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Familiares mostraron su orgullo al ver que sus allegados logran metas pese a estar tras las rejas
Los internos se destacan
Isaías C.C. tiene una lágrima tatuada bajo su ojo izquierdo. Sus brazos también están marcados por la tinta negra que le recuerda su vida pasada y el delito que lo llevó a estar tras las rejas del Centro de Rehabilitación Social (CRS) Regional de Guayas. El joven, de 22 años, dejó lo malo atrás y ahora está entre los 21 mejores estudiantes universitarios del penal. Su madre y su padre orgullosos lo vieron recibir un diploma por las calificaciones sobresalientes que obtuvo en el primer semestre de la carrera de Administración de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil que cursa a distancia. “Tengo el deseo de cantarle a mi madre”, expresa - y sin ninguna vergüenza levanta su voz: “Cuando toda gota de esperanza se termine en ti, y te sientas sin fuerzas para seguir, ¡Alégrate! Dios te premiará, sigue hacia adelante, Jesús a tu lado está”.
Sus compañeros lo miran sorprendidos, pues Isaías aparenta ser tímido. Al terminar se vuelve a abrazar a ellos, no quisiera que se vayan pues el tiempo hasta la próxima visita se le hará eterno. Sus otros compañeros tampoco quieren soltar a sus parientes.
Karla Benítez, viceministra de Justicia, felicitó a todos los privados de la libertad por el empeño y precisa que en los CRS de Ecuador hay 211 universitarios y que este año la cantidad aumentará. Paúl V., otro interno, dice que la educación lo acercó a la libertad y pidió a las autoridades que los procesos de cada uno sean revisados. (I)