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El hecho ocurrió en el suburbio de guayaquil el pasado 22 de marzo
La Fiscalía investiga explosión en la que fallecieron 5 personas
Sara, una chica de 20 años, será madre y padre para Daniel, un bebé de 2 años. El niño es su hermano y el único sobreviviente de la explosión ocurrida el pasado 22 de marzo en las calles 23 y Huancavilca, en el suburbio de Guayaquil.
La joven vio, durante casi dos meses, morir a su madre, a su abuela, a dos tíos y una prima que habían quedado heridos. Pensó que su pequeño hermano no saldría vivo tras este hecho. “Es más, eso me dijeron los doctores, que era muy poco probable que sobreviviera, pero nunca perdí la fe. Estuve orando, agradeciendo cada día que seguía con vida. La primera vez que lo vi fue terrible, todo su cuerpo estaba vendado, él estaba inconsciente”, expresó.
La tarde del pasado lunes Daniel fue dado de alta de la Unidad de Quemados del hospital Francisco de Ycaza Bustamante, en el sur de la urbe, donde permaneció internado durante 58 días tras el incidente que destruyó la casa en la que vivía y afectó a otros 8 inmuebles.
Un tío de la víctima indicó que espera que la Fiscalía esclarezca el caso, porque “no es justo que un caso así, en el que fallecieron 5 personas, quede en la impunidad”.
La Fiscalía inició una investigación previa por delito de incendio.
Daniel estaba vestido con un pantalón amarillo que cubría sus piernas y un abrigo del mismo tono adornado con muñecos de diversos colores que tapaban las heridas de sus brazos y tronco.
En las manos de Daniel, al igual que en su cuero cabelludo se veían las huellas de lo que sufrió.
Sara expresó con una sorprendente tranquilidad que “toda mi familia materna falleció en el percance y yo soy su único sustento. Soy su hermana materna, su padre no está y no sé nada de él. Me han indicado los cuidados que debo seguir”. Además contó que por ahora no podrá estudiar ni trabajar, porque no tiene a nadie que la ayude, pero apenas pueda ingresará a estudiar en la universidad la carrera de Psicología.
El bebé no puede alejarse de su hermana, cada vez que alguien más lo carga, llora y balbucea: “ñaña, ñaña, ñaña”. A veces también dice mamá, inconsciente de que ella ya no está. “Se ha encariñado mucho conmigo”, contó Sara, apenas llegó a la casa donde estarán, en el norte de Guayaquil.
Javier Chacón, gerente de la casa de salud, indicó que el caso fue crítico. “Gracias a Dios y a los médicos hemos llegado a un buen término. Se le hicieron injertos de su propia piel y va a continuar con un tratamiento que será monitoreado cada 15 días. La piel es muy delicada y estuvo expuesta a muchas infecciones. Él no puede estar en excesivo calor”, señaló.
Además, explicó que cada 48 horas se le hacían limpiezas quirúrgicas y con un traje especial a la medida de la víctima se evitaron lesiones durante su cicatrización. “Esto además deja secuelas psicológicas y tenemos un equipo de especialistas para ayudarlo, no solo a él, sino también a los familiares”.
Rolando Panchana, gobernador del Guayas, manifestó que el menor “está bien. Hay que tener algunos cuidados especiales con él. Sarita es su hermana materna y se hará cargo de él, porque ya no tiene parientes”. Además puntualizó que están comprometidos a ayudarlos en todo lo que necesiten, en cuanto al tratamiento del menor. (I)