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Punto de vista
El Primer Grito de Independencia y los abogad@s del Guayas
La independencia como sinónimo de libertad se erige sin duda alguna como uno de los mayores anhelos de la especie humana, en especial de aquellos pueblos que en algún paraje de su historia sufrieron el sometimiento cultural, religioso o administrativo de quienes llegaron a sitiales con el ánimo de constituirse de manera arbitraria en sus nuevos dominantes, o de quienes a base de argucias pretendieron manipular a sus similares, aun naciendo en el mismo suelo.
El 10 de Agosto de 1809 representa para nosotros, los ecuatorianos, y para toda América un hito fundamental en la historia. Fecha llena de orgullo y pundonor que nos dejó la herencia de la libertad, lograda a costa de mucho esfuerzo y sacrificio tanto de nuestros próceres como de la nación entera.
Lamentablemente, la historia libertaria ecuatoriana no terminó en esta fecha trascendental, pues como será de conocimiento de ustedes, apreciados lectores, los ánimos de opresión y solapada conquista fueron trasladándose en nuestros tiempos a la administración de instituciones, tanto públicas como privadas.
No pueden repetirse jamás opresiones como las vividas hasta hace pocos años, en que los administradores de turno, enceguecidos por ambiciones personales, subsumieron a nuestro pueblo en el más profundo letargo y subdesarrollo.
Tampoco puede repetirse aquel penoso escenario vivido hasta hace pocos años, en que los entonces administradores de nuestro gremio mancharon nuestra imagen, utilizaron el buen nombre de nuestra institución para convertirla en un bastión que perseguía anhelos e intereses personales, olvidándose de que el encargo que se les había otorgado estaba dirigido al beneficio de nuestros asociados, a quienes, poco o nada favorecía su gestión.
No pretendo comparar la actual transformación de nuestro gremio con lo acontecido el 10 de agosto de 1809, sin embargo, cabe destacar, que cual gesta libertaria, se ha podido en este año y medio de gestión lograr el rescate de los principios y dignidades de las personas por sobre las pretensiones opresoras y desviadas de algunos que buscan beneficios personales, no gremiales.
Así, destaco en mérito de la conmemoración de un aniversario más del 10 de Agosto de 1809, todas aquellas gestiones tendientes al rescate de las libertades de las personas, gremios, asociaciones, pueblos y naciones, que permitan entrever en sus acciones, gestos humanos, sinceros, tendientes al desarrollo común de nuestros participantes, ciudadanos y ciudadanas en general.
Convoco, una vez más, al esfuerzo de todos, para seguir conquistando nuevos éxitos en beneficio no solo de nuestras abogadas y abogados, sino también de la ciudadanía toda. Juntos somos invencibles.