El 31 de agosto de 2012, María Eugenia Carrera Ramírez fue encontrada sin vida en una calle de Pululahua, en San Antonio de Pichincha, al norte de Quito. La noche anterior había salido a festejar un compromiso de cumpleaños en un bar, con unos compañeros de trabajo.

Gissela Ramírez, madre de la víctima, dijo que las causas no se han determinado aún. “Ellos (compañeros) dicen que fueron agredidos, no sé lo que pasó en realidad, porque aseguran que no recuerdan nada, pero mi hija apareció muerta”.

A los seis meses de lo ocurrido, recibieron el apoyo incondicional y la apertura del Ministerio del Interior y de la Policía. “Nos ayudaron en la indagación y están pendientes, junto con nosotros, del caso”.

Durante las investigaciones, las irregularidades y retrasos de las autoridades encargadas entorpecieron la resolución del proceso.

Estos errores motivaron que José Serrano, exministro del Interior, colocara el nombre de la víctima al Laboratorio de Criminalística, ubicado en la avenida Mariana de Jesús, como María Eugenia Carrera. En ese lugar también se develó un busto en su honor, el martes último.

“Para nosotros, como familia, es un gran honor que develen un busto de mi hija, porque el presidente Rafael Correa, cuando le informamos cómo sucedió el caso y el tiempo que se habían demorado en iniciar los trámites, se indignó por la falta de agilidad”, manifestó Ramírez.

Hernán Carrera, padre de la joven, la recuerda como una persona alegre y entusiasta, llena de valores y virtudes. “Siempre dispuesta a ayudar a quienes la rodeaban”.

Su primera hija tiene 34 años, María Eugenia estaría por cumplir 32 años y Naty, de 27 años, la última, se apresta a terminar sus estudios en la Universidad Católica de Ibarra.

María Eugenia Carrera Ramírez tenía 27 años, vivía con una hermana menor  y era originaria de la provincia del Carchi. Por motivos académicos se trasladó a Quito, donde se graduó de administradora gastronómica en la UTE para luego laborar en una empresa hotelera. (I)