducir su propia defensa. El 30 de noviembre de ese año el juez firmó una sentencia de muerte que, finalmente, se aplicó el 7 de mayo de 1896.

Antes de su ejecución lo visitaron 2 sacerdotes católicos. Aunque tomó la comunión rechazó pedir perdón por sus crímenes. La ejecución del condenado, que tenía solo 35 años, duró 15 minutos y fue presenciada por numerosos espectadores.

Nunca se pudo precisar la cantidad exacta de víctimas. Herman Webster Mudgett solo confesó el asesinato de 27, algo que relató ante las autoridades con una cruel satisfacción y burla; sin embargo, la Policía sospechaba que fueron por lo menos 200. (I)

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Noticias relacionadas

Pública FM

Social media