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El criminal italiano fue Condenado a 14 cadenas perpetuas
Donato Bilancia victimó a 17 personas en menos de un año
Dos hechos marcaron la vida de Donato Bilancia, un conocido criminal italiano que asesinó a unas 17 personas entre octubre de 1997 y mayo de 1998. El método, cargado de significado, era siempre igual: obligaba a sus víctimas a arrodillarse y luego les pegaba un tiro en la nuca…
En 1982 su hermano se suicidó, junto con su hijo, lanzándose a las vías del tren de la estación de Génova. Esto le provocó desórdenes mentales que no pudo superar jamás. A ello se le añadió un accidente de coche en 1990, que le causó un coma profundo durante varios días.
Una vez recuperado del coma, comenzó a aficionarse al juego, ganando grandes sumas de dinero, aunque cuando perdía mantenía su palabra de pagar todo lo que debía. En los lugares clandestinos de juego era conocido como ‘Walter’.
En los casinos, Donato contrajo deudas millonarias que lo llevaron a robar a gente conocida, a las que luego mató para que no lo denunciaran. Algunos de los crímenes los habría realizado también como sicario a sueldo de la filial genovesa de un clan mafioso de la Cosa Nostra. Otros crímenes de mujeres habrían sido solo para calmar la ira que le provocaba perder jugando al póker o a la ruleta.
El primer asesinato del italiano habría sido el 16 de octubre de 1997 cuando acabó con la vida de Giorgio Centanaro en su casa, asfixiándolo con una cinta adhesiva. A pesar de lo extraño de la muerte, las autoridades cerraron el caso concluyendo que se había suicidado, ya que no encontraron ningún indicio de asesinato. No sería hasta el arresto del individuo cuando confesaría el crimen, argumentando que Centanaro se burló de él en una mesa de juego.
Tan solo pasaría una semana hasta que volviera a matar. Concretamente, el 24 de octubre de 1997 eliminó a Maurizio Parenti y su mujer Carla Scotto en su casa por las mismas razones que le habían movido a matar a Centanaro, ya que Bilancia creía que ambos eran socios.
Además, Bilancia robó de la casa 13 millones de liras (cerca de 6.500 euros) y otros objetos de valor. A partir de ese momento, el hombre empezó a tener sed de sangre. Tres días después, el asesino entró en casa de Bruno Solari, asesinando a él y a su mujer María Luigia Pitto (después de robar su apartamento).
Las fechorías del criminal seguirían durante esos meses. El 13 de noviembre de 1997 mató a Luciano Marro, un cambiador de dinero que vivía en Ventimiglia, robando 45 millones de liras (22.500 euros), y el 25 de enero de 1998 hizo lo mismo con Giangiorgio Canu, guardia de seguridad nocturno, en Génova. Su único motivo fue vengarse de los cuerpos de seguridad, que lo habían metido en prisión.
Algunas de sus víctimas fueron prostitutas
Después de terminar con la vida de personas sin un perfil determinado, Bilancia empezó a declinarse hacia las prostitutas. Su primera víctima de esta categoría fue Stela Truya, una prostituta albanesa en Varazze. Este suceso fue el 9 de marzo de 1998.
Luego siguieron la ucraniana Ljudmyla Zubskova (18 de marzo de 1998 en Pietra Ligure), y la nigeriana Tessy Adobo (29 de marzo en Cogoleto). Aparte de estas víctimas también figura el asesinato del cambiador de dinero Enzo Gorni, el 20 de marzo, cerca de Ventimiglia.
La única prostituta que pudo escapar de las manos del asesino fue una transexual llamada “Lorena” Castro el (24 de marzo en Novi Ligure). Castro escapó de la muerte y fue a avisar a dos guardias de seguridad (Massimiliano Garillo y Candido Randò), que fallecieron por las balas de Bilancia.
La muerte de la nigeriana Tessy Adobo puso sobre aviso a las fuerzas policiales, que empezaron a encontrar evidencias y conexiones entre el asesinato de Stela Truya y de las siguientes mujeres que evidenciaron que todas las balas correspondían a una sola arma.
Poco a poco empezaron a conocerse más detalles del criminal, gracias principalmente al testimonio de ‘Lorena’ que fue capaz de dar detalles sobre el Mercedes color negro conducido por el asesino y ayudó a elaborar un retrato robot del ‘Monstruo’.
La repercusión en los medios de comunicación hizo que Bilancia repentinamente cambiara de hábitos criminales. El 12 de abril de 1998, en el InterCity entre La Spezia y Venezia, Bilancia asesinó a Elisabetta Zoppetti en el cuarto de baño del tren. Dos días después pondría fin a la vida de otra prostituta, Kristina Valla, y el 18 de abril mató a María Angela Rubino en el tren entre Génova y Ventimiglia.
El ‘Monstruo de Liguria’ se convirtió en el principal tema de los programas de televisión y periódicos, por lo que se redobló la vigilancia en los suburbios y los trenes. Aún así, el 12 de abril, Bilancia robó y mató a su última víctima, un trabajador de una gasolinera llamado Giuseppe Mileto.
La captura y su frialdad
El punto de inflexión de las investigaciones llegó cuando los policías obtuvieron información sobre un Mercedes Benz color negro, que coincidía a la perfección con los datos proporcionados por Lorena. Fue así como se consiguió información del criminal. El temible asesino fue arrestado el 6 de mayo de 1998 en su apartamento de Génova, donde se encontró la Smith & Wesson de calibre 38, con la que mataba. Además de 50 balas.
Bilancia, con total frialdad, relató con detalle cómo había matado a todas y cada una de sus víctimas. El 12 de abril de 2000, la Corte Suprema de Génova condenó a Bilancia a 14 cadenas perpetuas por los crímenes y 14 años más por el intento de asesinato de Lorena.
La infancia del ‘Monstruode Liguria’
Donato Bilancia nació el 10 de julio de 1951 en Potenza, una localidad ubicada al sur de Italia. Cuando contaba con 5 años, su familia se trasladó hacia el norte italiano, primero al Piamonte para recalar finalmente en Génova, en la región de Liguria. Como se orinó en la cama hasta una edad tardía (10 o 12 años, según las fuentes) su madre lo avergonzaba colgando las sábanas por la ventana para, además de secarlas, humillarlo ante los vecinos.
En la escuela era un alumno fracasado que fue expulsado varias veces por agredir a compañeros e incluso a profesores. Finalmente, a los 14 años decidió hacerse llamar “Walter” e irse de casa y probar suerte buscándose la vida, intentando trabajar de lo que fuese.
Se sabe que realizó trabajos esporádicos como recadero, mecánico o camarero. Sin embargo, duraba muy poco en ellos, por lo que recurrió al crimen.
Siendo aún menor fue detenido por robar una motocicleta y, posteriormente se apoderó de un camión cargado de dulces navideños. En 1974 también fue detenido por llevar armas ilegalmente.
Bilancia fue internado en un hospital psiquiátrico en Génova, pero consiguió escapar y se refugió en Francia, donde lo encarcelaron por cometer un robo. Nuevamente lo deportaron a Italia.
Curiosamente, y a pesar de su conducta aparentemente violenta y de sus desórdenes mentales, Donato Bilancia no protagonizó realmente ningún episodio de violencia hasta una edad que los expertos tildan de “muy avanzada”, los 47 años que tenía a finales de 1997.