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El 21% de las adolescentes que tienen enamorados sufre algún tipo de maltrato

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‘Narcisa’, a sus 16 años, fue golpeada por su novio. Ella estaba conversando con un amigo afuera de su casa, cuando su pareja pasó en una moto y al verla con otro hombre se enfureció y no solo que la agredió físicamente, sino que la arrastró por el parque, ubicado a corta distancia de su vivienda, en la ciudadela Sauces,  norte de Guayaquil.

‘Samantha’ fue otra víctima de su conviviente. Ella tiene 15 años y una bebé. Su pareja, casi 7 años mayor, la somete constantemente a maltratos físicos y psicológicos. “Es un agresor en potencia. Ejerce poder y control sobre ella”, explicó una jueza cercana a la causa. Agregó que la víctima cuenta con el apoyo de sus suegros y que el padre del agresor fue quien la motivó a asentar una denuncia, pues está cansado del mal comportamiento de su hijo, que se vuelve más crítico cuando  consume sustancias estupefacientes.

Este año, por primera vez, se investigó la actitud de los y las adolescentes en las relaciones de pareja. Los detalles constan en el Informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef): “Niñez y Adolescencia, desde la intergeneracionalidad. Ecuador 2016”.

Maltrato psicológico, el más común

En el estudio consta que 3 de cada 10 adolescentes entre 12 y 17 años tiene enamorado/a. De ellos y ellas, el 21% sufrió maltrato. Las agresiones físicas, que se registran en un 9% de casos,  incluyen cachetadas, golpes o lastimaduras. El maltrato verbal (12%) es descrito como gritos agresivos y humillación.

Según la Unicef, las consecuencias de la violencia a edades tempranas, son críticas, porque pueden impactar en la arquitectura del cerebro en proceso de maduración. En caso de exposición prolongada a la violencia, inclusive como testigo, la perturbación del sistema nervioso e inmunológico puede provocar limitaciones sociales, emocionales y cognitivas, así como generar comportamientos que causan enfermedades y lesiones.

Zoraya Bohórquez, presidenta de la Asociación de Psicología Jurídica y Forense y especialista de la Clínica Kennedy de Samborondón, indica que el maltrato en relaciones adolescentes es un fenómeno que se está estudiando mucho más en los últimos años.

“A este tipo de agresión se ha denominado violencia en el noviazgo, puede incluir desde las amenazas y el empleo de tácticas de control, poder o dominación hasta las agresiones verbales, físicas y sexual. Cuando se habla de ‘relaciones de noviazgo’ se hace referencia a jóvenes y adolescentes, quedan entonces en un grupo distinto al de las relaciones entre adultos, sean estos solteros, divorciados, separados o viudos”, manifestó.

La violencia es progresiva

Bohórquez indicó que una característica importante es que la violencia en este contexto comienza de forma gradual y progresiva, deben haber ciertas condiciones o factores de riesgo que permitan el desarrollo de este tipo de violencia.

Al principio se presenta como humillaciones, aislamiento, hostilidad con la pareja, gritos y otras acciones que apuntan a mantener el poder y control sobre esta, por lo general esta violencia psicológica es precedente a la violencia física y en el peor escenario la sexual, que no es solo obligar a tener relaciones sexuales, va desde pedir fotos íntimas, tocar su cuerpo o situaciones que representan incomodidad para la pareja.

Pero, ¿por qué mantienen los jóvenes este tipo de relaciones? Ahí es cuando necesitamos revisar los modelos violentos de familia a los que están expuestos, los patrones de conducta agresivos que se muestran a través de los medios de comunicación, del Internet a los que hoy tienen tan fácil el acceso, indicó.

Las creencias que hay sobre las relaciones de pareja basadas especialmente en el amor romántico, los hará cambiar. Que con amor todo se puede, hace que los adolescentes que mantienen una relación violenta, la minimicen, la justifiquen, más aún si las expresiones de violencia son esporádicas, se creen que ya va a pasar, explicó la profesional.

“Algunos trabajos científicos plantean que el consumo de alcohol y drogas dispara este tipo de conductas violentas, así como el estrés psicosocial provocado, muchas veces, por las exigencias de la sociedad o de las familias, otros factores de este tipo de violencia son  los celos y las conductas controladoras, las conductas sexuales, la influencia de otros amigos o amigas que ejercen violencia sobre sus parejas, el maltrato y abuso sexual en la infancia, la exposición a violencia en la comunidad y la escuela, conducta antisocial y alteraciones psicopatológicas”, recalcó.

El psicólogo Eduardo Tigua manifestó que cuando una persona recibe maltratos desde la infancia, puede tener diversas reacciones. “La más común en ellas es la de ‘huir’ aceptando sin mayor análisis cualquier propuesta que le ofrezca salir de ese ambiente hostil. Y, obviamente, trastornos caracteriales capaces de desacomodar la salud emocional y mental de la chica maltratada por el resto de su vida”. En el caso de los varones, sostuvo, pueden llegar a confundirlos en la identificación de su rol en la o las futuras parejas con consecuencias de lamentar. (I)

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