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El código orgánico integral penal sanciona la muerte de un animal con 3 a 7 días de detención
El agresor de ‘Oso’ cumplirá 100 horas de trabajo comunitario
‘Oso’, el perro pastor alemán que fue sacrificado luego de sufrir golpes violentos el 27 de enero de este año, no solo era una mascota, sino también era considerado un guardián en el sector por los vecinos de ‘Ciudad Verde’, en Santo Domingo.
Así lo recordó Karola Rosero, su dueña, quien efectuó la denuncia en contra de aquellos que provocaron su muerte, conducta que es reprimida según lo establece el artículo 249 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).
“Iba a llevar el perro a otro lugar, pero los vecinos no lo permitieron, para ellos era como un guardián porque ladraba a los extraños, pero no mordía”, afirmó.
De acuerdo a la normativa, la persona que “por acción u omisión cause daño, produzca lesiones, deterioro a la integridad física de una mascota o animal de compañía, será sancionada con penas de 50 a 100 horas de servicio comunitario. Si se causa la muerte del animal será sancionada con pena privativa de libertad de tres a siete días”.
El artículo 249 del COIP fue aplicado con James C., quien fue declarado culpable por la agresión a ‘Oso’. Deberá cumplir 100 horas de trabajo comunitario; además le impusieron pagar $ 500 más el 25% de un salario básico unificado. Esta es la primera sentencia de este tipo de contravención.
‘Oso’, el único con mancha blanca
Karola Rosero relató que ‘Oso’ fue uno de los 11 cachorros que parió ‘Nena’, otra perrita que también crió. “Era el único que tenía la mancha blanca”.
Ella se mudó a la urbanización ‘Ciudad Verde’ en octubre de 2013, pero en ese tiempo no lo llevó.
Luego, cuando la mascota fue trasladada, solía dar paseos con su hijo menor por los alrededores del sector, y no hubo problemas. Recordó que a finales de 2014 llegó la familia C. y James, quien los visitaba con frecuencia, y entonces empezaron los inconvenientes. “Solo les ladraba”, dijo.
En esos meses hubo reclamos de ellos a Karola Rosero por los aullidos, pero nunca por agresiones. En la tarde del 27 de enero de este año, Karola recibió una llamada informándole que ‘Oso’ había sido agredido de manera violenta.
Al llegar a su vivienda lo encontró mal herido por lo que llamó al veterinario para que lo revisara. El diagnóstico no fue alentador, tenía un ojo perdido, la mandíbula fracturada y el cráneo destrozado.
De acuerdo a los relatos de los vecinos, observaron a James C. cuando golpeó de manera violenta a ‘Oso’, incluso lo persiguió dentro de las residencias privadas.
Las heridas que le produjo el acto fueron tan graves que le practicaron la eutanasia para no prolongar su sufrimiento.
Para Karola Rosero, la decisión de efectuar la denuncia solo tuvo el objetivo de que se haga justicia, pues la situación generó un profundo daño en su familia.
Fabricio Barros, coordinador del Movimiento Unido para la Salvación Animal (MUSA), afirmó que el caso de ‘Oso’ es una muestra de lo que sucede cuando no hay respeto por los animales, porque hay otros similares que la gente no denuncia. “La ley puede ayudar, pero debería ser más fuerte”, indicó.
El activista afirmó que los maltratos surgen como un problema cultural en la sociedad, por lo que es necesario trabajar desde las escuelas. “Es preferible evitar que lleguen las denuncias. Por eso es importante generar conciencia”, dijo.
Para Luis Ávila, asesor de la Defensoría Pública, la sanción del COIP emite un buen mensaje de no agresión a las mascotas.
“Pero la ley también debe reconocer a los animales como sujetos de derechos”, observó. (I)