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La persona que les lanzó ácido a una mujer y dos niñas sigue libre
Daysi permanece desde hace más de un mes en la cama de un hospital, inconsciente y con el cuerpo vendado. La noche del 5 de diciembre una mujer que tocó a la puerta de su casa le lanzó ácido y no solo la hirió a ella, sino a sus dos hijas de seis y siete años de edad.
Las niñas fueron dadas de alta, pero aún no pueden retomar sus actividades diarias, pues deben someterse a minuciosos cuidados. La menor de ellas tuvo riesgos de perder la visión.
El departamento donde ocurrió el hecho que está situado en el sector Los Vergeles, en el norte de Guayaquil, continúa cerrado. El área cercana a la entrada tiene la pintura descascarada debido a la potencia de la sustancia que fue utilizada.
Francisca, madre y abuela de las víctimas, precisa que las menores reposan en una habitación fresca, ya que por recomendación médica no pueden recibir luz, ni transpirar. No hay día que la mujer no llore al pensar que su hija tal vez no resista, está informada de que las heridas no solo son externas, sino que el químico también afectó sus órganos al inhalarlo.
“Es como que también se hubiera quemado por dentro, los médicos solo nos dicen que sigamos orando. Le destruyó la vida a ella, a dos niñas y a todos nosotros”.
En sus peticiones no solo contempla la recuperación de las víctimas, también piden que la persona que causó el daño pague por lo que hizo. Hasta el cierre de esta edición, no había nadie procesado por el delito y la fiscal encargada de la investigación, Tania Gualoto, no quiso referirse al caso.
Francisca cuenta que tres semanas antes del ataque su hija fue amenazada por la sobrina del hombre con el que hace poco menos de dos meses empezó una relación sentimental. “Le decía que la iba a matar, que le pasaría un carro por encima, que le borraría la sonrisa”, recordó la progenitora y agregó que esa última frase se la repitieron al lanzarle la sustancia, según le contó una de sus nietas. “Queremos que le pregunten a Juan Carlos G., el conviviente, por qué el odio hacia mi hija. Nuestro error fue no denunciar las amenazas”.
Joel sostiene una foto de su hermana Daysi. “Era linda. Mírela”. ¿Cómo que era?, ¡Es linda!, refutó su madre. “Es verdad, saldrá de esto. Ella pasaba trabajando por sus hijas, salía desde muy temprano y no llegaba hasta la noche. Pero cuando estaba con ellas les daba lo mejor de su tiempo. La lucha la seguirá”, expresa el pariente.
Ellos desconocen la identidad de la agresora, pero saben las características físicas. La mayor de las niñas fue la que abrió la puerta y vio a la mujer. Esta le dijo que quería hablar a solas con su madre y la pequeña cerró la puerta para avisarle que alguien la buscaba. Daysi abrió la puerta y no tuvo oportunidad de nada, el ácido se dispersó por su cuerpo. Salió corriendo, gritaba, pedía ayuda. Era de noche y los vecinos no sabían qué hacer. Llamaron al número de emergencias y la mujer fue transportada al hospital Luis Vernaza, donde sigue internada con más del 50% de su cuerpo afectado. El personal de la casa de salud no reveló el estado.
“Pasó ahí su cumpleaños número 29. También Navidad y Fin de Año. Han sido nuestras peores fiestas, no saben lo mal que la pasamos”, dijo llorando Martha Torres, una tía. (I)