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La temperatura en el interior del local llegó a los 650 grados centígrados

Las rejas y candados complicaron el trabajo de los bomberos

El edificio tenía pocas ventanas, por lo que se complicaba controlar las llamas. Los bomberos intentaban inundar los pisos para apagar el fuego.
El edificio tenía pocas ventanas, por lo que se complicaba controlar las llamas. Los bomberos intentaban inundar los pisos para apagar el fuego.
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Los bomberos se dejan caer casi sin fuerzas sobre la vereda, sus rostros lucen pálidos y tratan de recuperar el aliento. No aguantaban un segundo más dentro del edificio en llamas, ubicado en Clemente Ballén y 6 de Marzo, en el centro de Guayaquil.

El mayor Luis Páez, jefe de la Cuarta Brigada del Benemérito Cuerpo de Bomberos, está entre esos uniformados con síntomas de asfixia. Arrimado a una puerta enrrollable de uno de los tantos negocios del casco comercial, el oficial relata que “la temperatura dentro de las bodegas” de la edificación de 3 niveles “superaba los 650 grados centígrados, era como estar en un horno”. Minutos antes fue sacado en hombros de otros compañeros, prácticamente desmayado.

El inmueble tiene en la planta baja 2 locales: La Importadora Don Juan y el Almacén Cumandá. De ahí, una especie de mezzanine y otros 2 pisos altos que funcionan como bodegas de artículos varios: ropa, juguetes, plásticos, cosméticos, entre otros. “Estoy bien, solo muy cansado. Se complicaba por las extremas seguridades, puerta tras puerta con candados muy grandes y a pesar de eso con nuestras herramientas los rompimos. No se podía soportar tanto tiempo ahí dentro”, detalla el uniformado, quien se despojó de la chaqueta de su uniforme que se le hacía muy pesada por la cantidad de agua y hollín.

Páez vuelve su mirada al edificio que se estaba quemando desde las 06:00. Cerca de las 09:00, cuando parecía que ya estaba controlado, las llamas volvieron a salir por las pequeñas ventanas que daban hacia la calle Clemente Ballén. Tres mangueras están fijas hacia esas aberturas, mientras otros uniformados que pasan desde los techos de otras edificaciones, desde la calle Santa Elena, tratan de romper paredes por la parte posterior o llegar con más líquido por la terraza.

$ 600 mil en pérdidas

Aurelio, el propietario del edificio, está de pie cubriendo su nariz con una mascarilla, a pocos pasos de Páez. Calcula que la pérdida es de aproximadamente $ 600 mil, y a través de las cámaras, micrófonos y grabadoras que manejan los periodistas de los medios de comunicación que lo rodean, aprovecha para asegurarles a sus trabajadores que sus puestos no están en riesgo.

Cámara térmica para hallar focos

Medardo Silva, jefe de la segunda Brigada del Cuerpo de Bomberos, se da un tiempo para explicar que el fuego en la planta baja fue controlado en aproximadamente 15 minutos. “Pero acceder a los otros pisos se hizo difícil. Hay muchas seguridades y la mercadería está mal estibada, rompemos puertas y no podemos avanzar”. Son las 10:00, la temperatura en el interior ha disminuido a 400 grados centígrados. Así lo evidencia una cámara térmica.

“Podemos ver cuál es el sitio con mayor concentración de calor, nos refleja los niveles de temperatura en cada parte. Esta herramienta funciona adentro y afuera; y como nos revela la temperatura podemos ver la silueta de una persona en caso de que la hubiera. Por la adrenalina uno suele arriesgar demasiado su vida, pero siempre se piensa en la familia y se encomienda a Dios”.

“No metemos gente por meter, todos estamos preparados. La misma cantidad de bomberos que ingresamos, salimos; es un equipo y cada quien cumple una función; por ejemplo, unos se dedican al ataque, otros a seguridad, comando y a cuidar a los compañeros”.

Policía puso cerco de seguridad

Ricardo Armas, capitán de la Policía, indicó que no hubo civiles asfixiados; en cambio sí hubo docenas de bomberos con síntomas de asfixia. Cuenta que al inicio de la emergencia hubo un pequeño altercado con los propietarios del inmueble, pero “es comprensible. Por la desesperación querían ingresar, pero tuvimos que controlar la situación debido a que la imprudencia podía llevarlos a sufrir una lesión o se podía presentar una tragedia mayor. Asimismo pusimos un cerco policial para que las personas curiosas no ingresen”.

Cinco horas han pasado, el humo sigue saliendo y afuera de la puerta 2 del Mercado Central, comerciantes y compradores continúan aglomerados viendo la labor de los bomberos, en total trabajaron 250 elementos y se emplearon 40 unidades motorizadas.

Polo Terán, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos, indica que la prioridad es controlar la emergencia. Especifica que una de las estrategias aplicadas ante lo complejo de la estructura es inundar los pisos. “Posteriormente se verificará si el lugar funcionaba legalmente y si contaba con los sistemas adecuados de protección de incendios”.

Al final de la mañana 2 bomberos son trasladados en ambulancias con heridas en sus piernas. Aún sale humo, pero nada comparado con lo que sorprendió al amanecer y que se propagó por varias calles del centro de Guayaquil. (I)

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