Publicidad
Un estudio explica que los conflictos armados propician la aparición de este delito
En el turismo sexual, los abusadores no tienen un perfil fijo
El turismo sexual es un delito que está mutando, sobre todo respecto a quiénes son los abusadores, según el ‘Estudio global sobre explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en viajes y turismo’.
Los turistas que recurren a la prostitución infantil son ocasionales, lo que significa que no van expresamente en esa búsqueda. “No existe ya el concepto de perfil típico de abusador”, resaltó en la rueda de prensa, en Washington, Carol Bellamy, parte de ECPAT International y directora de la Unicef entre 1995 y 2005.
Los abusadores ya no son pederastas fichados, procedentes de países ricos. “Los hombres blancos, occidentales, adinerados y de mediana edad ya no son los típicos ofensores”, señala el resumen del reporte en español. Los autores de los crímenes “pueden ser extranjeros o locales, viejos o jóvenes” y muchos son “ofensores ‘situacionales’, es decir participan en la explotación de los niños, niñas y adolescentes porque se les presenta la oportunidad y porque sienten que pueden salirse con la suya”, detalla. En América Latina, la incidencia del abuso sexual infantil por viajeros y turistas “es alta, particularmente en las zonas turísticas cercanas a comunidades pobres y excluidas”, según el informe.
Situación en Ecuador
En Ecuador, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se calcula que 5.200 niñas y adolescentes mujeres son víctimas de explotación sexual comercial, sin embargo no hay datos específicos sobre turismo sexual infantil.
La Unicef proporciona datos de una investigación realizada en 2005 por el Ministerio de Turismo y la Organización Mundial de Turismo (OMT) en el país, en el cual se evidencia que el turismo sexual infantil es un fenómeno mayormente urbano, que enfoca su tendencia hacia ciudades como Quito, Guayaquil, Santa Cruz, Machala, Cuenca, Otavalo, Manta, Atacames, Coca, Lago Agrio y Santo Domingo.
En el país, 11 instituciones firmaron un convenio interinstitucional para prevenir y erradicar prácticas de explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, asociadas a viajes y turismo, en el flujo de turismo interno y externo.
Daniel Adler, especialista en seguridad ciudadana, manifestó que este delito es conocido aproximadamente desde 2003, cuando ya se estimaba que en Ecuador había 5.200 víctimas de delitos sexuales. “Lo preocupante no es el número que ha aumentado. Sino que solo uno de cada 10 casos es denunciado, si es que los padres se dan cuenta. Hay un 90% de hechos que no se denuncian por miedo, por vergüenza o porque los daños psicológicos ya están hechos”.
Adler manifestó que es común que en paquetes turísticos empresariales se ofrezca a una menor de edad y cocaína. En algunos casos hasta una pastilla de viagra. “Hemos hecho una investigación en Guayaquil y Quito y conocemos cómo actúan estas redes. cómo es el ingreso y salida de menores; regularmente se usan los parqueaderos”.
Especificó que además los precios son irrisorios -si se lo puede catalogar de alguna manera- pues van de entre $ 20 y $ 50. “Ahora hay catálogos con las fotos de las menores y ellos deciden cuál quieren y el horario”.
Niñas han sido subastadas
En el informe se describe a EE.UU. y Canadá como los países “de demanda” que suelen “enviar” al mundo a individuos que abusan de sus posiciones como profesores, voluntarios o trabajadores humanitarios para abusar de niños en países tan diferentes como Camboya, Honduras, Haití, Kenia o Nepal.
Cada vez son más los estadounidenses y canadienses que aprovechan la vulnerabilidad de niños en Centroamérica y Latinoamérica y, a cambio de sexo, les ofrecen comida, ropa, incluso bienes de lujo, como teléfonos móviles, según el informe.
El estudio resalta que los conflictos armados de Latinoamérica y el aumento de poder de las pandillas callejeras abonan el terreno para la impunidad de los abusos sexuales y menciona, por ejemplo, a un narcotraficante que en Medellín (Colombia) hizo una “subasta” de niñas que fueron vendidas al mejor postor. Según detalla el análisis de la ONG, el sudeste asiático es aún una de las regiones donde se concentra la explotación sexual de menores por turistas y, en la actualidad, suele incluir a niños en la calle y niñas en burdeles y otros establecimientos. (I)
Padre explotaba a su hija
Un hombre fue sentenciado a 26 años de cárcel
Flavio P. fue sentenciado a 26 años de privación de libertad por cometer el delito de pornografía infantil. La resolución fue emitida esta semana luego de la audiencia de juicio realizada la noche del martes 17 de mayo de este año, en la Unidad Judicial Albanborja, en el norte de Guayaquil.
El proceso en contra de Flavio P. lo inició la Fiscalía Provincial de Guayas, en junio de 2015, por su participación en la producción y venta del material pornográfico, en el cual aparecía su hija de 11 años.
El fiscal César Suárez, encargado de la investigación, convocó a 12 personas para que rindieran sus testimonios en este caso, entre ellos, agentes investigadores y peritos médicos e informáticos de Criminalística de la Policía Nacional.
El funcionario presentó entre las pruebas documentales, los peritajes informáticos realizado a la computadora del procesado Flavio P., así como la información obtenida en las páginas y direcciones electrónicas donde se publicitaban para su venta, material pornográfico de niños y niñas. Además, el investigador presentó el informe de seguimiento que se hizo a ciertas páginas electrónicas de internet y otras redes sociales, en las que se promocionaba la venta de video pornográfico en varios países de América, entre ellos, Ecuador. (I)