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26 peritos de 6 países especializados en 12 materias practicaron indagación

En Cocula no hubo fuego para quemar 43 cuerpos

Los 43 estudiantes que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014.
Los 43 estudiantes que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014.
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Desde el punto de vista de evidencia física recolectada y analizada proveniente del basurero, no es posible que los presuntos perpetradores hayan incinerado en ese lugar a los 43 jóvenes, pues no hay consistencia entre la evidencia física y la evidencia testimonial, concluyó el informe del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Entre el 26 y 27 de septiembre de 2014 se registró una serie de actos violentos en la ciudad de Iguala, estado de Guerrero, en México. Al amanecer del último día habían desaparecido 43 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Hasta la fecha se desconoce qué pasó con ellos y dónde se encuentran, presumiblemente muertos.
Esta incógnita es la que tratan de determinar los peritos forenses, quienes presentaron el martes 9 de febrero su dictamen pericial integral sobre los indicios encontrados en el basurero de Cocula, en el marco de la investigación sobre la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.

Equipo interdisciplinario

Para elaborar su peritaje integral, el EAAF conformó un equipo interdisciplinario integrado por 26 peritos en arqueología, antropología, criminalística, entomología y botánica forense, balística, dinámica de fuego, interpretación de imágenes satelitales, odontología forense, genetista y especialistas en trauma óseo, provienentes de Argentina, México, Estados Unidos, Colombia, Uruguay y Canadá.

Para dilucidar si era científicamente posible que los 43 estudiantes pudieran haber sido incinerados en el basurero de Cocula, el EAAF incorporó un informe de sitio y un reporte de laboratorio. A partir del análisis técnico interdisciplinario en ambas dimensiones, el EAAF concluye que la evidencia científica y la evidencia testimonial no son consistentes; por tanto, no respalda la hipótesis de la incineración, establecida por la Procuraduría General de la República, incluso como una “verdad histórica”.

Entre las principales conclusiones a las que llega el EAAF en su dictamen, destaca lo relativo al análisis sobre las dimensiones e intensidad que debería haber alcanzado un incendio para reducir a cenizas los cuerpos de 43 personas. Al respecto, los expertos analizaron integralmente la evidencia disponible.

Al examinar los restos óseos recolectados, el EAAF concluyó que estos no podrían utilizarse para afirmar exclusivamente la existencia de restos humanos, dado que por su tipo surgen también de restos no humanos y otro material orgánico como el hallado en el sitio.

En igual sentido, al examinar la vegetación circundante al basurero, el EAAF concluyó que no se encontraron señales de fuego abundantes en dichas plantas, como tendría que haber sido el caso de ocurrir un fuego de grandes magnitudes; de hecho, el peritaje muestra que la mayor parte del follaje circundante no mostró señales de haber sufrido los efectos del calor, ni signos de haberse decolorado o marchitado.

La pericia en botánica concluyó que en la zona del basurero donde se afirma ocurrió la quema se encontraron plantas que empezaron a crecer entre junio y agosto del mismo año -es decir, meses antes del 26 de septiembre- la mayoría no muestra señales de que fue expuesta al fuego, siendo el caso que de haber existido un incendio necesariamente habría resultado incinerada.

Los peritos analizaron 17 tocones ubicados en el basurero. Estos fragmentos de tronco pegados a la raíz que permanecen visibles en el suelo después de que el tronco es cortado en sus secciones superiores, no presentaron efectos de calor significativos, aun cuando se encuentran justo en el sitio donde la PGR afirma que los cuerpos habrían sido quemados. Los tocones no presentaron los daños que les habría causado un incendio de grandes dimensiones.

El EAAF señala que la información derivada de las declaraciones de los presuntos perpetradores: “presentó contradicciones significativas. La forma como se colocaron los restos de las víctimas, los neumáticos, los troncos y el resto del material varía significativamente […]”. Por todo lo anterior, concluye el informe: “no respaldamos la hipótesis de que hubo un fuego de la magnitud requerida y de la duración informada […]”.

Sobre la materia balística encontrada, apunta que el personal de PGR realizó un levantamiento de evidencia después de que dicho lugar permaneciera sin custodia al menos durante 10 días, sin presencia de los peritos independientes.

De acuerdo con los peritos del EAAF, los 41 casquillos supuestamente hallados todos juntos, “deja en clara evidencia que la ubicación de los mismos no es producto de la disposición que debería darse al ser eyectados o extraídos de un arma de fuego que fuera disparada en el lugar, sino que estos fueron colocados por alguna persona en ese lugar”. (I)

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