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El Funeral de la pequeña de 5 años se realizó en santa elena

Los familiares de la niña Odalis piden pena máxima para el agresor

Christian S., padre de la menor, llegó esposado a la iglesia para despedirse de su pequeña hija Odalis. Foto: William Orellana / El Telégrafo
Christian S., padre de la menor, llegó esposado a la iglesia para despedirse de su pequeña hija Odalis. Foto: William Orellana / El Telégrafo
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Christian S. entró esposado y caminó por el pasillo repleto de personas de la iglesia San Timoteo, ubicada en la entrada de Anconcito, en la provincia de Santa Elena. Al final,  cerca del altar estaba el cofre blanco cerrado con el cuerpo de su hija Odalis Eliana Sánchez Rivas, de 5 años. La menor fue victimada por un allegado a la parentela, identificado como Andy Daniel M.A., quien supuestamente la violó antes de asesinarla y esconderla en una cisterna vacía.

El progenitor caminó por el pasillo rodeado por los agentes de grupos especiales de la Policía que lo escoltaron desde que salió del pabellón de mediana seguridad del Centro de Rehabilitación Social (CRS) Regional de Guayas, en la periferia de Guayaquil, donde cumple una condena de 16 años de reclusión por el delito de violación. Realizó un viaje de poco más de 2 horas.

Al estar cerca de su pequeña se puso las manos, aún esposadas, en el rostro y lloró. Sus familiares gritaban su nombre, pues hace meses que no lo veían y lamentaban que Odalis tampoco compartió tiempo con él. “No la vio nacer. No es justo, no pudo disfrutar de su hija”, dijo una pariente, quien lo veía de lejos desde una banca de la capilla.

Otro familiar expresó que “era su única hija. Su fortaleza para soportar el encierro”.

El bullicio de los curiosos, el llanto de la familia,  las voces anónimas que emitían los radios de los policías, el sonido de las cámaras de los celulares, todo impedía escuchar las palabras que el cura de la parroquia le transmitía al desesperado padre que evidentemente tenía dificultades para respirar.

Luego, Christian se quedó en silencio, observando por última vez a su niña y cerró los ojos como intentando recordar la última vez que la vio.  Ese momento fue fugaz, cuando levantó la mirada volvió a llorar. A las 10:08 los agentes le informaron que era hora de regresar a Guayaquil, a la cárcel en la que permanece desde hace unos 6 años.

Por eso no vio nacer a Odalis.  La vio solo 2 veces,  cuando era muy pequeña y su madre la llevó al recinto penitenciario.

Los pasos del progenitor fueron obligados por los uniformados y por la muchedumbre que caminaba detrás para verlo partir en una camioneta gris, doble cabina, con vidrios oscuros.

Una prima del joven de 26 años se desmayó a pocos metros, bajo uno de los arbustos que proyectaba sombra en una explanada de tierra, y fue auxiliada por personal médico que estuvo afuera de la Iglesia, así como en la casa donde fue velada, acompañando a una caravana que recorrió más de 20 cuadras por el pueblo y en el cementerio general de Anconcito, donde fue sepultada.

Luis, el hermano de Christian, pidió que no juzguen a su familiar sin saber. “Él está preso injustamente. Cuando recién salió del Cuartel tenía una enamorada de 17 años y luego lo acusaron de violación.  Primero nos pareció extraño porque los padres de la chica lo querían, pero no sé qué pasó”, comentó.

Además, solicitó a las autoridades que sentencien con la pena máxima a Andy Daniel M.A., de 23 años, autor confeso del crimen. “él conoció a ese tipo, porque iba a la casa, se había ganado la confianza de todos. Jamás imaginamos lo que era capaz de hacer”, enfatizó.

Agregó que, según conocieron, el sospechoso estaba bajo el efecto de sustancias estupefacientes. También dijo que Andy los había ayudado a buscar el cuerpo de la víctima como para despistar lo que habían hecho.  

Odalis desapareció el 12 de mayo cuando fue sacada de su escuela por el individuo que fingió ser su tío.  Apareció el martes último, en una cisterna de una vivienda en la parroquia José Luis Tamayo (Muey).

El abuelo materno de la niña llegó al sepelio de Odalis,  en el cementerio de Anconcito cerca del mediodía de ayer, luego de pasar varios días pescando. Ahí solo agradeció la compañía de los familiares y habitantes del pueblo.

“Así es la vida”,  expresó tras un suspiro.

La madre de la menor pidió que se respete su dolor y los últimos momentos con su hija. (I)

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