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La Cuestión Criminal: La palabra de los muertos y su valor
Hay un mundo que el común de la gente no conoce, que se desarrolla en universidades, en los institutos de investigación, en foros y posgrados, con una literatura muy amplia y un valor inmenso. Es el mundo de los criminólogos, de la investigación profunda hasta de los cadáveres.
Juan Domingo Perón, presidente argentino por tres ocasiones (1946-1952, 1952-1955 y 1973-1974) decía que la única verdad es la realidad. Y es así, sin duda: la única verdad es la realidad, y la única realidad en cuestión criminal son los muertos. No cualquier muerto, claro. Es cierto que todos los vivos somos postergados de la vida, andamos con tiempo prestado; pero hay algunos a los que no se les posterga lo suficiente, porque los asesinan.
Estos quedan “mudos”, porque suele afirmarse muy rotundamente que los muertos no hablan, lo que es verdad en sentido físico, pero sin embargo, los cadáveres “dicen” muchas cosas que esta afirmación rotunda oculta.
Veamos: a veces llegan a decirnos cómo murió, por qué causa y hasta quién lo mató (por los signos que el autor deja en el cadáver), pero siempre “nos dicen” algo.
Por eso, cuando se afirma que no hay asidero ninguno para la realidad en la cuestión criminal, lo que en verdad hacemos es enmudecer a los muertos, ignorar que nos dicen el cómo y el porqué... y no podemos ignorar la palabra de los muertos. Al menos no ahora que existe una profundización en la investigación criminal que tiene muy en cuenta este punto.
(* Resumen de La Cuestión Criminal, capítulo 1 “La palabra de los muertos”. Autor: Eugenio Raúl Zaffaroni).